Parte 3: "¡Giro dramático!"

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Tercer acto


Los parpados de Alya se volvieron pesados, dificultándole así el ver claramente. Al lograrlo se sentía mareada y confundida, ¿se había desmayado? Pero eso no era todo. Un sabor metálico invadió su boca seguido del sentimiento de tener la boca llena. Su vista estaba borrosa, pero alcanzó a divisar un par de brillantes ojos que relucían en la oscuridad, que le amenazaban e irradiaban locura.

(¡Cuidado, gore!)

Sus ojos se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de que lo que tenía en la boca era una escopeta. Alya sostuvo con desesperación el par de cañones paralelos para alejarla de sí, pero esto solo hizo que su agresor apretara con más fuerza. La morocha se ahogaba y comenzaba a hacer ruidos desesperados y las lágrimas no tardaron en aparecer.

La sombra sostuvo el mango del arma delicadamente con una mano y con la otra continuó presionando, sin dejar de mirar a su víctima con diversión. Ahora Alya sentía el agrio sabor de la sangre brotar de su garganta y salir de su boca, paseando por sus labios hasta su barbilla y caer por el césped rocoso. El líquido no dejaba de salir.

¿Por qué? Pensaba con los ojos llorosos mirando hacia la nada.

Su agresor dejó a la vista sus blancos dientes y secos labios formando una sonrisa maniaca al alejar su mano del mango y...presionar lo más fuerte que se atrevía.

Se escuchó un «crack» hacer eco por todo el lugar al momento en el que la mandíbula de Alya se hizo trizas

Lo último que apareció en la mente de Alya fueron las fugaces imágenes de sus seres queridos y de...él.

El asesino tomó bruscamente de su cabello y arrastró a la ahora moribunda chica por el suelo.

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—Creo que ya deberíamos dejar de... ¡Nino! —Se interrumpió a si mismo Adrien al ver a Nino entrar apresurado a la sala, transpirando.

—Que hay... ¡Uff! Sí que es largo el terreno.

—Viniste corriendo, ¿pasó algo?

—No, nada. Es solo que reté a Alya a una carrera —dijo mientras se sentaba en el sillón contrario al rubio —. Y por cierto, ¿dónde está?

— ¿Qué? ¿No está detrás de ti? — exclamó Marinette llamando la atención de los demás.

—Pensé que había llegado antes, me perdí un poco así que...

—No puede ser Nino, seguro se perdió, ¡ve a buscarla! — exclamó esta vez Chloé mientras subía las escaleras y se perdía de vista.

—Bien, ahí voy...Adrien, me llevaré el Jeep si no te molesta, ¿no? ¡Gracias! —Dijo tan rápido que Adrien apenas y pudo reprochar mientras tomaba las llaves y corría a la salida.

—Es un estúpido...Félix va a matarme

—No creo que se enoje por eso...—Al decir esto las luces extrañamente se apagaron, sorprendiendo a los chicos que aún quedaban en el lugar.

—Debió de ser Nino con una de sus estúpidas bromas —Comentó Adrien levantándose —. Iré a ver los fusibles.

— ¡Chicos, necesito ayuda! —Gritó Chloé desde el baño del segundo piso —. ¡Es enserio!

—No, mejor ayuda a Chloé, yo traeré velas y le avisaré a Félix —Propuso Marinette.

— ¿Por qué mejor no vas tú? Son cosas de chicas...

—No creo que sea eso, seguro solo quiere hablar. Por favor...— y ante la mirada de súplica de la peli azul, el chico no pudo negarse.

—Bien, pero me debes una...—Declaró para luego subir las escaleras.

En eso Marinette se dirigió a la cocina, forzando la vista para poder encontrar las velas en un cajón. Prendió la vela y el cuarto se iluminó sutilmente haciendo que el exterior se volviera más tenebroso, la chica podría jurar haber visto una sombra masculina.

—Mira, de veras te entiendo. No olvides eso. —Dijo Adrien que se encontraba recostado a un lado de Chloé mientras tomaba una cerveza en un vaso de plástico.

—No tengo nada en contra de Alya, puede ser que en el pasado la haya molestado y puesto pescados crudos en su casillero y que ella haya hecho un artículo en el diario escolar ridiculizándome ¡Pero nos perdonamos y todo está bien ahora!, entonces, ¿por qué es mi culpa que ella tenga traumas con su cuerpo? Digo, es su problema. Ella decide ser gorda así que es su asunto, ¿sabes? Digo, ¿qué tiene que ver eso conmigo? Osea... ¿Me entiendes?

—No tengo ni la menor idea de lo que me estás hablando...­—dijo Adrien, puesto que se había perdido en la parte de los pescados crudos, había recordado ese día y lo divertido que fue mirar la cara enrojecida de Chloé y el ceño extremadamente fruncido de Alya.

Y bueno, luego de la fugaz charla y el mínimo interés del rubio, la luz regresó del mismo modo en que se fue.

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Mientras tanto, Nino buscaba con la mirada a su novia por todo el rancho.

— ¡Alya! ¿Dónde estás? —Exclamaba el moreno por todo el lugar —. Vamos, ¿dónde te escondiste? —Gritaba mientras conducía.

El lugar estaba envuelto en penumbras y lo único que alcanzaba a ver —forzadamente debido a que prácticamente estaba ciego, por lo alto de su aumento— , eran no más que yerbas altas y el camino rocoso.

Luego de un rato, decidió pasar por el lago. Buena idea, por ahora.

Y vio la inconfundible cabellera teñida de su novia, sin dudarlo, Nino bajó del vehículo y la llamó por su nombre, esperando que ella volteara, le dedicara una enojada mirada acompañada de un insulto y un golpe para luego acompañarlo al jeep.

Pero, ella no volteó.

Volvió a llamarla, se acercó a ella y le tomó del hombro. La sacudió un poco y bueno...volteó.

Salpicó sangre en la camiseta de Nino y se arqueó de una manera tan aterradora —que Nino, ni con miles de sesiones terapéuticas podría olvidar—, mostrando su quijada que amenazaba con desprenderse de su cara. Gritó tan fuerte y tan repetidamente que sentía como la garganta le raspaba.

Se había dispuesto a cargar a lo que quedaba de su novia, hasta que fue golpeado en la cabeza, cayendo así al lago. Seguido de aquello, un disparo ensordecedor se escuchó, dirigido torpemente hacia Nino.

El hombre apuntó al lago, esperando a que su víctima saliera a tomar aire, claro está que no se quedaría sumergido para siempre. Otro disparo, y logró darle en el hombro. Uno más y finalmente le dio en la cabeza.

Se tronó la espalda y el cuello, entró al jeep, tomó una botella de alcohol, caminó por el agua y sostuvo el cuerpo de su compañero; arrastrándolo mientras que con gracia bebía de la botella.

Black cats, black cats, t-the best, better than all the rest! B-L-A-C-K C-A-T-S! let's have some fucking fun!

¡Crack!

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Terminaré alargando el fic más de lo que esperé -ya que no me inspiré lo suficiente para llegar a terminarlo de golpe en ésta parte-. Raioz xD

Lamento la tardanza y uh...no sé que más decir

Bai (?)

All the Boys Love Marinette Dupain-ChengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora