Capítulo 8

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— Deje de hacer eso... —pidió en un hilo de voz, demostrándole que podía hablar.

— ¿Qué cosa? — sonrió, bajando una mano hacía el muslo de la chica, acariciándolo con suavidad.

— Eso. Deje de tocarme — alejó su mano de allí.

— Pero tu lo disfrutas, ¿o no? — río y besó su cuello, haciendo que se estremeciera.

Hawk Moth tomó el rostro de Marinette y besó sus dulces labios, sin temor alguno. Ella abrió los ojos y trato de alejarlo. Esta vez no lo iba a dejar.

Colocando sus manos sobre los hombros del hombre, lo alejó de si.

— Déjeme. — ordenó con voz firme. — No quiero que me toque, ni que me bese. No quiero nada de usted. Váyase... por favor... — susurró, aún manteniendo su postura. Pero...

¿Por qué sentía que hacia algo mal?

...

Adrien regresó a su alcoba, aun transformado en Hawk Moth. Quitó su transformación y suspiró, recostándose en la cama.

“Vas muy rápido.”, se dijo a si mismo.

Y tenía razón. Lo acababa de comprobar hace unos minutos.

«No quiero nada de usted.»

Volvió a suspirar, sintiendo como Nooro se escondía. Con él no podía  compartir los mismos secretos que compartía con Plagg.

Las charlas no eran las mismas...

Despeinó su cabello, cansado de no saber que hacer con respecto a Marinette. Es más, ¿por qué había tenido ganas de visitarla la primera vez?

“Lo mejor sería que te agarrara confianza, ¿no crees?”, le aconsejó su conciencia.“Luego, si quieres, lanzate todo lo que quieras y hazla tuya, si es necesario.”

Adrien enrojeció.

¿Qué demonios pasaba por su cabeza? A caso... ¿quería hacer suya a Marinette?

— ¡Es una niña de 15 años! —se recordó a si mismo, no queriendo levantar mucho la voz para no despertar a la “niña de 15 años”
...

— Disculpe, no vi por donde iba.

— No te preocupes, no pasó nada. — contestó el pelirrojo con el que había chocado. — ¿Estás bien?

Marinette estaba en pánico y con una tonta sonrisa en los labios. ¿Cómo es qué nunca se dio cuenta de que Nathanaël era tan lindo?

Ese día, volvió a ir al trabajo de Adrien. Solo que... esta vez fue con un look muy diferente. El rubio había insistido en cambiar su típico atuendo por uno totalmente diferente para que no sea reconocida y se sintiera más cómoda, también.

Había soltado su cabello y agregado unas cuantas extensiones a este, para que pareciera más largo. Su ropa había sido cambiada por un short azul, en vez de sus pantalón 3/4 rosa; una camisa blanca, dejando a trás su remera floreada y otra chaqueta negra enrollada hasta los codos, que solo tenía cambiado el cuello para que quedara bien con lo demás. No cabe mencionar, los mocasines marrones que usaba en lugar de sus chatitas rosa.

Esto era todo un cambio y esperaba que Nathanaël no la hubiera reconocido, gracias a el.

— Eh... sí. —dijo torpemente, luego de un rato. — Gracias por atrapar mi dibujo. — agradeció, queriendo que se lo devolviese lo más pronto posible.

Cuándo Adrien la dejó en su oficina, Marinette decidió hacer unos diseños que se le habían ocurrido en ese momento.

Fue fácil poder plasmarlos en el papel, cada vez era más sencillo. En un acto de torpeza, el papel salió volando por la ventana del lugar, dirigiéndose hacía la avenida.

Le fue muy complicado poder salir rápidamente, sin ser vista por nadie que le pudiera informar al rubio.

Vio como Nathanaël observaba sus diseños con detenimiento. Ahora tenía demasiado miedo que quería quitarle la hoja de sus manos y salir huyendo de allí.

Lástima que sabía que no iba a ser capaz.

— ¿Cómo te llamas, pequeña?— escuchó que le preguntó de repente.

— Em… Bridgette. Bridgette Cheng.— contestó sin pensarlo. Daba gracias al cielo porqué Adrien le haya inventado ese nombre.

— ¿Cheng? — el pelirrojo levantó una ceja.— ¿De casualidad no eres pariente de Marinette Dupain Cheng? — la cuestionó, notando el cierto parecido que tenían ella y su amor de adolescencia.

— ¡Si! — contestó sin vacilar, golpeándose mentalmente por lo tonta que había sonado. — E-Ella es mi prima.— bajó un poco su tono de voz, intentando sonar normal y dedicándole una sonrisa nerviosa.

“Demonios...”

—Eso explica su parecido físicamente y el de sus dibujos.—rió, sonriendole con dulzura.— Toma. — le entregó la hoja, sin dejar de sonreír, provocando un ligero sonrojo en las mejillas de esta. — Dibujas muy bien, eres igual que tu prima cuando estábamos en la secundaria.

Marinette no dejó de mirarlo en ningún momento. La pubertad le había dado un golpe duro, si era sincera.

Ahora entendía el porque de su sonrojo.

— Entonces... tú eres Nathanaël, ¿no es así? — le preguntó como si no lo conociera.

— Exactamente, pequeña. Me alegra saber que te han contado de mi.

CANCELADA || Esta vez no te dejaré ir... - Miraculous LadyBugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora