Capítulo 3: El fin

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En cuanto le bote las llaves a Christian, éste subió donde estaba el auto que iba pasando, llegó arriba y no era nada más ni nada menos que un policía, el policía se bajó y le preguntó que qué le había pasado, Christian inventó que las llaves se le quedaron adentro y cerró con seguro y había quedado afuera, el policía lo ayudó y lo llevó en su vehículo, el policía le dijo...
-¿A dónde te diriges?
-A la casa de Susana, la hija de Ben
-¿A la casa de Ben y Susi?
-A esa misma casa
Lo llevaba a esa casa
Mientras tanto, yo, aún atrapada en la puta camioneta... El río que estaba a un costado de la quebrada por donde caí, rebalsó, el agua corría peligrosamente hacia mi camioneta, me desespere, el agua me tapaba hasta la cara.
La camioneta comenzó a ser arrastrada por el agua y se acercaba a un acantilado, empecé a mover mi pierna y con la ayuda del agua, el asiento cedió y mi pierna logró ser liberada, salí rápidamente, nadando, la camioneta cayó y nade a la orilla.
Caminé un par de metros y llegué a una casa, tomé un palo y lo usé para apoyarme ya que mi pierna estaba dañada. En cuanto me acerqué a la casa, escuche gritos pidiendo ayuda, guardé silencio y escuché la voz de Christian, al parecer tenía a una chica atada. Enfurecida empecé a caminar, para llegar a la casa, ayudarla y tomar venganza, di un par de pasos y el palo que estaba usando como apoyo activó una trampa de osos, ¡la casa estaba rodeada de trampas de oso!, saqué el palo de esa trampa y empecé a tocar el suelo con éste, para asegurar el terreno, llegué a la puerta principal de la casa, entré y estaba el oficial colgado de los brazos, sin ropa, totalmente desnudo, con cortes severos en el abdomen, clavos enterrados en los ojos y su pene había sido extirpado. Caminé y llegué al comedor, habían 2 personas adultas, un hombre y una mujer, ambos con cortes en la cara y un cuchillo enterrado en el corazón, al parecer se trataba de Ben y su esposa Carmen y su hija Susana estaba atada. Llegué a un cuarto y estaba ella, Susana, atada con cinturones en la cama, rápidamente la desate y sentí que alguien caminaba, me escondi y era Christian, llegó a la pieza y le dijo a Susana...
-Ahora podremos tener sexo
Yo salí valientemente y dispare y le llegó en la mano, Susana corrió de ahí, salió del cuarto y yo también, subí al segundo piso de la casa, Christian me siguió y me oculté en el armario, él fue al balcón, estaba mirando hacia afuera, corrí y lo empujé con mucha fuerza, cayó del segundo piso y cayó encima de una trampa de osos y ésta cerró, apretándole la pierna. Bajé y con Susana nos paramos al lado de él y le dije irónicamente
-Te ves mal, estas sangrando, deberías ir al hospital... Me quedaría a charlar pero me tengo que ir. No seré injusta contigo, te daré la misma oportunidad que me diste a mi
Le pasé el serrucho, le pegué una patada en la cara
-¡Te subiste al vehículo equivocado, idiota!
Christian en un desesperado intento de salir de ahí, comenzó a gatear y otra trampa lo agarró, pero esta vez le agarró la cabeza, de éste modo quedó decapitado. Junto con Susana, nos largamos de ahí en el auto de Christian. ¿Que aprendí? Las apariencias engañan, no podemos confiar en nadie, menos en desconocidos.

El Psicópata De La CurvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora