Capítulo 4

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Ya había caído la noche y Marinette aún se sentía destrozada.

«Debe ser feo haber sido rechazado por el chico que te gusta, sin que él se diera cuenta.», había pensado Tikki al verla con mirada apagada y sin su sonrisa de siempre cuando el rubio salió de la habitación.

Ahora ambas, portadora y Kwami, dormían profundamente. La criatura rojiza se fue a un cajón abierto, con una pequeña manta que le había colocado la azabache para que no se sintiera incómoda.

De repente, una pequeña mariposa entró por la ventana y se posó sobre la nariz de Marinette, causándole cosquillas. Abrió los ojos lentamente, aún estando un poco adormilada.

— Emm... ¿una... una mariposa...? — se preguntó viendo al insecto con los ojos entrecerrados.

— Perdón por despertarla, joven dama.— escuchó de entre las sombras de la habitación.

— ¿Qui-Quién anda ahí...? — tartamudeo algo asustada. ¿A caso era un fantasma? Esperaba que no porque les tenía miedo.

La voz rió por el nerviosismos y el pequeño susto que sabía que había provocado en la ojiazul.

Ella achicó los ojos, tratando de ver entre la oscuridad de aquél cuarto.

No pudo creer la silueta que vio luego de unos segundos.

— Hawk... Hawk Moth... — susurró con temor.— ¿Qu-Qué haces aquí...? — volvió a tartamudear, algo confundida por su aparición.

— Tranquila, Joven Dama. No soy él Hawk Moth que tú conoces. Yo nunca haría el mal a las personas.— trató de convencerla, sin revelar su rostro todavía.

—¿Cómo puedo creerte si no se quién eres? —reclamó, cerrando levemente el cajón en dónde estaba Tikki, sin que él se diera cuenta.

— Porque tú ya me conoces, Marinette.

— ¿Qu...?

No puedo formular bien la pregunta, por el hecho de sentir una mano tapando su boca y, otra, sus ojos.

De repente, aquella mano fue reemplazada por una tela, obstruyendo su vista.

No quería que viera quién es, todavía.
— Quisiera contar con tu ayuda, Marinette...— le susurra, sacando su mano de sus labios. — Si me ayudas... te recompensaré.—le prometió.

— ¿Re-Recompensarme? — tartamudeó, al sentir la respiración de este en su cuello. — ¿Cómo...? —hizo una segunda pregunta, casi en un susurro.

Él sonrió y, por alguna razón, ella sabía que lo hizo.

— Con algo que te encantará. —respondió con voz seductora mientras acariciando la pierna de la joven.

— Deténgase... — pidió, tratando de alejarla de ella.

— Oh, pequeña Marinette. —rió, acercándose a sus labios.— No puedo hacer eso.  — vuelve a reír, antes de capturar sus labios.

Marinette abrió los ojos como platos, a través de la tela. Trato de alejarla de ella, todo lo que podía. No queriendo ceder. Sin embargo, no pudo seguir luchando consigo misma, aceptando el beso; tornándose apasionado, sin que ella se diera cuenta.

Marinette colocó sus manos en el pecho de este, mientras el tomaba su cintura y la apegaba a él. Besó su cuello y lo mordió con delicadeza, no queriendo dejar una marca. Marinette suspiró

—N-no... — jadeo al sentir como lamía su cuello— No puedo...

Él suspiró contra su cuello, haciéndola estremecer. Se separó de ella y la miró, con la tela aún cubriendo los ojos de la muchacha.

Se veía tan indefensa...

Hizo una mueca y se fue del lugar, volviendo a dejarla sola.

...

—¿Quién es...? —preguntó con pereza mientras tallaba sus ojos con sus manos.

Ya había amanecido y Marinette trató de convencerse de que todo había sido una pesadilla. Pero no era tan sencillo como parecía.

— Soy yo, Adrien. — contestó desde el otro lado de la puerta.

Marinette se sintió estúpida. ¿Quién más podía ser?

— ¿Puedo pasar?— lo escuchó preguntar.

— Claro. — respondió de inmediato, golpeándose mentalmente.

Adrien entro a la habitación con una bandeja entre las manos, la cuál contenía un desayuno.

— ¿Eso es para mi...? —pregunta, con un ligero sonrojo, señalando lo que traía el rubio.

— Así es. —le sonríe. — Te lo traigo porque hoy debo ir a trabajar  y me gustaría que me acompañaras.— miró atento a la chica, esperando una  respuesta.

— Me encantaría. —sonrió— Gracias por el desayuno.—le agradeció jugando con sus pulgares.

— No hay de que.—le sonrió con dulzura. — Te dejaré desayunar y vestirte. En quince minutos nos iremos— le informó para luego salir de la habitación.

...

— ¿Por qué ese señor me dijo que sentía lo de mi prima?

— Es por el hecho de que no puedes verla tan seguido. Solo no le des importancia.

Marinette lo miró extrañado. No estaba muy convencida con esa respuesta pero prefirió olvidarlo y seguir al rubio.

Ya había llegado a lo que seria el trabajo de Adrien. Este había presentado a Marinette como prima de su esposa y uno de los estilistas le dio un pésame a la joven.

Y a Adrien no le gustó eso.

Tanto que se la llevó rápidamente de ahí, hasta su oficina.

Debía seguir guardando el secreto.

— Bien, ahora debo atender unos asuntos sobre mis sesiones de fotos, el vestuarios y demás cosas. — suspiró y la miro con una sonrisa— Puedes quedarte aquí, diseñando algo,  si quieres.

— Y... ¿de quién son estos modelos? — le preguntó observando los diferentes vestidos que modelaban los maniquíes de aquella oficina.

— Los hizo mi esposa. Los hizo antes de irse. — respondió apreciándolos.

— Son hermosos— afirmó observando cada detalle de los diseños exhibidos. De repente, su vista se fijó en uno de ellos. Era un vestido de novia muy similar al que había creado hace unos meses. El vestido de novia que ella quería usar cuando, supuestamente, se casara con Adrien.— ¿Qué hace este vestido aquí? — se preguntó en voz alta, con un tono algo molesto.

Se golpeó, por segunda vez, mentalmente.

— Tranquila. Nunca robamos el diseño de nadie, si es lo que te preguntabas. —trató de tranquilizarla, sabiendo que no le gustaba el hecho de que su diseño esté allí sin su autorización. Aunque ella no sabía que ese vestido, de verdad, lo usó cuando se casaron. — Este vestido ganó un concurso hace años. Como puedes ver, ganó tu diseño. Y..., mi esposa, te lo pidió para nuestra boda. — volvió a mentir. La tercera mentira que le decía.

— Ya veo. Es... es genial que les haya gustado mi diseño.— lo miró, fingiendo su mejor sonrisa.

Oh, Marinette. No sabes como me duele verte así. Si tan sólo supieras la verdad...

CANCELADA || Esta vez no te dejaré ir... - Miraculous LadyBugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora