Capítulo 17

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Era la hora. Estaban a las puertas de la ciudad de Bella, armados y preparados para la lucha. Bella admiraba el gran portón de la ciudad con añoranza, deseaba saber qué había sido de su padre.

- Mi señor - le llamó Alexandro -, es la hora de que deis un discurso animador a vuestros soldados.

- Gracias por recordármelo mi buen amigo.

- ¡Prestad atención! ¡El rey va a hablar! - gritó al ejército que se reunía a sus espaldas.

- Nobles caballeros y señoritas - comenzó Erik -, antes de nada quiero decir que yo aún no soy merecedor de ese título, aún sigo siendo el príncipe. Pero quiero que sepáis que dirigiré la batalla tal y como el rey mi padre me enseñó, con valor. Y no puedo prometeros la victoria, en verdad no sé lo que sucederá cuando crucemos esas puertas, pero estoy seguro de que habrá sido un honor haber luchado con vosotros en esta batalla por la libertad, ya no sólo de este pueblo, sino también del nuestro. En este momento no se me hace fácil mirar hacia el futuro, pero sin duda quiero que sea una victoria. ¡¿ESTÁIS LISTOS?!

Todos los soldados allí organizados respondieron con un rotundo y sonoro sí.

- Entonces seguidme!

Erik ordenó a su caballo correr al grito de por el rey! y seguido de su ejército entró a la ciudad. A las puertas de la ciudad les atacaron un gran grupo de soldados del bando contrario. Estos venían también armados con armadura y traje negros.

Atacaban a Erik que desde el lomo de su caballo les asestaba unos golpes de espada que los dejaba tirados en el suelo.

Alexandro no se quedaba atrás. Defendía las espaldas de su mejor amigo y miraba como atacaba Gala a los que se la acercaban.

Ella se defendía muy bien y ayudaba a Bella cubriendo sus espaldas. La princesa también dejaba a sus enemigos en el suelo con sus ya ensayados pasos y golpes.

Apenas quedaban unos pocos enemigos en pie. Cuando todos estuvieron en el suelo, se pararon a decidir a dónde dirigirse.

- No creo que esto sea todo Erik - dijo Alexandro con un poco de preocupación.

- A qué te refieres? - preguntó Bella.

- Creo que seguramente este no sea todo el ejército. Que nos tienen preparada una emboscada - añadió el capitán.

- Opino igual - dijo el futuro rey.

- Y entonces, qué haremos? Nos dirigiremos al palacio? Creéis que estarán allí? - preguntó Gala.

Bella no lo aguantaba más. Desde aquella noche en la puerta de sus aposentos ella ya no la veía igual. Cada vez que la miraba sentía que era un personaje, una persona muy falsa.

Se llevaba aguantando las ganas de confesar varios días, y no podía más.

- Bueno...creo que tú deberías saberlo - dijo Bella sin mirar a Gala.

- Qué? Por qué dices eso? - dijo ella inocente.

- Oh vamos! No te hagas la tonta! Sabes perfectamente que te oí en la puerta de tus aposentos hablando con otro hombre sobre una traición a tus amigos.

- Qué traición? Sabéis que yo nunca os traicionaría - dijo con los ojos aguados.

- Ahora llorarás? Qué buena actriz eres! Hasta yo me creí el cuento de niñita huérfana que contaste.

Esas duras palabras de Bella hicieron recordar a Gala su pasado: en la calle con frío y el estómago vacío. La chica comenzó a llorar.

- Bella! Has sido muy dura! - le reclamó Alexandro acudiendo a consolar a Gala.

La Princesa Perdida #Wattys2016 #ConcursoMejoresTemas {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora