Capítulo 6

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— Como ves, ahora yo soy el nuevo dueño de la compañía. Aunque sigo siendo el modelo. — ríe, rascándose la nuca.

— Si. Me alegro por ti, Adrien.— contestó, con alegría fingida.

La adolescente y el adulto, caminaban por las calles de Paris. Adrien había insistido ir en su auto, pero Marinette prefería caminar un momento. Así se despejaría de todo, según ella.

Y si, Adrien aceptó su decisión. ¿Quién diría que hasta se deja dominar por una chica de 15 años?

— Esta es nuestra primera parada. — anunció, en un intento de cambiar de tema, deteniéndose en frente de una pequeña, y muy familiar, panadería para Marinette.

— Ese es el logo de la panadería de mis padres... — musitó, examinando el lugar.— ¿Ya no vivimos en la misma casa? — le preguntó confundida, al ver el logo que representó el trabajo de sus padres en otro sitio, y este, mucho más pequeño que el original.

«¿O será qué compraron nuestro negocio...?»

— Nadie compro nada, por si te lo preguntas.—le aclaró, sabiendo que eso pensaba; haciendo que la joven volteara a verlo asombrada.— La panadería creció y abrieron más sucursales.—rió levemente— Son muy conocidos tanto en Paris como en toda Francia.—finalizó el joven con una sonrisa, recordando el logro de sus suegros.

Sí. Sus suegros.

— Que bueno por ellos.—sonrió, feliz del logro de sus padres.

— Sigamos. — le indicó, tal como un guía haría a su séquito de turistas.

— ¿El Hotel Gran Paris? ¿Esta es nuestra siguiente parada?—inquirió con ironía, al llegar a su destino, colocando sus manos en su cadera.

Adrien rió.

— Así es.

— ¿Qué tiene de diferente el hotel? — le preguntó con el mismo tono, extrañada.

— Pues, digamos que ha cambiado de dueño... - contestó, un poco incómodo.

— ¿Ah si? ¿Quién es el nuevo dueño?— le preguntó con curiosidad.

Adrien solo le limitó a mirar hacía otra dirección.

— Pues...

Marinette pensó un momento y entendió que quería decir con eso.

No lo podía creer.

— ¿Es enserio? — le preguntó sorprendida. — ¿Su padre le terminó dando el mando de semejante cosa, a ella? ¿Justo a ella? — sus ojos seguían abiertos como platos, sin dejar de preguntar cosas.

Esto no tenía lógica.

— Si.—rió levemente al escuchar todas las preguntas de la joven y al ver sus expresiones— Pero no está sola.

— Adivino: Sabrina la sigue ayudando, ¿no es así? —ríe, cruzándose de brazos.

— Exacto.— chasqueó los dedos.

«Bueno. Por lo menos no es ella la esposa de Adrien.», pensó con una sonrisa.

Entre risas sobre la situación de Chloé, llegaron a su tercer destino.

— ¿Este es el Puente de las Artes...?¿Y qué paso con los candados? —le preguntó con extrañeza y preocupación.

— Cuando el Alcalde Bourgeois perdió las elecciones, —comenzó relatando— el nuevo Alcalde quitó los candados del puente...—suspiró con algo de tristeza, metiendo sus manos en sus bolsillos.

— Pero... este era un lugar donde los enamorados juraban su amor ¿Por qué destruirlo...? — preguntó angustiada. Si corrompieron este lugar tan bello y simple, ¿qué más cambiaron en el futuro?

— Varios trataron de convencerlo al Alcalde de que deje los candados. ¡Hasta LadyBug y Chat Noir se opusieron a ello...! —le comentó, recordando ese día. Incluso cuando quitaron el candado que había puesto con su esposa.

— Que pena... —le dolía ver ese paisaje tan diferente.

Adrien tomó su mano y salieron de allí.

— ¿Qué más ha cambiado aquí? — le preguntó, jugando con sus pulgares, cuando él soltó su mano.

— Nada más, que sea de importancia.— se encogió de hombros, volviendo a colocar sus manos en sus bolsillos.

— ¿Puedo saber... que pasó con los demás...? O sea, los chicos. ¿Cómo están ellos?

— Alya se convirtió en una famosísima reportera, viajando por todo el mundo; — empezó contándole como está su amiga, recordando su expresión cuando se enteró de que se casaría con Marinette— Nino tiene su propia disquera y ha sido muy reconocido por las mezclas que puede hacer en su computadora; —rió levemente, negando con la cabeza— Alix es...

— ¿Cómo está Nathanaël? — lo irrumpió, queriendo saber como de encontraba su amigo pelirrojo.

Adrien no puedo evitar sentir celos.

Demonios...

— E-Esta es nuestra última parada-anunció el ojiverde, deteniéndose a los pies de la Torre Eiffel; evitando la pregunta de la joven.

Ella lo miró con extrañeza, pero prefirió prestar atención al lugar.

— Por lo menos, la Torre Eiffel sigue igual. — rió con sutileza, apreciando el lugar. — Ya seria el colmo que algo le pase al centro turístico más famoso de nuestro país, ¿no lo crees?

— Si. Tienes razón. — rió levemente, un poco mas calmado. De todas formas, ella terminará siendo su esposa.

"No estés tan seguro de ello, Adrien..."

Este ha sido mi lugar favorito desde siempre, ¿sabes? — la escuchó decir, sacándolo de sus pensamientos.

— Sí..., el mío también...— contestó al cabo de un rato, mirándola fijamente mientras ella apreciaba el lugar.

Oh pequeña y dulce Marinette, ya verás que nadie te alejará de mi lado...

CANCELADA || Esta vez no te dejaré ir... - Miraculous LadyBugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora