Niebla Purpura

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Sonreí al ver su cara aterrorizada, mientras se revolvía en el asiento queriendo liberarse de mi agarre, obviamente fallando en el intento, escuché sus sollozos y miré como las lágrimas descendían por su rostro, no hay forma de detener el espectáculo.

La pequeña rubia se apuñalo y con aquel cuchillo empezó a hacer una abertura en su torso, comenzó a gritar por el dolor pero no se detendría, sé que está en pánico, rogando a todo lo que conoce por ayuda, sobre todo la de este chico quien se la ofrecería si pudiera pero no lo dejaré.

Mira Bien hasta el final— no permitiría que apartara la vista debe apreciar aquella obra de arte la delicia de la tortura y el descanso que le da la muerte, la sangre salpicó el escenario y aquel vestido que traía, poco a poco todo se llenaba de carmín, con sus manos abrió su piel y comenzó a sacar sus propios órganos dejándolos fuera.

Por favor...de... — ella pedía que me detuviera pero mis intenciones eran otras, mi pequeño Pinee tree nuevamente se revolvió asustado, cerró los ojos al notar que realmente no podría hacer nada por aquella chica, sus labios se cerraron y silenciosamente pedía que aquello terminara para los dos.

¿Quieres que la libere?, entonces pídelo— puso su mirada en mí, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su cuerpo estaba temblando, pareciera que peleaba contra un frio atroz, abrió su boca pero no salió ni un solo ruido, pasó saliva y como un cachorro asustado en apenas en un leve susurro pidió que parase.

Troné los dedos, la cabeza de la chica rubia rodó por el escenario dejando un camino carmín, podía apreciarse como sus párpados se movieron y en un intento de decir sus últimas palabras forzó sus cercenadas cuerdas bucales pero ni un solo sonido, simplemente el movimiento de sus labios el último intento de su cerebro por permanecer consiente.

El silencio lleno la pequeña habitación, Dipper llevo sus manos a su boca y afloje el agarre, estaba llorando ruidosamente, lo vi levantarse, parecía perdido.

Pacifica no...— Se arrodilló aun sin creer lo que había pasado, podría decir que es una escena completamente divertida, comencé a reír sin parar, los humanos son tan hilarantes tan fáciles de matar, y al mismo tiempo esas voluntades que crecen en ellos pueden causar problemas es por eso que esta vez eliminaré a todos los posibles estorbos, no habrá error.

Vi como sus manos se acercaron a la cabeza cercenada apenas tocándola, profesando palabras de disculpa, como si con eso pudiera aliviar el dolor que ella sufrió, lo tome del brazo, todavía falta mucho que hacer, intento zafarse esta vez con más fuerza.

— ¡No!— grito con fuerza.

Deberías saber que es inútil pelear — lo levanté con brusquedad, creo que lastimé su brazo aquel quejido que soltó me lo confirmo.

Que va a...— se interrumpió a sí mismo con aquella pregunta pero sé exactamente lo que quería saber, estaba inundado de miedo, pensó en que sería torturado hasta la muerte como su "amiga", se dijo a si mismo que no quería saberlo que era preferible quedarse en la ignorancia, reí por aquello, la ignorancia efectivamente es uno de los mejores calmantes, pero también puede ser terrible ya que debes esperar para saber que pasará y eso es otra forma de tortura y es lo que pretendo hacer.

No terminarás de preguntar — le sonreí, sé que no me miraba y que simplemente se está dejando arrastrar por mí, solo dejaba salir pequeños sollozos, creo que se ha hecho a la idea de lo que sucederá.

Llegamos hasta una puerta de metal un poco oxidada, la empuje, sentí aún más resistencia de su parte pero no importan sus esfuerzos soy mucho más fuerte que él en todo, lo arrojé dentro, me reí al ver que caía boca abajo, sin embargo no protestó, lentamente se incorporó sin siquiera levantar la vista, chico listo.

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