Lograste ser fuerte.

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Hoy es Jueves. Ya mañana Budo y Amai estarán juntos como se supone que debe de ser y lo más probable, es que la siguiente semana Taro tendrá la confesión de una chica y este le aceptará.

-Ya mañana, Budo-Kun... ya mañana te declararás a la presidenta del club de cocina... ¿puedes creer que todo pasase tan rápido?- dijo con cierta melancolía.

-Me gustaría que por lo menos me mires a los ojos cuando hablas... Aya-Chan, ¿te encuentras bien?

-Yo... sólo estoy un poco enferma...- se justificaba Ayano, pero había una razón más fuerte que ello para no verle a los ojos, como la tristeza de saber que ya nada sería lo mismo de antes, ya no lo tendría a él -Budo-Kun...

-¿Si?

Ayano estuvo apunto de soltarlo, de decir: "he matado a dos chicas y por mi culpa se suicidó otra y todo por el amor de alguien que no conozco porque nunca he tenido el valor de hablarle y si no fuera porque me mandan información de él a cambio de bragas de chicas que debo de tomar, a penas y sabría su nombre, pero eso no quita que mi obsesión por tal persona, el cual supongo ya sabes de quien hablo, haya incrementado a tal punto que haya querido arrasar con la vida de casi todas las chicas del instituto...  También entré al club de artes marciales sólo para poder librarme sin esfuerzo de las personas que se me hacían un estorbo para alcanzar lo que tanto quería, engañándote a ti y a los chicos... ¡pero hey! he cambiado en este mes y pido tu perdón, juro que no lo volveré a hacer... y me gustaría estar a tu lado desde hoy y siempre" 

-Yo... iré un poco tarde al club, tengo que hacer unas cuantas cosas en el salón...

Pero no lo dijo.

En primera porque si se lo confesaba, lo dañaría. Saber que fue utilizado para un fin cruel, que sus enseñanzas serían tomadas de la peor manera... ¿que haría? había dos opciones: Uno: Entregarla a las autoridades y ganarse su infinito desprecio y esto no podría soportarlo. Dos: Aceptarla y fingir demencia, cargando con ella la cruz de sus pecados. Esta era la opción menos creíble, pero si pasara, Ayano no podría con saber que se está llevando a alguien que no lo merece a su desgracias. Y en segunda: sus padres. Si estos se enteran ¿que pasaría? su padre quedaría desbastado al ver que su hija, la que dijo que no seguiría con esto, ya ensució sus manos con sangre ¿y su madre? no diría nada, solo miraría a su pobre hija muriendo por la culpa y la tristeza. No lo confesará nunca. 

-¿Sólo eso querías decirme?

-Si... ¿esperabas algo más?

"Pensé que me ibas a detener..."

-No... nada.

Budo se sentía extraño, no creía que todo acabase tan rápido, no sabía porqué por un instante deseó que Ayano lo parase, tal vez extrañaría los momentos en que Ayano se ponía roja de la ira cuando sus planes de alejar a sus enamorados uno del otro fallaba, o la forma en la que ayudaba en el club, su sonrojo cuando este decía tonterías cuando iban o venían del instituto, pero al menos tendría su presencia en las horas del club.

Cuando Ayano llegó a la escuela lo primero que hizo fue correr hacia su salón,  no se despidió de Budo y no saludó a nadie, fingió estudiar y así estuvo hasta la hora del descanso, donde se dirigió al club de artes marciales con solo algo en mente: Abandonarlo.

"¿Cómo fue que en un mes me pudiera pasar de todo? ¿cómo fue que en un lapso tan corto soy otra persona de la que fui toda mi vida? ¿Qué es lo que soy en realidad?" Ayano se preguntaba mientras caminaba hacia el club, el Martes se cumplieron 4 semanas desde que Ayano inició una etapa nueva en su vida y de la cual no tenía ni la menor idea que había entrado hasta muy tarde.

Senpai, senpai... ¿sensei?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora