Capítulo 45: Promesas.

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Me encuentro en este instante en un parque un poco retirado de la ciudad, es hermoso.

–¿Por qué me trajiste aquí?– pregunté mientras caminaba de la mano de Chelo.

–Solo quería pasar un lindo rato con con vos... Quiero aprovechar al máximo estos días.

–Ay, que tierno que es el Michelli. jugué un poco.

–Ah, pero si querés puedo cambiar eso.– me miró con una ceja alzada, aunque sabía que no cambiaría nada.

–Estúpido...– rei.– Me encantan este tipo de detalles.

–Lo se. Soy adivino, es un don.– me miró encogiéndose de hombros.

Seguimos caminando por un corto tiempo y tendimos una manta en el césped, estuvimos conversando, jugando y riendo siempre, es imposible no pasarla bien con este chico.

Justo ahora estábamos acostados en dicha manta, ambos en silencio mirando a la nada. Me encanta esta situación.

–Quería decirte algunas cosas...– dijo Chelo con seriedad.

–Te escucho.

–No quiero que todo esto haga cambiar la confianza que tenés conmigo.– de reojo pude notar que me miró y respondí mirándolo también.

–No lo he hecho, tampoco lo voy a hacer. ¿Que te hace pensar eso?

–He tenido varias experiencias, y cuando eso pasa nada termina bien. Solo no quiero perderte y menos volver a pasar por lo que pasé antes.– sus palabras salieron con soltura y sinceridad, haciendo desaparecer lo que por un momento dudé sobre lo que pensara el de mi.

–Bueno, olvidate de eso que no va a pasar conmigo, al contrario, me siento mucho mas cómoda al tener mis sentimientos aclarados contigo. No me vas a perder nunca, eso grabatelo.

–Ya lo se... Pero estoy en ese punto donde no me quiero encariñar porque se que tarde o temprano te irás de mi vida, todo pasa y el sufrimiento es el que siempre queda. A parte las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana.

–Te quiero demasiado, no tengo pensado irme de tu vida a menos que tu lo quieras, y se que no es así. ¿O me equivo? ¿A caso estas insinuando que de un día para otro te voy a dejar de querer?

–No, no... Para nada es solo que...– se quedo sin palabras.

–¿Que te pasa? No eres así, ayer en la entrevista parecías tan seguro de ti mismo y lo que decías.

–Ya te dije, las cosas pueden cambiar de un día para otro.

–En serio, no eres asi. ¿Donde esta el Chelo positivo que conocí? ¿El que mira todo desde el mejor ángulo?– dije, pero al ver que no conseguí respuesta traté de animarlo un poco.– Se que sonará cursi, pero haremos algo... Yo te prometo que no voy a dejar de quererte nunca, pero si sientes que el amor se apaga y ya no soy la misma, prometeme que vas a estar ahí recordadome los motivos por los cuales me enamoré de ti... ¿Hecho?– coloqué mi mano en su mejilla y deje algunas caricias.

–Lo prometo...– mostró al fin una leve sonrisa.

–¡Así me gusta!– sonreí victoriosa.

–Por cosas como esta se que me enamore de ti... Cuando algo se empieza a poner mal solo quiero correr a tus brazos, y eso no me pasa con todo el mundo.

Dejé de acariciarlo para sentarme cómodamente y demostrar inconscientemente lo que sentía con una sonrisa. Estaba alegre, tenía felicidad y amor, nunca había estado mejor. Lo juro.

De un momento a otro ya estabamos uniendo nuestros labios en un tierno beso.

–¡Ah, casi lo olvido!...– dijo al separarnos e introdujo su mano en uno de los bolsillos de su pantalón mientras yo lo observaba detenidamente.

–Con todo lo que me has brindado en estos últimos días, ahora yo quiero regalarte algo...

–Aw, no das mas de tierno.– sacó una pequeña cajita, seguramente se lo que es.

–Mi lado tierno solo lo conoce la persona que se lo merece... Nah bueno, me calmo.– reí. La abrió y al fin vi lo que era.– Compré esto para vos, espero que te guste.

Pensé que era un collar pero no, era una pulsera dorada con algunos destellos, debió pagar unos cuantos billetes por esto.

–No era necesario... Pero me encanta, lo admito.

–Un pequeño detalle no vendría mal.

Cualquier cosa buena que venga de ti no esta mal.

La colocó en mi muñeca delicadamente y ahí fue cuando la detalle mejor. Una parte de ella tenia grabado la frase: “siempre juntos” y me gustó aún mas tenerla.

Subí la mirada y vi que el no paraba de sonreirme.

–Siempre.– dije refiriéndome a su obsequio y el pareció entender ya que rompió el poco espacio que quedaba entre ambos y unió nuevamente nuestros labios.

Lo quiero demasiado.

New Life With You | Marcelo MichelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora