« Lo miré fijamente aunque la luz, el agotamiento y el dolor físico no me permitían ver demasiado bien. De no tener a dos personas sujetándome estaría tirado en el suelo de seguro, era una sensación de debilidad tan absoluta que me daba asco.
Mi cuerpo se retorció entre toses... Y dolía, dolía mucho; me dolían tantas partes del cuerpo a la vez que no podía identificar dónde comenzaba y dónde terminaba el dolor. Era un inmenso malestar general que me llevaba al borde de la inconsciencia, pero no me daba por vencido, no cedería del todo, tenía que hacer algo.
- Si aceptara... - volví a toser y está vez pude ver la sangre gotear de mis labios al suelo - si aceptara... - proseguí como sí no hubiese pasado nada - ¿cómo sé que cumplirás? - mi voz era un fino hilo, aunque hacia un esfuerzo inhumano porque me escuchara
- ¡por fin! ¡Palabras sensatas!- gritó casi divertido al escucharme - fácil , porque te lo estoy diciendo - respondió sin más.
-claro... - medio reí entre toses, mi arrogancia llegaba a nuevos niveles - porque obviamente puedo confiar en tu palabra
- es lo único que tienes - se encogió de hombros desinteresadamente y no me dio más razones.
Lo odié por su actitud de mierda y lo odié aún más porque tenía razón, no tenía más opciones. »
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Desperté enojado, con ganas de destrozar todo lo que pudiese y de golpear a todos a quién pudiese.
La sensación de debilidad e inutilidad eran insoportables para mi.
Desde mi conversación con John las pesadillas se habían hecho más recurrentes, llevaba más de una semana durmiendo de pésima manera. Y no es como sí antes de hablar con John estuviese durmiendo muy bien...
Me giré en la cama y al ver la hora me quede atónito. ¿Las 5 de la tarde? ¿Había dormido todo el día?; esto no era normal en mí. Me senté y revise mi celular, sí, esa era la hora. Mierda.
Tenía unos mensajes en el celular de negocios y me pareció extraño hasta que recordé que hoy tenía que ir a casa de Leonor a buscar más piezas. Debía de estar furiosa.
"Zack, ¿vienes atrasado?; no es normal de ti"
"Vienes muy tarde, ¿todo está bien?"
"¿Se te ha olvidado?"
Y el último de hace casi 10 minutos:
"¿Por qué no respondes?"
No se escuchaba furiosa en absoluto, incluso casi podría decir que sonaba preocupada. Una gran sorpresa. Le respondí antes de meterme al baño:
"Me he quedado dormido, lo siento, acabo de despertar. Llegare lo más pronto que pueda a tu casa. "
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Casi una hora después me encontraba tocando la puerta de la casa de Leonor. Me abrió en menos de dos minutos y la mirada que me dedicó me dejó confundido.
-¿Pasa algo? - pregunté incómodo con su mirada.
-Eso te pregunto yo a ti - me respondió haciéndose a un lado para dejarme pasar y cerrando la puerta a mis espaldas - he estado pensando mucho últimamente sí eres un agente en realidad o no... - habló mientras como de costumbre íbamos a la sala y nos sentábamos en nuestros ya casi habituales asientos - debido a que no encuentro ninguna información de ti y no conozco a nadie que te conozca, a excepción del idiota que te dio mi paradero, pero él no es de ayuda en absoluto; sólo tengo mi intuición para resolver mi duda - suspiró y me miró - ¿café, no?
-Si, por favor - respondí aún medio confundido con su conversación - ¿a qué quieres llegar con esto?
-Un segundo, Zack- dijo mientras iba a la cocina- ya llegaré a eso.
Me quedé solo mirando la pared que tenía un tapizado de color crema con destellos dorados, el suelo era de madera clara y en la sala habían dos sofás medianos de color beige que hacían juego y una silla de tela bastante grande y cómoda que también combinaba; entre medio había una mesa baja de dos niveles, vidrio arriba y madera abajo, tenía un jarrón pequeño en la parte de abajo, me dio la impresión de que ella lo había pintado; en el techo habían dos lámparas pequeñas que iluminaban toda la habitación, las cortinas eran de un café muy claro y de tela que parecía muy suave; las paredes estaban llenas de cuadros que al igual que el jarrón me dio la impresión de que ella los había hecho. Y nada más. Era bonito de manera sutil.
