CAPÍTULO 4

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Me tapé las orejas porque oía gritos, pero los seguí oyendo, cada vez más alto. Sabía qué estaba pasando, y sabía qué tenía que hacer. Salí de mi habitación en silencio, tratando de saber de qué discusión se trataba esa vez. Qué más daba, siempre acababan igual. Bajé las escaleras y me puse en medio de los dos. Eso no le hizo mucha gracia, por lo que me cogió del brazo y empezó a apretar. Sus dedos se me clavaban, con las uñas me estaba haciendo heridas. Con la otra mano me cogió del cuello y apretó hasta que no me llegaba el aire, hasta que todo dio vueltas. Quería que terminara pronto. Cerré los ojos.
Me desperté sobresaltado, palpándome el cuello, sudando. Miré el reloj, esta vez solo había dormido cuatro horas. Me fui a la ducha para poder despejarme. Todo esto se estaba volviendo una rutina ya.
A la hora de desayunar llegó Mikel, como siempre, y nos llevó al instituto. De camino, Abby intentó hablar conmigo de la pelea, lo intentaba alguna vez, pero sinceramente no estaba de humor para hablar de nada.
Me pasé toda la clase de historia mirando por la ventana. Pensaba en las pesadillas que había tenido aquella noche y sin darme cuenta me fui quedando dormido, necesitaría como dos días enteros para descansar de verdad, no podía seguir así.

-¡KEITH WELLS!-La voz del viejo profesor Clayton me despertó de golpe.

-¿Qué pasa?-Estaba desorientado, no sabía ni que me encontraba en la clase de historia.

-Si es tan amable, salga a la pizarra a completar el esquema, lo necesitará para el examen, que por cierto, será la semana que viene.

-No me lo sé, no hace falta que me expulse, ahora me voy yo.-Dicho eso salí de la clase, no sin antes mirar al profesor, que me observaba sorprendido, como si ningún alumno le hubiera hablado así en su vida.

Si ahora mismo me encontrara al que pensó que hacer historia a primera hora de la mañana era buena idea, le daría una paliza.-Me dije.

Me dirigía al despacho de la directora, pero unos sollozos rompieron el silencio que había en el pasillo. Seguí el ruido y acabé delante de un baño de chicas, que por cierto, estaba súper limpio, de eso nos encargamos Arya y yo. Se notaba que la persona que lloraba lo hacía con mucho dolor, como si se hubiera estado aguantando y al llegar ahí se hubiera derrumbado. Me debatía entre llamar a la puerta y preguntar a la persona de dentro si se encontraba bien o irme porque puede que quisiera estar sola. No me dio tiempo a reaccionar, la puerta se abrió y salió Arya secándose las lágrimas. Los dos nos quedamos helados, no sabíamos qué decir. Además me fijé que en la mano llevaba una foto, pero no alcancé a ver quien salía en ella.

-Yo, em...Estaba buscando el despacho de la directora.-Dije tartamudeando mientras me retorcía las manos nervioso. No creía que colara pero no quería incomodarla. Sabía de buena mano que había gente que cuando estaba mal lo último que quería era hablar con otra persona.

-Vale, mm..Te acompaño, total, me han vuelto a expulsar.-Me giré y empecé a caminar para que pudiera secarse las últimas lágrimas tranquilamente.

-¿Qué has hecho ya?-Pensé que si cambiaba de tema no se acordaría tanto de lo que la había hecho llorar.

-Nada-Y soltó una risita al acordarse de lo había hecho.-Bueno, solo he desmontado un poco la silla del profesor de filosofía.

-¿Qué?-Me empecé a reir imaginándome a aquella niña con un destornillador intentando separar las patas de la silla de la base para que el profesor se cayera nada más sentarse.-¿A qué profesor tienes?

- Al profesor Tanner.

-Uff, a ese no lo tengo yo en filosofía, pero me han dicho que tiene muy mal humor.

Quiero que me quieras [Wattys2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora