2. Los ED, ¿Nueva amiga?

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Estaba acostumbrada a comer todos los días  4 panes, en el almuerzo 2 platos de comida y en la cena lo que sobraba del almuerzo en casa. Ya que la comida peruana es tan deliciosa, era imposible resistirse a comer una ración más de los bocadillos.

No me importaba mi apariencia física, a fin y a cabo pensaba que nadie se fijaría en alguien como yo.

Pero un día en la escuela me paso lo siguiente:

Era medio día, terminaba de almorzar cuando escuché "parece que va a reventar ". Como les dije, soy gorda y al parecer a mis compañeros y maestros les agradaba hacérmelo recordar en cada oportunidad que podían, cada uno con sus frases peculiares. Algunas de ellas que recuerdo eran, "que dicen los cachetes ¿siguen creciendo?", " señorita Higgings usted no es graciosa, usted es grasosa" "Al parecer a nuestra alumna le gusta la comida" o "¿Porqué eres tan cachetona?".

Lo soporté desde primaria y pensaba que podía seguir soportándolo pero ese día no fue así, mis sentimientos estaban frágiles como el pétalo de una rosa y al escuchar eso acerca de mi apariencia, sentí como un puñal que traspasaba mis tuétanos.

Sentía que mis lágrimas estaban al borde de mis ojos, era ese sentimiento de dolor y frustración de lo que era.  Era evidente que tenia ganas de llorar, nadie iba a poder impedirlo y no quería que mis "compañeros" me vieran, de tal forma que decidí ir a los servicios higiénicos.

Entrè al baño y las lágrimas empezaron a caer como cuando caen las gotas en el invierno de la selva. En ese momento recordé las frases, los rostros de mis agresores y cada una de ellas se repetían una y otra vez en mi mente... estaba impaciente y no sabía que hacer. Me sentía llena, por primera vez en mi vida me sentía "gorda".

 Necesitaba sacar la comida de mi estomago, sin dudar y sin ningún temor ingerí mi dedo en mi garganta y comencé a vomitar. No demore mucho tiempo, solo fueron 20 minutos. 

Aunque sentía la garganta dañada, fue algo sorprendente porque sentía un alivio tan dentro de mí...  Tenia los ojos hinchados del llanto y del esfuerzo que hice para que todo el almuerzo saliera.  

Era un inicio, un inicio satisfactorio, había entrado al mundo de los trastornos alimenticios sin darme cuenta.

Al terminar las clases y haber llegado a casa, decidí investigar sobre lo que había hecho. No sabia como me sentía ¿Me sentía feliz o estúpida? 

Aclarè mi ánimo al ver imágenes de las chicas huesudas, y era que me sentía estúpida porque toda mi vida había odiado a las chicas superficiales que cuidan su peso y que cuentan las calorías que comen.

¡Joder! ¡No puedo negarlo! se veían tan bonitas,  por primera vez envidiaba sus cuerpos o tal vez siempre lo hice y fue por eso que las odiaba. Lo que màs me gustaba de ellas era que pueden ponerse vestidos y lucir sus hermosas piernas. 

*No estaría mal si me convierto en una de ellas, tendría a muchos hombres a mis pies y podría vengarme del daño que me hacen cuando paso por las calles o cuando se burlaban por las ropas grandes que uso - dije dentro de mi* 

Sonreí, apagué mi notebook y me acosté♥.

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