-No jodas, Carl. Spiderman es mil veces mejor que Batman. -le dije a mi mejor amigo, señalando la pantalla del televisor donde estábamos viendo "Spiderman 2".
-Si tú lo dices. -respondió alzando los brazos. -A ver, voy a buscar algo de beber. -dijo dándole golpecitos a mis piernas para que las baje de su regazo.
Obedecí y èl se levantó del sofá, dirigiéndose a la cocina.
Me senté derecha en el sofá, y mi mente trajo de vuelta ese pensamiento que tenía hace ya varios días:
¿No estoy grande ya para seguir siendo virgen?
Sí, eso era lo que me traía preocupada. Tenía 18 años y aún era virgen, lo cual me traía problemas de autoestima. Ninguno de los chicos del instituto se me insinuaba, ya era el último año y yo era la única que aún no había tenido su primera vez.
-¡TA! -escuché a Carl llamarme y levantè la cabeza para verlo.
-¿Eh? -pregunté distraída.
-Por cuarta vez, ¿vas a querer o no ver otra película? -preguntó antes de beber de su cerveza.
-Ya no quiero ser virgen. -le dije de sorpresa haciéndo que casi escupa su bebida.
-¿Qué? -preguntó tosiendo. -¿Acaso es el nombre de alguna película?
-No, tarado. Me refiero a que sigo siendo virgen.
-¿En serio? -preguntó rascándose la nuca. -Wow, yo creí que...ya lo habías hecho...varias veces.
-Carl tenía algo de fama de mueriego, a sus 18 años ya había estado con muchas chicas del instituto. Cosa de una noche. Y todas decían que era un Dios en la cama.
-¿Con quién? Vamos, Carl. ¿Quién querría acostarse con alguien como yo?
-Ni siquiera soy linda.
-Varios chicos...Y sí eres linda. -dijo mirando al suelo como con ¿verguenza?.
-Gracias, pero no lo soy...Me siento muy fracasada por seguir siendo virgen.
-Mira...-dijo sentándose junto a mí. -Ser virgen no te hace una fracasada y no serlo no te hace mejor persona. Y con respecto a tu aspecto, déjame decirte que eres preciosa. -dijo quitándo un mechón de mi pelo que cubía mi ojo. Lo puso detrás de mi oreja y me miró a los ojos. -En serio, eres preciosa tanto por dentro como por fuera. Cualquier chico que esté contigo y te de tu primera vez sería el más suertudo del mundo...
Iba a abrir la boca para decir algo, pero él subsituyó mis palabras con un beso. Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho. Acarició mi mejilla suavemente y yo ladeé mi cabeza dándole más profundidad al beso.
Lentamente, me recostó sobre el sofá poniéndose sobre mí. Nuestro beso continuò por unos segundos más hasta que se separó de mí.
-Me gustas mucho...-confesó mirándome a los ojos.
Sonreí levemente, pero por dentro tenía fuegos artificiales explotando en mi pecho. Desde los 12 años, cuando conocí a Carl, que estaba enamorada de él. Su sentido del humor, simpatía y belleza fue lo que me atrapó.
-Tú también me gustas mucho...-respondí. -Y...quiero que seas el primero.
-Sonrió emocionado, dando un largo beso en mi mejilla. Me miró a los ojos. -
-¿Segura, amor?
-Más que segura. -respondí y volví a unir nuestros labios.
La verdad, estaba un poco asustada. Pero el hecho de que haya sido él quien me haya dado mi primera vez, me relajaba mucho.