Recuerdo que al entrar a primer año estaba muy nerviosa y algo asustada. No conocía a nadie, nadie me conocía, hasta que ese chico de cabello llamativo y piel pálida entró al salón.
Mi cara se iluminó y una luz de esperanza había aparecido en mi mente, no estaría sola. Sonreí y levanté la mano para llamar su atención.
-¡Stuart!- lo llamé.
El chico me miró y sonrió de inmediato.
-¡Lesra!- casi corrió hacia mi y colocó su mochila en la silla frente a mi mesa. -No pensé que nos tocaría juntos, ¡Es increíble! Pensé que regresarías a Irlanda al terminar el año pasado...
-Así fue...- miré por la ventana. -Pero mi padre se dio cuenta de que había hecho toda mi vida aquí, y que sería injusto arrancarme de Inglaterra por su orgullo Irlandés.- lo miré y sonreí. -Así que regresamos.
El sonrió de vuelta y me abrazó. Estamos hablando de 1990, cuando acababa de cumplir los 11 años y también, acababa de ingresar a la secundaria.
Stuart Pot había sido mi amigo desde los cinco años, lo conocí cuando entramos a la primaria y a partir de ahí nos volvimos inseparables.
Era raro ver a un niño y una niña jugando juntos sin ser hermanos, más aún a un Inglés y una Irlandesa, pero básicamente nos habíamos criado juntos y reciprocamente éramos los únicos amigos que teníamos.
-Oye, Lesra... Tienes muchas manchitas naranjas...- dijo mirando mi rostro con el ceño fruncido.
-Síp.- le di una mordida a mi sándwich. -Mi mamá dice que se llaman "Pecas".
-Oh... ¿Y por qué yo no tengo ninguna de esas?- me miró con curiosidad.
-No lo sé.- volví a morder mi lunch.
-Mmh... ¿Tú por qué las tienes?- le dio un sorbo a su jugo.
-No tengo idea...- mordí mi emparedado y luego bebí mi jugo. -Pero mi papá dice que es porque mi mamá, mi abuela y él tienen pecas
-¿Y eso qué tiene que ver?- preguntó mientras guardaba su lonchera en su mochila.
-Es la misma razón por la que tu tienes el cabello negro y lacio como tu papá y tu mamá.- expliqué, aunque no estaba muy segura de ello.
-Pero no todos los pelirrojos tienen pecas.- observó.
-No, por eso los pelirrojos que sí tenemos somos especiales.
-¿Por qué?- levantó una ceja.
-Mi mamá dice que nos hace ver bonitas.- presumí.
-Pero tú tampoco eres muy bonita que digamos.- dijo mirando al cielo.
Fruncí el ceño y lo miré molesta.
-Sí lo soy.- aseguré.
-Ah-ah- negó con la cabeza y me miró. -Tu piel es muuuy blanca, como la leche y tus pecas parecen trozos de galleta mojados que flotan en ella... Eso me da asco.- admitió sin darse cuenta de que me ofendía. -Tus ojos son muy saltones.- me miró. -Y son verdes, el verde es mi color menos favorito de todos.
-¿Menos que el café?- inquirí.
-Menos que el café.- aseguró. -El chocolate es café, y me gusta mucho el chocolate... Además no tienes cejas, ni pestañas, y eso se ve raro.
-¡Sí tengo! ¿Ves?- pasé sus dedos por mi frente para que sintiera los vellos.
-Mmh... Sí, pero no se ven, así que no cuentan.- aseguró. -Y tu cabello...- miró mi cabello detenidamente. -Tu cabello me gusta, es anaranjado como las mandarinas, y su forma es muy divertida, me recuerda a un león, un león salvaje, como tú.- sonrió.
-¡¿Qué?!- me quejé. -¡Yo no soy un león salvaje!- le arrojé el pan de mi sándwich.
-Un león no, pero salvaje sí.- sacudió las migajas de su uniforme.
Ese niño amable había herido mi frágil ego de niña de 8 años en un sólo recreo, refutó todas las razones por las que según mis familiares yo era bonita... Excepto mi rizado y desordenado cabello, aunque su cumplido no fue el mejor.
Al entrar a secundaria encontré una manera de vengarme de él...
-Hola, enano.- le sonreí mostrándole todos los dientes.
-No me digas así, soy más alto que la mayoría de niños.- hizo un puchero.
-Aún así, yo soy más alta que tú.- me burlé parándome junto a él. Me llegaba a los ojos.
-Eres más alta que todos.- alejó mi mano de su cabeza.
Era cierto. A mis doce años yo medía 1.60 mts, siendo que la mayoría de niños y niñas de mi edad no pasaban del 1.50
Claro que mi alegría no duró mucho...
-Además tu eres plana.- me señaló.
-¿Qué?- lo miré.
-Sí, Catherine, Ellen y Sophia ya tienen pechos, y tú no.- me miró con diversión.
-¿Y por qué debería importarme? Estoy más cómoda así.- palmeé mi pecho. -Además no deberías verle los pechos a las niñas.- y le di un coscorrón.
Y luego se esfumó.
-¡Deja de crecer, desgraciado!- le grité mientras empujaba sus hombros hacia abajo con todas mis fuerzas.
-Oye, no es como que lo controle a voluntad.- apartó mis manos de sus hombros.
-En serio, Pot, tú solías ser un enano.- lo miré levantando un poco mi rostro.
-Jeje.- rascó su nuca un poco apenado. -Ya ves, la vida da muchas vueltas.
-Pero no es justo.- me crucé de brazos.
-Karma.- palmeó mi cabeza.
Eso fue cuando cumplió quince años.
Entonces ya me sacaba media cabeza de ventaja.
Pero no se conformó con eso, siguió creciendo... Mucho.
~~~
Hola, changuitas :D
(Estoy sola TT^TT)Como pueden ver, este capítulo es un poco más largo e incluye un poco más de lo que es la infancia de nuestros protagonistas.
Perdón si los confundí con las edades y fechas (me adelanté y regresé mucho, jeje), pero de eso trata la historia... No de confundirlas, sino de que presten atención a los detalles ;)
Sin más por el momento, tal vez al rato suba más.
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El Chico De Mis Sueños || 2-D Y Tú [GoRiLLaZ]
Ngẫu nhiênStuart Pot, mejor conocido como 2-D, vocalista y tecladista de la banda "GoRiLLaZ" y Lesra Mills son viejos compañeros de clase y amigos de clase que no se han visto desde hacía mucho tiempo gracias a malas amigas, venganzas terribles y duros accide...