Primera Parte // Capítulo 2

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La alarma de mi despertador comenzó a sonar y la apagué inmediatamente, ya tenía un buen rato despierta, a decir verdad no se me daba muy fácil eso de dormir las ocho horas correspondientes, los días buenos tan solo llego a las cinco horas seguidas sin despertar; sin embargo, a veces me hundía tanto en mis pensamientos que perdía la noción del tiempo, y por eso necesito mi alarma.

Revisé mi teléfono al igual que todas las mañanas, no tenía ningún mensaje, eso era extraño, fue entonces cuando recordé la extraña llamada de la madrugada. Decidí agregar el número en mi libreta de contactos para poder ver su perfil y obtener alguna información de su identidad.

~L: ¿Hola?

~Anon: Lamento la llamada de anoche. No era mi intención.

~L: Descuida. ¿Te conozco?

~Anon: Conocer a alguien es algo muy profundo.

~L: Vale. ¿Te he visto alguna vez? ¿Cómo conseguiste mi número?

~Anon: Sí. Amigos en común.

~L: ¿Cómo te llamas?

Estuve esperando respuesta, pero en vista de que no había ninguna, deje mi teléfono en la mesita de noche y me dispuse a ir al baño para tomar una ducha, luego de eso me vestí con lo primero que encontré y me maquillé un poco, cuando estaba casi lista escuché el tono de notificación indicándome que tenía un nuevo mensaje.

~Anon: Depende.

¿Depende? ¿De qué depende? Es sólo un nombre, me molesta que intenten hacerse los misteriosos, ¿Para qué me escriben si no van a mantener una conversación normal? Esperen, yo le escribí.

Releí la corta conversación y noté que la persona que me escribía estaba siendo bastante formal, lo cuál podría indicar que no mentía cuando dijo que su llamada fue accidental, tal vez esta persona ni siquiera quiere hablar conmigo. Por alguna razón ese último pensamiento me molestó.

~L: Esto se torna aburrido.

~Anon: Entonces hasta la próxima.

~L: Espera, ¿Cuál es tu nombre?

~L: ¿Hey?

~L: ¡Hey!

Gruñí hacia mi teléfono y luego lo guardé en mi bolsillo, estaba lista para ir a la universidad. Llamé a Sebastián para saber a qué hora estaría en el campus y para mi sorpresa ya estaba ahí. En nuestra universidad hay dormitorios asignados para cada estudiante, pero también teníamos la opción de ir solo a estudiar y seguir con nuestra vida en nuestros hogares, aunque no muchos elegían esa opción.

Yo sólo seguía en mi casa porque estaba esperando que mi madre terminara de darme el dinero necesario para poder estar por mi cuenta en la universidad sin necesidad de manejar una hora y media para poder tener dinero para comprar el almuerzo. Tenía la sensación de que lo que me decía acerca del banco retrasando su préstamo era solo una estafa para que yo viviera al menos unas semanas más en la casa. Sé que ella no me quería dejar ir, a pesar de que nuestra relación no era la mejor. Después de todo, yo era lo único que le quedaba desde que mi padre se fue de la casa y se llevó a mi hermano con él.

Miré la hora y ya estaba retrasada, solo me quedaba esperar que no hubiese mucho trafico, para poder tener un tiempo de chequear mi horario de clases y el dormitorio que sería asignado para mí. Sebastián ya tenía un año estudiando en la universidad, así que iba a ser más fácil adaptarme con él como mi guía.

Vienna {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora