"Decisiones"

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Estaba hecho, necesitaba buscar la manera de decirle a L sobre mi decisión de volar Los Ángeles tal vez en un par de días.

-Buenos días -pronuncio entrando a la cocina.

-Hola, buenos días.

-¿Cómo estuvo tu noche? -pregunto mientras llenaba su taza de café.

-Bien, pude dormir -hable orgullosa.

-¿En la sala?

-Bueno, ni siquiera note cuando me quede dormida.

-Probablemente luego de tanto llorar.

Lo mire con el ceño fruncido, ¿De qué iba todo eso?

-Porque estabas llorando, ¿o me equivoco? -el tono de su voz no era amable ni alegre, estaba molesto sin duda, nunca lo había visto de esa manera.

-¿Ahora no puedo llorar? -levante una ceja irritada.

-Todo el mundo llora -asintió-, por motivos diferentes, pero no recuerdo cuando fue la ultima vez que vi a una mujer llorar porque su ex esposo se murió.

-Bueno, posiblemente en tus casos el ex esposo no había sido Michael Jackson.

-Claro, recuerdo cuantos matrimonios destrozo.

Trague saliva, él no había sido el culpable de nada, la razón no era lo mismo que la decisión.

-Y al parecer aún pretende hacerlo.

Negué un par de veces.

-Él no fue el culpable, él se limitó a mantenerme en la estratosfera, logró embriagar me como nadie más lo hizo, esa fue la razón -bebí de mi café -, aún puede ser lo.

Aspiro molesto, término la taza de café de un sólo sorbo, la dejó a un lado saliendo de la cocina a grandes zancadas. De pronto me encontraba defendiendo de nuevo su postura, así como cuando me creía su apoyo principal, era ahora cuando lo notaba, la rabia, la molestia y todos esos sentimientos negativos se habían desvanecido junto a mi felicidad.

-Hola, mamá -mi niña rubia me abrazo del cuello.

-Hola, cariño.

-Vi al señor Lockwood ir escaleras arriba, ¿discutieron?

-Algo así.

-¿Por mi culpa? -se mordió el labio inferior.

-No -le acaricie la cabeza cuando se encontró sentada a mi lado en la isla de la cocina-. Cariño, ¿Crees qué estoy loca al llorar por Michael?

-¡No! -casi grito-. Tú lo amas, en todo este tiempo no recuerdo haber visto tus ojos brillar como cuando estabas junto a él. 

-¿Brillar? 

-Sí, tus ojos tenían un brillo bastante especial tu sonrisa era muy grande y recuerdo como se miraban el uno al otro, y de pronto nada más existía. Tomaron malas decisiones y eso los separo, pero fueron tiempos realmente buenos. 

Mis pensamientos me llevaron lejos conducidos por sus dulces palabras. Definitivamente había sido un buen tiempo, aún cuando engañábamos a la mitad del mundo, aún cuando a veces debíamos preocuparnos por terceros había sido un buen tiempo. 

-Quiero ir a Los Ángeles. 

Ella se levanto de su asiento estrechándome entre sus brazos. 

-Ben dijo que jamás lograría hacerte volver, en realidad no lo logre pero él no debe enterarse -dijo a mi oído. 

Correspondí a su abrazo sin limitarme en ningún momento, entre sus cabellos dorados mis ojos localizaron un grupo de hojas al otro lado de la isla. Por algún motivo me sentía atraída a ver las cartas recibidas en esos momentos, no era de todos los días tener correspondencia arrumbada, sin embargo me había olvidado de ver todos esos documentos en días anteriores. Cuando nuestro abrazo termino fui hasta donde se encontraban los sobres, pase cada uno no sin antes examinarlo a profundidad para saber si el asunto era urgente. Había recibo una carta para L de parte de un amigo y finalmente en un sobre un poco amarillento con algo para mí. 

JunioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora