-Emily.
Las clases se me han hecho eternas, posiblemente es porque tengo muchos nervios, mis manos no dejan de juguetear y aunque el aula tenga aire acondicionado, siento que no tengo oxígeno... me es difícil respirar.
Doy un vistazo al reloj que está arriba de la pizarra. Faltan 20 minutos, para perder tiempo decido criticar a las personas que están a mi alrededor, por ejemplo, a dos asientos de mi derecha hay un chico que está durmiendo, pero para disimular se ha puesto el libro enfrente de la cara, y a mi izquierda hay una chica que no ha dejado de comer desde el comienzo de la clase.
El timbre sonó y en un parpadeo me encontraba sola en el aula. Necesito saber la verdad de mi familia, necesito aclarar el porque la muerte de mi padre afecto tanto la vida de mi madre e inclusive la mía, pero...confieso que tengo nervios de ver la reacción de mi abuela, temo a que me arrepienta de describir la verdad.
-¿Acaso no piensas salir del aula?- me dice Ruth con demasiado entusiasmo - ¡Vamos, se nos hará tarde!- entra al salón y me toma de la mano.
En el estacionamiento veo a Joshua esperándonos en su coche. En estos momentos me siento tan afortunada de tenerlos como amigos, yo sola me hubiese arrepentido de ir a la mansión de mi abuela.
Durante el viaje aquellos enamorados no dejaban de levantarme los ánimos e implementarme valor para el momento esperado.Por fin hemos llegado- Menciona Joshua- Pero... ¿Estas segura de entrar?
Miro sus rostros y puedo identificar que están igual de nerviosos que yo. Aun que quisiera no estaría bien arrepentirme, ya hemos llegado hasta aquí y se que ellos han tenido que cancelar algunos de sus deberes para acompañarme, como en preescolar nos lo hemos prometido. "En las buenas y en las malas"
-Muy segura.- abro la puerta y les sonrió.-Prometo no demorar.
Camino hací la enorme entrada, toco el timbre y enseguida abre Teresa.
-¡Señorita Emily! ¡Me es muy grato volver a verla!.- Su alegría es tan sincera, es muy claro que en el pasado ella y yo convivimos juntas, ella estaba en mi infancia, ¿porque no puedo recordarla...?
-¡Hola!, yo también me alego de volver a verte.- nos damos un apretón de manos e ingresamos a la enorme casa.
-Le notificare a la Sr. Meminger sobre tu visita.
-Gracias, aunque de verdad te pediría de favor que no lo hicieras, quiero platicar contigo sobre... nuestra infancia. ¿Te importaría si... te quedas conmigo por un momento?
Su expresión era clara, definitivamente no entendía el porque quería hablar con ella. De todas maneras se sentó a mi lado y me prestó mucha atención.
-¿Si, digame, señorita Emily?
-¿Como es que me recuerdas y yo a ti no?.
-Veras, tu madre tu y mi madre fueron amigas de la infancia, ambas eran vecinas también, cuando entraron a la preparatoria tu madre se enamoró de él Sr. Peter. Tuvieron una linda relación pero por azares del destino tu madre había dejado de asistir al Instituto. Mi madre se preocupó demasiado, corrían rumores que la Sra. Carol se había mudado a la mansión del Sr. Peter. En un comienzo mi madre no podía creer en aquellos rumores, por lo hecho de que sabía que tu madre y la Sra.Meminger no se agradaban. Así que en cuanto termino la preparatoria, mi madre decidió trabajar en esta mansión, para volver a estar con tu madre.- para apoyar a su mejor amiga, es por ello que mi madre le tiene tanto afecto. Los años transcurrieron y mi madre se enamoró, para su desgracia mi padre dejo a mi madre a su suerte cuando mi madre le confesó que estaba embarazada. Gracias a la Sra. Carol, mi madre y yo obtuvimos la ayuda económica para pagar el parto en el hospital, ella upo perfectamente que la ayuda por parte de la Sra. Meminger no iba a ser de todo gratis. Como recompensa a su "préstamo" fue que yo me criara sirviéndole a la Sra. Meminger.- Es increíble como una persona haga eso...- En fin, cuando tuve 2 años naciste tu. Fuimos muy amigas hasta que cumpliste 4 años, recuerdo que hubo una discusión muy grande y tus padres se fugaron esa noche. Nunca volvimos a saber de ustedes. Hasta el día de ayer.
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EPIFANÍA
Fiksi Remaja-Emily Y entonces no dejo de pensar que jamas quise darme cuenta de cuanto me gustaba, por el simple hecho de que sabia cuanto sufriría porque él jamás me vería como la única, sino una más de siempre.