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-Son las cinco y cuarto- me grita mi hermana desde la habitación de al lado, la verdad es que siempre hemos dormido juntas en la misma habitación, pero desde que hicimos la reforma de la nueva casa, estamos en habitaciones diferentes, será porque como somos dos, casi todo lo tenemos repetido, para tener espacio.
-Ya lo sabía, pero gracias-le grito desde mi habitación. Termino el ejercicio de mates, ¡que divertido!, eso no se lo cree nadie, me levanto de mi escritorio, cojo mis cosas y me voy a casa de Mario.
En el camino me encuentro con unos cuantos niños jugando a la pelota, recuerdo cuando mi hermana y yo corríamos de mi hermano, porque habíamos hecho algo malo y le habían echado la culpa a él.
Llego a la casa de Marcos, llamo al timbre, me abre una chavala, tendría unos 19-20 años, pelo rubio, de estatura media, viste a la moda, parece maja ya que me dedica una sonrisa, me abre y me dice:
-Tu eres la amiga de Marcos,¿no?.
-Sí-le respondo amablemente.
-Él está en su cuarto, es en la planta de arriba, la ultima habitación a la derecha, si no te importa dile que ya he salido.
-Vale, no te preocupes yo se lo digo.
-Gracias- me dice girándose para dejarme a mí dentro de la casa y a ella fuera, me cierra la puerta y yo me quedo sorprendida.
-De nada-digo sola en frente de la puerta.
Me giro, veo una grande sala de estar-cocina,tiene mucho espacio, es tranquila, placida, luminosa, tiene ventanas por todos lados, estas dejan pasar la luz del sol completamente, en frente mía están tres sofales blancos, con una mesita gris en medio de los tres, en frente de estas hay una tele gris de plasma, muy grande, pero que encaja con el entorno, a mi derecha está la cocina, pegado a la pared están todos los electrodomésticos necesarios, juntos a unos cuantos de muebles, en medio de la cocina hay una encimera blanca, con platos, cubiertos, servilletas, flores, y al rededor de esta hay seis sillas.
Subo por unas escaleras blancas, con la barandilla negra, parecen de princesa, "me gustaría pasar por aquí con un vestido bonito".
Sigo por un pasillo hasta que llego a la habitación de Marcos, la puerta está entre abierta, la golpeo, escucho una voz que dice:
-Pasa.
Marcos está tumbado en su cama, con una camisa blanca, unos vaqueros negros y nos zapatos marrones oscuros.
-Gracias-le digo pasando.
Coge su móvil.
-Has llegado 4 minutos tarde- dice sentándose en su cama, ofreciéndome para que me siente.
-A sido por que he estado hablando con tu ¿hermana?.
-A vale si es por eso te perdono-dice mientras pone una sonrisa.
-Me ha dicho que te dijera que ya ha salido.
-Vale, ¿empezamos ya?.
-Ok.
Nos levantamos de la cama, nos sentamos en dos sillas que estan en el escritorio.
-Yo busco la información y tu la escribes, ¿vale?- me pregunta mirándome a los ojos.
-Vale.
Ya llevábamos medio trabajo.
-¿Quieres algo de beber?- me pregunta levantándose de la silla.
-Si, por favor.
-¿Lo que?.
-Me da igual.
-Vale- dice y sale de la habitación.
Su cuarto era espacioso, no era pequeño, pero tampoco muy grande. Su cama estaba en el centro de la habitación, la cama es de matrimonio, con una colcha azul,todas las paredes son blancas, a la derecha de la cama hay una ventana, donde le entra perfectamente la luz del sol, a los dos lados de la cama había unas mesitas de noche negras, con dos lamparas cada una, al lado de la ventana hay 3 skates, "¿le gustará?", o ¿solo lo tiene de adorno?". En frente de la cama está el escritorio, con libros de todo tipo, y a la izquierda tiene un armario empotrado.-¿Te gustan?- escucho como Marcos me hace pregunta, me giro, se ha dado cuenta que estaba mirando sus skates, me giro de la silla, él se acerca con las bebidas, me ha traído un baso de fanta, me lo da, lo acepto, se sienta en su silla.
-Sí, siempre he querido aprender a montar en uno de esos- le digo mientra sorbo de mi vaso.
-Si quieres algún día quedamos y te enseño.
-Trato hecho- nos damos un apretón de manos.
Terminamos el trabajo, nos tiramos los dos en el respaldo de la silla, nos miramos con complejidad y nos reímos.
-¿Te puedo preguntar una cosa?- me dice mirándome a los ojos.
-Claro- le respondo con una sonrisa.
-El otro día en el partido del insti, ¿porqué me mirabas a mi cuando hablabas?- me pregunta girándose hacia mí, hasta pegar nuestras rodillas.
-No se, tu me transmites seguridad, no se es una cosa un poco rara...
-¿Y no te pongo nerviosa?- me dice acercándose cada vez mas a mí, hasta llegar a casi unos centímetros de mi boca.
-No- intento decir con fuerza, pero no lo consigo. Me he paralizado, se acerca mas a mí, cuando lo llaman al móvil.
Se separa de mí, lo coge, está cinco segundos hablando con él.
-Es mi hermana, que no se ha llevado la llave, tengo que abrirle la puerta.
-Ya que bajas, voy contigo y me voy que ya es tarde- le digo, levantándome de la silla y cogiendo mis cosas.
-Vale, si quieres.
Él pasa delante de mí, bajamos las escaleras, abre a su hermana, le dice que la próxima vez que tenga mas cuidado. Ella sube al piso de arriba, yo salgo a la calle, me dice.
-Seguro que sacamos buena nota en el trabajo.
-Seguro que sí, me lo he pasado bien.
-Yo también- se acerca a mi oído- ¡te quedan muchas cosas por descubrir de mí!- se aleja me da un beso en la mejilla, se gira entra dentro y cierra la puerta.
Me doy la vuelta, voy para mi casa, pensando en todo lo que ha pasado hoy.
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Hola, siento no haber podido publicar antes, pero es que ha habido fiesta en mi pueblo, y nos podía faltar.
Aquí en España, donde yo vivo la mayoría ya hemos terminado el instituto, así que ahora a disfrutar del veranito a tope.
No os olvidéis de votar y comentar. Besos.
:* :* :*
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Mi Perfecto Imbécil
Teen FictionMarina es una chica de catorce años con problemas de adolescentes y no son los típicos. Lejos de ser algo común Marina se enfrenta a distintos obstáculos con la escuela, el amor, familia y sus amigos. No es que sus amigos le causen problemas pero si...