Capítulo 1: Nota personal

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El abrumador calor del sol de Texas nos recibió con los brazos abiertos.

-¿Listo?- preguntó John al bajar del avión. -Claro, Don Juan- respondí al ver como se colocaba sus gafas para sol, rió ante mi comentario y prosiguió a presentarnos ante el que, asumo, era sheriff de El Paso, porque he de decirlo, aquellos agentes que nos interceptaron en el aeropuerto, serían parte de nuestro "equipo", que hasta el momento solo éramos John y un servidor, me enteré que sus nombres eran Matt y Catlin, ¿Apellidos? De momento desconocidos, pero no tardaría mucho en saberlos.

-Una camioneta los esta esperando, los llevará a Cd. Juárez, Chihuahua, del lado mexicano, la comisaria solicitó nuestra ayuda para cerrar el caso- todos asentimos al ver como una mini-van negra se aproximaba. Uno a uno fuimos abordando, la distancia entre ambas ciudades era mínima, estando separadas solo por el río grande, por lo que en menos de media hora estábamos en el destino.

La comisaria era pequeña, los escritorios estaban pegados unos a otros, y relativamente con una pequeña cantidad de personas aquel lugar se llenaba.

Nos guiaron hacia una pequeña sub-oficina al final de la comisaria.

-Aquí se encuentra todo lo que hemos recabado últimamente, no sabemos exactamente como interpretarlo, necesitaremos su ayuda- el acento del sheriff era algo extraño, hasta cierto punto gracioso, y hablaba muy rápido, me tendió una carpeta en donde se encontraban fotos similares a las que John me había mostrado previamente, una ellas me llamó la atención, si bien se trataban de cuerpos mutilados, había algo particular en ellos que me inquietaba. –Aparte de piel, extremidades, y cabello, ¿faltaba algo más?-.

-¿A qué se refiere, Doctor?- preguntó el forense, mismo que acaba de hacer acto de presencia en aquel cubículo, John me dirigió una mirada preocupante, él sabia hacia donde estaba enfocada mi pregunta, y hasta podía asumir que en ese preciso momento estaba pensando lo mismo que yo. –En algunos cuerpos faltaban órganos, un riñón, el hígado, partes de intestino, en algunos casos el corazón, los que sufrieron traumatismo craneal perdieron parte del cerebro, nada que resultara lo suficientemente sospechoso, asumimos estas pérdidas debido a la zona en donde fueron encontrados los cuerpos y a la abundancia de fauna silvestre, incluso tuvimos que ahuyentar a una manada coyotes de un cadáver, antes de que lo devoraran por completo, ¿Hay algo extraño en eso?- sus palabras sonaban tranquilas, incluso en esa situación, o era demasiado ingenuo que no se había dado cuenta de lo tan obvio, desde mi punto de vista, o de verdad no tenia ni la más mínima idea de lo que estaba pasando, tomé las imágenes más relevantes y en las que se podía apreciar más detalladamente la falta de órganos, y las colgué sucesivamente en un pequeño pizarrón de corcho ayudándome de chinchetas.

-¿Pueden percatarse de la falta de órganos?- todos los presentes en la sala asintieron en unísono. –Normalmente los animales salvajes, en este caso los coyotes y chacales propios de la zona, se sientes atraídos por el aroma de la carne fresca o en dado caso del aroma en descomposición, los cuerpos aun no llegaban a ese estado cuando los encontraron y sin embargo la falta de órganos ya existía.- todos escuchaban atentos a mi explicación, trataba de ser lo mas claro y breve posible.

-¿Quiere decir que los cadáveres ya estaban así cuando fueron dejados en el desierto?- en ese momento me di cuenta que de verdad, el forense no tenía idea de lo que estaba pasando. –Efectivamente, doc., solo que hay un pequeño problema con eso- un sonido de asombro se escuchó entre los pocos presentes. -¿Y cuál es ese?- preguntó el sheriff. –El asesino se las esta comiendo- por las caras que hicieron puede entender que no estaban preparados para tal magnitud de respuesta.

-¿Estamos lidiando con un asesino caníbal? ¿Cómo se supone que debemos tomar eso? ¿Cómo esta tan seguro de eso?- las palabras del sheriff trataron de sonar calmadas, pero solo consiguió alterar el ambiente, por un momento pude ver como los demás (y pocos) policías allí presentes perdieron ese pequeño bocado de calma que pudieran poseer.

-Eso dígamelo usted, señor, sinceramente no se como sea el índice delictivo en este lugar, de hecho ni siquiera se como sea del otro lado, pero esto no es normal, ¿Para que quisiera órganos humanos, si no es para ingerirlos? ¿Para decoración? No lo creo, los cortes que hay en los cuerpos, dentro de todo el desastre hecho por los animales, se puede apreciar que fueron hechos con precisión - respondí de la manera mas serena, tratando de calamar el aire de tensión que allí se sentía. -Ustedes analizan asesinos seriales todo el tiempo, ustedes deberían saberlo- contraatacó en respuesta.

-Señor, si me permite, lo que tienen es único, de hecho creo que es algo nuevo para todos, de mi parte nunca he tratado a pacientes con trastornos tan perversos como el canibalismo, no se si los agentes hayan experimentado algo por el estilo- Matt y Cat negaron con la cabeza ante mis palabras. –En ese caso, creo que lo más conveniente sería realizar un perfil lo más pronto posible- las palabras de Cat fueron bastante acertadas, nadie discutió lo contrario, hojas y hojas de información salieron de la impresora, en poco tiempo aquel pequeño escritorio quedó totalmente enterrado bajo tanto papel, que al fin del día no resultó útil, todo era lo mismo, vueltas en círculos que no guiaban a ningún lado, la única información que valiosa que poseíamos era que estábamos al asecho de un potencial caníbal, no teníamos edad, sexo, ni siquiera sabíamos si era estadounidense o mexicano, habría que empezar de cero, entrevistas con familiares, amigos y conocidos de cada una de las víctimas, que cabe destacar, solo eran mujeres. Por la disponibilidad de espacio acordamos trabajar en la comisaría de El Paso, el tiempo corría, y si no hacíamos algo en menos de una semana tendríamos un cadáver más.

Querido Diario (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora