Capítulo VI: "Libros y Llaves"

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" Libros y Llaves”

-Jeremy… -fue lo único que se me ocurrió decir.

-Necesito que hablemos – sentenció tajante. Esta vez no pude esquivarlo y lo invite a que entrase.

La situación era sumamente incomoda ya que ninguno articulaba palabra alguna. Yo solo me limitaba a picar, freír y mezclar, él solo observaba. Su rostro estaba más sombrío que antes de despedirnos. Se lo notaba tenso y desestabilizado.

Demonios, era obvio que su anterior comportamiento se debía a que algo se estaba reservando algo que le inquietaba. Seguro que debía de tener cientos de miles de preguntas. El problema es que desconocía completamente que es lo que él había visto. Opté, ante esa incertidumbre, hacer como si nada malo o atípico hubiese ocurrido.

Serví el salteado que había preparado. La imagen me resultaba irreal, no estaba acostumbrada a tener compañía en la cena. Y la cosa se tornaba más perturbadora, por el hecho de que me sentía expuesta.

Cuando el silencio amenazaba con tornarse insufrible, Jeremy habló.

-Cocinas bien… - comentó intentando sonar casual para relajarse.

Yo solo asentí.

Él tomo una bocanada de aire, que soltó bruscamente.

-mira… - comenzó, yo me acomode mejor en la silla. – no sé muy bien que fue lo que te pasó… solo sé que… que – se notaba que era grande el esfuerzo que hacía para poder expresarse. Yo tenía razón, si leyera mas podría poner en pocas palabras que era lo que le inquietaba.

-Estoy bien… - apunté rápidamente – y eso es lo que importa – intentando esquivar el tema – ya pasó, fue un momento de estupidez, nada más…

Él arrugó el entrecejo. Aunque su mirada apuntaba hacia mí, solo miraba al vacio. Estábamos enfrentados y separados por la pequeña mesa redonda que tenía en medio de la cocina.

-pero tú… - repuso más confundido; al parecer una batalla interna de cordura se había librado en su interior – tú estabas realmente inconsciente…

-Probablemente, pues me caí… - intenté acomodar las ideas, y un escalofrió invadió mi cuerpo al sospechar que tal vez Jeremy vio algo más que todos los demás, ya que fue él quien me socorrió, el que estaba cerca. Me tensé ante la idea de que haya visto más de lo debido.

-Lo sé… pero además…

-Además ¿qué? – inquirí tajante.

Suspiró.

-En los partidos de futbol estamos acostumbrados a las lesiones, ya sabes… – comenzó a explicar – y nunca olvidare un partido, realmente trágico, - hizo una mueca de sufrimiento - en el que un compañero se desnucó de una tacleada violenta y murió al instante… - recordó denotando cierto pesar.

Abrí los ojos por la sorpresa, ya lo había captado. Tragué saliva.

-Emily, tú…

-Me desnuqué… - terminé la frase. Él asintió con un gesto de azoramiento.

De pronto algo me llamó la atención.

-¿por qué no lo comentaste? – indagué. Este se sorprendió ante mi pregunta. Se irguió en la silla incómodo.

-Pues, no creí que fuera lo más oportuno – repuso como si fuera algo obvio; y de pronto su rostro endureció, cual niño al descubrir que había tomado la decisión incorrecta. Sus ojos se enturbiaron por la aflicción.

Emily "Historia sin limites"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora