Que raro es todo

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Después de lo ocurrido ya no se que pensar, ni siquiera que hacer con mi vida, todo esto debe ser una broma de mal gusto, un reality show como el de los juegos de hambre.

Tantos cambios y tantos aspectos en mi vida me hacen pensar que algo nuevo se esta maquinando, pero no se donde, ni como se desarrollara.

Aun pienso en las palabras que oí, todo estaba en mi mente como si no fueran ellos los que hablaban.

Me llegan a la mente unas imágenes muy extrañas que reconozco con demasiada facilidad, uno de aquellos episodios del doctor Who que tanto me gustaban, a el le pasaban cosas extrañas como a mi, con la diferencia de que el erá parte de una serie y en cambio mi vida es totalmente real.

Miro el mapa y me fijo en el lugar donde estoy situada, me apetece ir a un sitio cercano para no tener que andar mucho, pero mis ansias de investigar me pueden y decido ir al museo de arte abstracto que esta situado en la otra punta de la ciudad.

Bien que ganas de andar y perder el tiempo, que bien me sale la ironía, es una de mis muchísimas facultades, va, para que nos vamos a engañar, parezco tonta y los que están a mi alrededor se han dado cuenta, no todo el mundo ve en la calle a una chica con tantas ganas como yo, de que le coma el mundo.

Decidido, debo intentar no hacer tanto el ridículo, para ello necesito que la gente de mi alrededor me conozca muy poco, porque sino la mentira saldrá a la luz, si, iré en taxi.

Cuando el taxi para, el conductor me mira con cara de "dame mi dinero o te rajo", alcanzo a mirar el taxímetro, cojo el dinero y se lo doy, ni siquiera le pido las vuelta y el tampoco hace ademán de decírmelo, cierro la puerta me despido de el con un pequeño saludo.

Estoy justo enfrente del museo, ahora que lo veo me parece muchísimo mas grande de como se veía en la fotografía del folleto.

Parece una especie de edificio antiguo hecho por los Romanos o los Griegos, parece una mezcla pero le da un estilo muy curioso y original.

Entro en el recibidor pero paso de pregunta o de pedir un mapa del museo, prefiero explorar. La primera sala a la que entro, esta dedicada a los Egipcios, siempre me a gustado su cultura, parecerá raro pero me gusta como los enterraban y por supuesto las mascaras que usaban,me haría gracia tener una de ellas pero con mi cara, pero lo que mas gracia me haría seria que fuese de oro macizo y piedras preciosas. Si definitivamente me encantaría.

Lo curioso de esta sala es que en el centro ahí un ataúd, ¿será real o será solo un ataúd vació? En el bode ahí unas inscripciones e un idioma que no he visto nunca, y, al ser una sala egipcia seguro que serán jeroglíficos, no se si se pueden tocar los objetos pero como no veo ningún cartel no creo que nadie me lo valla a impedir.

Tiene pequeños relieves, lo rodeo entero y cuando me fijo veo que algunas sean iluminado un poco, solo un pequeño resplandor casi imperceptible.

Yo no soy como las personas de las películas de miedo, se acercan al peligro sabiendo que no van a salir de allí, no, yo no soy así. Salgo de la sala y paso a la siguiente.

Leo lo que pone en el cartel

"¿Qué te deparara la aventura de la antigua Grecia?"

-Como sea como la otra sala seguro que no me deparara nada bueno.

Después de un rato una voz sale retumbando suavemente en la habitación

>No dejes que los sueños te ciegen, no son reales, solo tapan tu verdadera historia, la próxima vez que sueñes, recueda "no som reales <

Después de aquello todo quedo en silencio, una hora después siguió sin ocurrir nada pero me quede pensativa recordando la frase que había oído.

Volví al hotel, cuando llegue me encontré otra vez a Mikel que estaba sentado en el sofá de mi habitación, se me ocurrió una idea un poco descabellada, era contarle a Mikel que le parecían los sueños que tenía.

-Alexia- dijo suavemente Mikel- no te voy a mentir, tus sueños no son reales- añadio después - dicen que los sueños se hacen realidad, pero se les olvido mencionar que las pesadillas también son sueños.

Mas tarde Alexia se tumbo en el suelo a leer, porque una persona inecesaria le quito el sofá.

Mikel al cual le habian dicho que no se acercará, ni que lo querian ver, se lanzo al suelo de una forma inesperada.

El libro calló al suelo y Alexia se asustó.

-¡¿Qué haces?!

-Nada solo me aburro.

- Cosas que hacen los angeles, te vas al baño y te peinas o algo.

-Vale, me voy a duchar.

Se da la vuelta y yo me pongo nerviosa, - como que se va a duchaaaaar- me pongo roja y miro a otro lado, dos minutos después, asoma la cabeza.

-¿Dónde esta el champú?

-En el armario superior de la derecha.

Cierra un poco la puerta y abre el armario, vuelve a abrir la puerta.

-No lo encuentro, ¿me ayudas a buscarlo?

<No me lo puedo creer, tan torpe tiene que ser para no encontrar un champú >

Me levantó  y camino hasta el baño, abro un poco la puerta y veo que esta sin camiseta, me doy la vuelta y cierro los ojos.

<No me puedo creer que no tenga puesta la camiseta, ¿por qué a mi?>

Abro un poco los ojos y le doy el champú.

Él  lo coge, sin abrir los ojos aun me dispongo a salir por la puerta, pero tonta de mi, me choco con la puerta.

Salgo corriendo y el cierra la puerta, al fondo oigo su risa.

DIEZ MINUTOS DESPUÉS........

Se vuelve abrir la puerta del baño , primero sale un vapor al fondo por la puerta como me doy la vuelta y miro hacia el baño, él sale con una sola toalla.

Se le abren los ojos como platos, el chaval, si se le puede decir chaval estaba lo que se podría decir que tenia tableta de chocolate.

Se fue acercando, cuando estaba justo enfrenté de ella le dijo:

-Es el mismo champú que usas tú, huele a ti...

Se fue a dar la vuelta, pero rápidamente se sujeto la toalla, casi se le cae...

Se fue al baño y se puso la ropa.

Bajaron juntos al restaurante del hotel.

-¿Por qué tienes que bajar a comer conmigo?

-Recuerda tengo que protegerte.

Un minuto antes Alexia había hablado con su padre, el cual le había dicho que no tengo nada bien y que no iba a bajar a cenar con ella.

Al llegar a las mesas encontramos una para dos, por desgracia.

Hoy tocaba Buffet libre, yo cogí sushi, lo mas extraño fue que Mikel no cogió nada.

Cuando nos sentamos en la mesa, el se me quedó mirando mientras yo comía, muy disimuladamente cogió dos palillos chinos y cogió uno de salmón de mi plato.

Después de cenar volvimos a la habitación y nos pusimos el pijama.

Me lave los dientes y la cara, cogí unas mantas y me tumbé en el baño.

Me quede dormida.

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