(SIGUE NARRANDO STEVE:)
La mañana siguiente fue una de las mejores que había vivido en toda mi larga vida. Me desperté de primero, observando a Sel dormir plácidamente, todavía acurrucada en mi pecho.
Ella era preciosa, tan llena de luz...
Sus facciones relajadas me incitaban a tocar su piel delicada, y volverme a dormir con ella entre mis brazos, como si el mundo a nuestro alrededor no estuviese derrumbándose una vez más. Pese a ello, no quería despertarla, me gustaba tenerla tan cerca, a salvo.
Enredé mis manos en su pelo, su garganta emitiendo un pequeño gruñido ante mi movimiento. La había despertado sin querer.
Sus ojos se entreabrieron, mirándome, y entonces sonrió, volviendo a cerrarlos.
Querría guardar ese simple gesto para siempre en mi memoria.
Buenos días Steve.- Paladeó, suspirando suavemente, apoyándose de nuevo sobre mi torso.- Para ser tan musculoso eres increíblemente cómodo. ¿Qué tal dormiste?.- Preguntó todavía soñolienta.- Yo muy bien, pero todavía sigo cansada.
Y preciosa también.- Susurré, casi sin darme cuenta. Pese a que su pelo estaba enredado entre mis dedos y sus facciones estaban libres de cualquier embellecedor, cada vez que la miraba la encontraba más hermosa.
Sí, preciosa recién despierta, ya me gustaría.- Murmuró, cerrando los ojos cuando mis dedos hicieron contacto con su cara, apartando las hebras de pelo que me tapaban su vista.- No todos tenemos el privilegio de tener ese pelo rubio, ni esos ojos azules impresionantes. Además de tu gran corazón, eres tan guapo que quitas el aliento, Steve Rogers, siempre lo fuiste.- Sus halagos estaban provocando que mis orejas empezasen a enrojecer.
No siempre fui tan alto ni tan fuerte, ya lo sabes.- Me sonrió.
Eso es lo de menos.- Susurró.- Seguías teniendo estos mismos ojos, las mismas cejas, la misma nariz, la misma mandíbula.- Pensativa, repasó el contorno de lo que iba nombrando con su dedo.- La misma boca.- Ella miraba mis labios, y yo los suyos. El silencio cayó sobre nosotros.
Hasta que carraspeó, sonrojándose.
Como ya te dije, sólo te hicieron un poco más grande por fuera.- Y, repitiendo las palabras que ya me había dicho una vez, se levantó de la cama y huyó hasta el baño, cerrando la puerta tras ella.
Exhalando, permanezco tumbado en su cama, sin saber qué esperaba que hiciese. Ella salió del baño minutos más tarde, ya peinada.
Bien, entonces, ¿qué tienes pensado, Steve?.- Vuelve a hacer su camino hacia la cama, tumbándose a mi lado. Inmediatamente la atraigo hacia mí, posicionándola de nuevo sobre mi pecho.
Como bien sugeriste tú ayer podemos ir a tomar algo, o dar un paseo, o...- Nervioso, no sé qué más decirle.
Cualquier cosa está bien, seguro que nos lo pasamos bien.- Me sonríe.- Iremos a un bar a beber algo y después daremos un paseo por la cuidad. Por último, si llegamos pronto a la torre podemos ver una película, si quieres.- No puedo nada más que asentir, aliviado de haber contribuído a crear un plan.- Pues entonces.- Murmura, dejando un rápido beso en mi mejilla que me deja atontado.- Voy a ir a ducharme. Puedes dormir un poco más si quieres.- A regañadientes, la suelto, dejando que vuelva a encerrarse en el baño.
Por América, iba a ser mi primera cita.
Con Peggy ni siquiera había podido llegar a nuestro baile, y antes, nadie quería salir con alguien tan débil como yo. Después de Peggy, hasta que ella llegó no me había visto capaz de salir con nadie, pese a los continuos ánimos de Natasha. Pero por fin había llegado la hora de la verdad.
ESTÁS LEYENDO
Intertwined
RomanceCon la salida a la luz la existencia de una nueva Stark, mantenida en secreto hasta su mayoría de edad, se desata un nuevo caos entre los vengadores, provocados por la terca hija sobreprotegida de Tony Stark y Pepper Potts. Las relaciones empiezan...