5. Un inicio inesperado

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*Una semana después*

No era un día cualquiera ¡Claro que no!

Era nada más ni nada menos, el día que cumplía mi primer mes con Mía.

¡Si! Es notorio que estaba algo zafada, tenía una fecha de relación con Mía (quien lo diría).

Ingresé a la escuela y fui muy educada con "todos" como de costumbre; aunque no me llevaba

bien con algunos, pero igual les saludaba... digamos que son modales que me inculcaron de

pequeña. Y no vayan a pensar que era "hipócrita", porque eso no es hipocresía, eso es

educación.

Pero no quiero discutir ese tema, así que mejor continúo contándoles....

Mi aspecto físico estaba casi normal ya que mi peso no había aumento ni disminuido...

Todo marchaba bien hasta ese momento, en casa nadie se había dado cuenta, en el colegio

mucho menos.

No entraré en detalles de lo que pasó en cada día así que iré al grano.

Cuando salía de los servicios higiénicos, vi a un chico...

¡Si! ¡Era un chico! Tenía una hermosa sonrisa y mostraba mucho entusiasmo, como si de haber ganado la lotería se tratase.

Quedé perpleja con su sonrisa, aquella emoción que me transmitió de tan lejos había

ocasionado un torbellino de hermosos sentimientos en mí.

Quise averiguar más y me acerqué hasta la sala del auxiliar.

-- ¡Señorita Higgings! ¿Qué hace por acá? –me dijo el coordinador académico.

-- Buenas tardes, me dirijo a mi aula -- respondí con una voz temerosa.

Me dirigí a mi aula, y el susto fue pasando. Al llegar me acordé de aquel chico, deseé verlo de

nuevo.

Me perdí por unos instantes en aquel recuerdo, hasta que sonó el timbre del receso.


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