Hace un tiempo ya que pasó, es difícil siquiera imaginar que sucedió, sin duda cuando creces te das cuenta que las cosas cambian y el cómo miras al mundo es diferente, demasiado para mi gusto.
—¡oh! Miren es el pequeño Gideon— en aquella época ni siquiera me molestaba, era agradable ser adulado, amado, idolatrado, en mi ingenuidad infantil no había otra cosa mejor que eso, sin embargo me di cuenta que era complicado, necesitaba mantener aquella imagen del buen chico, jamás podría dejar el personaje atrás, termino siendo tan asfixiante.
Lo que todos esperan y lo que deseas ser comienzan a interponerse, es complicado, sin duda creo que ese es el mayor de mis problemas, comencé a comportarme como todos ellos querían, después de todo no hacía daño a nadie ¿cierto?, al final me veía beneficiado por mi actuación.
Sin embargo, hubo un momento absurdo durante mi vida, aquello ahora lo recuerdo como un hecho agradable pero en el momento era tan irritante y me desesperaba al punto de que no podía sacarlo de mi cabeza.
Una atracción nueva llamada la Mystery Shack, curioso me dirigí por primera vez a ver aquello, una pequeña casa donde cosas extrañas podían ser vistas, aparatos que parecían sacados de una película de esas de ciencia ficción, pensé que no era la gran maravilla, en casa tenemos un mejor espectáculo del cual yo era el protagonista.
Le reste importancia completamente hasta que lo vi, realmente era curioso Stanley Pines, aquel hombre era realmente lo raro en ese lugar, capaz de engañar y seducir el oído de sus espectadores debo admitir vergonzosamente que la primera vez que lo oí hablar me fascino con sus historias, y llegue a creer una que otra, ahora me doy cuenta que aun creo en algunas sin embargo no me causa tanta contrariedad como en aquella época.
Intento recordar pero no lo logro, exactamente ¿Cuál fue la razón por la que empezamos esa pequeña riña la cual desencadeno nuestra enemistad?, no lo sé en realidad, solo recuerdo que después de eso no podíamos vernos, era un poco decepcionante ya que realmente admiraba al hombre, aunque nunca se lo dije directamente, ahora lo lamento tanto.
—Stanley, sal de una vez y enfréntame— aquel evento me marco mucho y también abrió la ventana al resentimiento que tenía con Dipper, aquel hombre salió con su traje negro, me miro sonriendo como siempre, se sentó en el pórtico y me invito a sentarme, como solíamos gastarnos bromas bastante no lo hice sinceramente pensé que estaba planeando algo malo pero fue diferente esa vez, él solo sonrió.
—Es hora de terminar esto Gideon— su voz sonaba sería diferente a lo que usualmente usaba, su reacciones estaban completamente fuera de lo normal estaba siendo muy solemne y amable, me desconcerté por completo ¿sería una nueva táctica?
Le vi sonreír amablemente—sabes ya soy bastante grande, probablemente no me quede mucho—se acomodo en aquel sillón fuera de su cabaña, y cerró levemente los ojos, por un instante se me hizo un nudo en la garganta, era extraño todo aquello no me agradaba, por un breve momento no quería escucharlo más, tenía una leve idea de lo que diría.
—Tengo dos pequeño sobrinos que tiene una edad cercana a la tuya, son Dipper y Mabel— miró hacia el cielo, me quede parado estático sin saber bien que decirle, simplemente le prestaba atención mientras sujetaba mis manos —iré a California con ellos, han sucedido algunas cosas y ahora soy su única familia—
—Estas diciéndome que te irás— después de ver nuestra interacción cualquiera diría que me pondría feliz. Pero eso solo lo dirían quienes no me conocían.
—Sí, lo siento— dijo con una pequeña cara de melancolía, yo simplemente no sabía qué hacer, estuve tentando a decirle que se quedara, él era el único que logro comprenderme, el único que no esperaba nada de mí, que me dejaba ser yo, sin juzgarme, sin odiarme por ser lo que deseara, aquel niño egoísta y travieso, que no quería preocuparse por nada.
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Artificio
Fiksi PenggemarBilldipp Siempre me dijeron que era un hombre de cuidado pero realmente no lo considere así, los rumores son bastante exagerados la mayoría de las veces, sin embargo otros son simplemente pequeños, aquellos ojos centellantes me causan un escalof...