3. Mucho que contar

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Fue Peige quien tubo que hablar primero, pero sin separar su mirada de la del chico.

—Como te llamas?

—Luxio, Luxio McMaithan y tu?

—Peige, Peige Felton. Que es ese colgante que llevas?— Peige desvió ligeramente la mirada a su colgante pero inmediatamente volvió a esos ojos bicolor.

—No importa mi collar, importas tu. Es decir, hemos venido por ti, no?— Lo último lo dijo un poco nervioso por el fallo de cometió por la primera parte de la frase.

—Y, Luxio, porque querías hablar conmigo?

—El otro día, al pasar por tu lado, vi que estabas con una carta antigua e investigué un poco por mi cuenta. Al pasar solo vi un par de palabras que no se leían bien por el desgaste pero hubieron dos que si leí bien, una palabra en latín que significa vampiro y otra que ponía Salem. Busqué esa combinación y encontré dos palabras que dijo un vampiro al ser desterrado de Salem; Decorus mirage.

En ese momento, el corazón de Peige latió mucho mas rápido de lo normal, sintió como si estuviera dando vueltas y se desmayó en los brazos de Luxio.

Al despertar, Peige no se encontraba en la enfermería de la escuela sino en casa de Luxio. Miró a todos lados desconcertada, buscando su mochila al recordar que tenia dibujos de Luxio en ella. Él apareció por la puerta con dos chocolates calientes, uno en cada mano. Al ver que estaba consciente apresuró el paso y dejó las dos tazas en su mesita de noche, se arrodilló a un lado de la cama y cogiéndola de la mano la preguntó si estaba bien y ella respondió que si. Luxio, como reflejo, soltó la mano de Peige y la llevó directa a su nuca.

—Que a pasado? Cuanto llevo aquí? Como llegué aquí? Donde está mi mochila?— Preguntó Peige muy alarmada.

—Simple y rápido: Te desmayaste, te cogí en brazos, como se había acabado la escuela te traje, tu mochila esta aquí y llevas día y medio, hoy es viernes por la tarde.— Luxio respondió rápido pero conciso y señaló un sillón detrás suyo donde, efectivamente, estaba su mochila.

—No has mirado mi mochila, verdad?— Preguntó Peige con voz preocupada pero amenazadora.

—No, no la e tocado pero te digo que te desmayaste en mis brazos, que estas en mi casa y que llevas inconsciente día y medio y solo te preocupa tu mochila?— Luxio parecía sorprendido y feliz pero intentaba que se le notara un poco furioso sin resultado.

Peige se levantó de la cama directa al sillón, abrió la mochila y se aseguró de que los dibujos no habían sido vistos. Luxio se acercó a ella pero cerró rápidamente su mochila.

—Debo volver a casa...— Dijo Peige pensativa.

—No puedes, aún estas débil.

—Llamaré a mi padre, que hora es?

—Las seis, porque?

—Mierda, ninguno de mis padres a salido del trabajo, aún.-

-No hay mas que hablar, te quedarás aquí.-

Luxio parecía aún mas feliz que antes y se notaba, se volvió a dar cuenta de los chocolates y le dio uno a Peige. Esta vez, Luxio llevaba puesta una camiseta de manga corta con cuello en V  que dejaba a Peige observar sus músculos y, a su vez, el collar de la llave.

—Tenemos tiempo, no?— Preguntó Peige desconcertando bastante a Luxio.

—T-tiempo para que?— Se le habían puesto los ojos como platos y las mejillas mas rojas que un tomate.

-Jajaja, no para lo que tu crees. Tiempo para explicarme sobre tu collar.- Peige tenía una mirada pícara pero curiosa que ni ella podría explicar.

Luxio miró hacia el collar que llevaba en el cuello, dejó de mirarlo por un segundo para mirar a Peige y se lo quitó, lo sujetó un momento en la mano antes de colocárselo en su mano a Peige. En el instante en el que sus manos se rozaron con la llave en el medio, Peige se quedó paralizada, estaba teniendo una visión. La mujer de la carta tenía un bebé en brazos y se lo estaba dando a un hombre que parecía ser su marido, la mujer le estaba poniendo el collar en el cuello del bebé, el collar con forma de corazón. Apareció otra visión donde estaba ella de pequeña con un chico jugando, llevaba el collar de Luxio. Peige volvió en si y se dio cuenta que estaban a punto de besarse Luxio y ella, también se dio cuenta de que los ojos de Luxio pasaron de ser azules y verdes a amarillos y rojos. Peige apartó la mano delicadamente del collar y él, poco a poco, fue despertando. Luxio dijo que vio todo lo que estaba pasando pero sentía que no era dueño de sus actos. En el momento en el que Peige entró en trance, Luxio entró también, en el momento en el que Peige despertó, Luxio también, parecía que algo los unía...

—Se que has visto algo, que a sido?— Luxio parecía realmente preocupado pero no por lo que acababa de hacer sino por ella.

—Vi a la mujer de la carta poniéndole al bebé el collar con el que me encontraron y luego me vi de pequeña jugando con un niño que llevaba tu collar.— No quiso decirle que al volver, los ojos de Luxio habían cambiado de color, no quería que se asustara.

—No entiendo una cosa, con el que te encontraron?

—Si, soy adoptada. Cuando los del orfanato me encontraron, dicen que llevaba un guardapelo en forma de corazón plateado con decorados y un rubí granate en el centro.

Se quedaron hablando de lo que había pasado un rato, otro reto lo pasaron en silencio pero cuando se dieron cuenta ya era muy tarde. Luxio ofreció a Peige quedarse a dormir y Peige aceptó.

—Que pasa con tus padres?— Ahora era Peige quien estaba un poco preocupada. —No se enfadarán si me encuentran aquí?

—Peige, no tengo padres.

Espejismo (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora