II

123 13 3
                                    


¿Qué hacemos en el techo de un teatro abandonado?, ¿Por qué caminas por el borde?, la serenidad en tu mirada me hipnotizaba, me invitaba y me asustaba. Sonreías traviesamente y saltaste hacia mí provocándome un mini infarto. Caímos, tú estabas sobre mí y me abrazaste riéndote de una manera tan dulce que un escalofrío recorrió por mi espalda, pobre estúpido mi yo de quince años, estaba encadenado a una esperanza que al morir y podrirse me pudrió a mí también. Hablabas y hablabas de ideas locas sobre conspiraciones, te emocionabas, me golpeabas y luego me sonreías como si nada hubiese pasado y yo como un niño embobado te seguía hasta el fin del mundo. Me dolía, aunque no lo notaras me dolía llegar al colegio y disimular que apenas te conocía, verte besándolo, verte abrazándolo, era mi mejor amigo y tu su novia.

No sé dónde estoy, esta tan oscuro. Sólo me quedan recuerdos y por más que le dé vueltas al asunto lo único que aparece en mi cabeza eres tú. Teníamos una promesa, ¿Lo recuerdas?, yo la olvido por momentos, yo intenté borrarte por mucho tiempo. Me fui, viaje por lugares inhóspitos, conocí personas maravillosas, he estudiado lo que más me apasiona y juraba haber llenado el vacío que dejaste al irte. Pero es imposible Verónica, intentaba escribirle al mundo y termine escribiéndote a ti, y eso es porque tú eres mi mundo, lo has sido desde que te conocí. Intento abrir los ojos pero los parpados me pesan y siento el sudor correr por mi cuerpo, ¿o es lluvia?, ya ni lo sé. Recuerdo las fotos en polaroids, estabas obsesionada en tomárnoslas en polaroids ya que las hacían verse más "geniales" según tú. Siempre escribías una frase detrás de la foto y la fecha. Las tengo todas, una parte de ti está allí y eso me mantiene sano los días malos. Nos escapamos a nuestro lugar, pero antes corrimos por el parque. Sujetabas mi mano sudorosa y me arrastrabas a donde quisieses ir. Bailábamos sin música, reíamos sin chiste y volábamos sin alas.

¿Sabes lo que sentí cuando la directora entro al salón el primer día?, las palabras retumbaron en mi cabeza por días, semanas, meses, aún lo hacen. No podía imaginarte muerta, pálida en un ataúd. Siempre fuiste la dulce morena que me irritaba y me encantaba al mismo tiempo. Ese día volví a mi casa un poco más roto, un poco más vacío, un poco más impotente. Al día siguiente era el velorio, un accidente automovilístico dijo Enrique, una vía peligrosa en la que perdiste la vida, ¿Alguien colocó una cruz en tu nombre?, yo deseaba hacerlo, deseaba correr por esa vía para perderme en el mismo sitio y volar a tu lado. Hubiese querido llorar o gritar o tan siquiera mostrar un ápice de dolor pero me resultaba imposible. Mi corazón se había congelado, mis lágrimas aún intentaban asimilarlo. Y así he pasado diez años de mi vida, evadiéndome de aquel día e intentando recordar los anteriores. Luego de lo sucedido recordaba poco, muy poco. Mi cerebro bloqueó sucesos importantes y sacó a flote imágenes que hacían parecer mis momentos al lado de ella como un tráiler patético de una película cancelada. Había una promesa que recuerdo por momentos, había un momento que se escapa de mis manos y estoy aquí sin saber porque corrí tanto, sin saber en dónde estoy, sin tan siquiera poder abrir los ojos y ver como la oscuridad consumirá mi alma.

Enrique ya no era el mismo y lo entiendo, tu mirada no es fácil de olvidar, tu risa aún resuena en mi cabeza pero él al menos tuvo la dicha de besarte cientos te veces, de poder decirte "te amo". Y aunque mi yo joven se reprochaba el no habértelo dicho, ahora sé que te lo grité de todas las maneras que pude y aquel único y último beso sólo fue la consumación de la trágica historia que habíamos trazado. Y no sé si me persigues porque te amé o porque fuiste la primera con quien supe que era amar, si me persigues por cosas del destino o porque fui trazando un norte que me devolvía a ti. Quisiera manchar tu imagen y que se degrade y desaparezca pero mientras más intento buscarte defectos más virtudes recuerdo. Y quisiera parar de correr, porque aunque mi cuerpo esté tirado en el suelo mi alma aún te persigue con toda su ímpetu.


Corría.Where stories live. Discover now