Doctor Styles (Larry Stylinson)

Capítulo 4

-Aún no puedo creer que necesites todo un tratamiento por una "inflamación"- dijo Jay mientras llevaba a su hijo al instituto.

-Yo tampoco- "Pero no me quejo" pensó Louis, aunque no lo dijo en voz alta.

El auto frenó y bajó desganado, despidiendo a su madre con un ademán de la mano.

-Espera- lo frenó- ¿Por cuántas semanas es el tratamiento?

-No lo sé, las que sean necesarias.

-¿Y qué harán?

-"Espero que muchas cosas, mamá". No lo sé, él me dirá.

Jay lo pensó por unos segundos pero luego asintió. La salud de su hijo era lo primero.

***

Luego de dos interminables horas en las que solo se dedicó a mirar por la ventana, se encontraba frente a su casillero intercambiando libros con pereza, cuando su celular comenzó a sonar. Lo tomó entre sus manos y miró el número. No estaba en su lista de contactos.

-¿Hola?- preguntó confuso.

-¿Paciente Louis Tomlinson?- una voz grave y rasposa contestó al otro lado de la línea, haciendo que todos sus sentidos se pusieran en alerta.

-Harry... - exclamó sorprendido- ¿Hay algo sobre el tratamiento que deba decirme?- preguntó siguiendo el juego, pero sin poder ocultar esa estúpida sonrisa que solo conseguía con el doctor.

-Emmm... sí, ¿podríamos vernos en este preciso momento para discutir su "tratamiento"?- la seriedad fingida del rizado provocó una fuerte carcajada en el ojiazul que esta vez no reprimió. Varios alumnos lo miraron raro.

-Claro, doctor Styles, ¿a qué hora?

-Bueno... en este momento no estoy en mi horario laboral, ¿te parece si nos encontramos en Milk bar?

Louis miró la hora, las puertas del instituto y a los alumnos que caminaban de un lado a otro saludándolo como si lo conocieran desde siempre. No tenía nada interesante que hacer... Además de dos horas de Geografía que con gusto se saltaría.

-Está bien, nos vemos allá, adiós Harry- y colgó. Miró el celular con la misma sonrisa idiota y se preguntó si eso podría ser considerado una cita.

Acomodó su bolso al hombro y se encaminó hacia las puertas del instituto evitando que algún profesor o directivo lo viera.

-Hey Tommo, ¿te saltarás las dos últimas horas? – preguntó Stan, su compañero de clases y buen amigo.

-No, cúbreme y toma apuntes por mí- y siguió caminando. Lo más probable era que crearan mil rumores sobre una posible cita con alguna chica guapa y con grandes senos que no iba al instituto. "Si supieran que prácticamente le entregué mi trasero a un doctor condenadamente sexy", pensó.

Luego de caminar las cinco cuadras que separaban el instituto de la cafetería, se dio cuenta de algo muy importante.

Llevaba el uniforme del instituto y cargaba con un bolso lleno de libros –bueno, no tan lleno-.

"¿Qué pensará Harry si me ve así?" se preguntó a sí mismo entrando en pánico.

Caminó los metros que faltaban cabizbajo, por alguna razón temeroso de que alguien lo viera y llamara a su madre, y viniera a buscarlo, y arruinara su cita... "¿Cita? No, esto definitivamente no es una cita, es un simple desayuno con un doctor malditamente sexy que me está volviendo lo..." Pero su tren de pensamientos fue frenado rotundamente cuando cayó al piso. Había chocado con alguien.