Querido tú:
Se que estás al otro lado de esta pantalla, y te preguntarás: ¿por qué diablos se refiere a mí?
Pues, hoy te estoy escribiendo a ti.
Y no sé muy bien qué decirte, pero quiero hablarte.
Se que tus días últimamente no son nada fáciles, que sueles atinar a tirar la toalla ante cada circunstancia por que estás cansado de fracasar.
Pues, no te culpo.
Al igual que tú, lucho con esta personalidad que teme del fracaso e intenta, pero cuando ya todo lo supera quiero rendirme.
Pero el secreto es que no está mal, en absoluto. No está nada mal.
Querer renunciar no es algo condenable, por que de verdad tal vez tu felicidad no se encuentre allí.
Tienes miedo de ser señalado y víctima de esa absurda manera en la que el mundo está consumiéndose, el cotilleo.
Fijarse que lo que el otro hace es bueno, malo, horrible, indecente.
Pero no tengas miedo, muchas veces hay que ser valiente para dejar eso que nos hace mal.
No todos tienen la fuerza para hacerlo.
Mi querido amigo sin rostro, yo quiero que tú tengas confianza en ti mismo, no te conozco, pero puedo acompañarte con mis palabras.
Tu puedes envolverte en ellas y convertirlas en tu fuerza, en tu guía, en tu compañía.
Te las obsequio son tuyas. Haz lo que quieras con ellas.
Sólo te recuerdo que aunque sientas que la soledad te consume, que la vida rutinaria ya no tiene sentido, que estás perdido, que no hay motivo para que sigas esforzándote. Tú puedes con todo.
Por algún motivo que la vida no puede explicar aún estás aquí, eso significa que de alguna manera tienes algo pendiente en este mundo, tal vez no sea increíble o extraordinario para ti.
Pero tal vez es algo extraordinario para alguien más, ¿quien sabe? Tú no puedes ver ahora, por que la oscuridad te ha cegado, pero será aquella persona llena de luz, la que tienda su mano y te saque de ello.
No temas de sujetarte con fuerza, no temas de vivir.
Por que nada es tan mal, ni nadie puede hacer tanto daño.
Haz cosas buenas por el mundo, se fiel a tus valores, sonríe.
Abrázate a las cosas lindas que te ofrece la vida....
¿Tienes miedo? Enfréntalo.
¿Quieres algo? Lucha hasta conseguirlo.
¿Amas a alguien? Deja que tú corazón hable por ti.
¿Necesitas ayuda? No temas de pedirla.
Cada quien alcanza la cima y permanece en ella dependiendo del esfuerzo al que se ha sometido para conseguirla.
Trabaja duro.
Recuerda que cada día es un nuevo comienzo, y cada error una nueva experiencia.
Lucha hasta que el último grano de arena pase por el reloj de la vida.
Ten paciencia.
Lee éstas palabras siempre que sientas que tus fuerzas flaquean. Recuerda que allá afuera hay un reto que te espera... y sólo tú puedes hacerle frente.
No te rindas!
Todo pasa, todo se alcanza.
Siempre contigo.
Yo.
