Capítulo 7

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-Vamos, Brooke, ya sabes que ya no quiero nada.

Jason se encontraba sentado en el patio del instituto hablando con Brooke.

Brooke era una de sus tantas exs novias. Tenía "tantas" porque nunca llegaba a enamorarse, y si, se terminaba aburriendo, ya que cada chica que escogía para intentar algo estaba por sexo o popularidad.

-Pero, amorcito, -le dijo Brooke acariciandole la pierna- yo no dije que quería algo serio.

Jason se apartó bruscamente de Brooke. Hacía semanas que ella le hacía el mismo planteo, él le contestaba lo mismo, y ella, claro, volvía a insistir.

-Jason, no te estoy pidiendo que lo pienses en este momento, -le agarró la mano- pero tal vez puedas pensar lo bueno que nos haría seguir estando juntos...

Y Jason cansado la besó. Brooke instantáneamente accedió. Fue un beso forzado y para nada sensible. Jason dejó entrar la lengua de Brooke a su boca, mientras que la besaba, pensaba en qué temas debía enseñarle primero a Emma para que entienda bien.

Jason, luego de contar quince segundos la soltó. Brooke le sonrió y se levantó para marcharse. Al levantarse, Jason pudo ver las bragas rojas de Brooke, algo que para la mayoría podía parecerle atractivo pero para él no. Claro que podía admitir que Brooke tenía un buen cuerpo y que esas bragas podían quedarle a la perfección. Pero no era un tema que le interesara.

La gente lo veía como un chico que andaba de chica en chica, pero no lo hacía a propósito. Las chicas se interesan en él, él probaba un tiempo y se terminaba aburriendo.

Cuando él terminaba las relaciones, podían existir dos clases de chicas: las que realmente estaban ilusionadas con la relación, pero él no, y las que por cuestiones como popularidad insistían en seguir algo "informal", como Brooke.

Ya había terminado su día en el instituto. Debía encontrarse con Steel, pero a ella todavía le quedaban dos horas más. Asi que decidió ir a su casa, preparar los apuntes que necesitaría para explicarle a esa niña y luego la iría a buscar.

Llegó a su casa y se encontró a su padre comiendo.

-¿Qué tal, hijo?

Esa voz lo descolocó. Se dió vuelta y vió a su madre sirviendo comida para ella y para él también.

-Ma... Mamá. ¿Qué... Qué haces aquí?

La madre le regaló una sonrisa triste y lo invitó a comer con ellos.

-Pues... Estoy aquí. ¿No es lo importante acaso?

Jason sonrió. Fue una sonrisa que representaba tristeza y compasión.

Su madre sufría de ezquizofrenia, por eso el ver a su madre lo sorprendió tanto. Su padre la había ingresado a un internado para gente con problemas mentales.

Jason no creía que a su padre verdaderamente le importara, solo buscó el camino fácil para deshacerse de ella.

Cada tanto, su madre le mandaba cartas a él contandole lo que hacía y diciendole cuanto lo quería. A veces él iba a verla a escondidas de su padre. Ella era la única persona que le había dado amor.

Los ojos de la madre de Jason estaban remarcados de ojeras. Ya no tenía aquella expresión de vida que tenía antes cuando él era pequeño. Ahora se veía agotada, y más que nada, triste. A Jason no le parecía justo que la misma vida le quite las ganas de vivir a su madre.

Se acercó y se sentó en aquella mesa tan grande. Odiaba esa mesa. Hacía notar lo solos que estaban.

-Bien, no me quedaré mucho. He arreglado con... -no podía decir que había arreglado con Emma, para nada- Brooke, ¿recuerdan a Brooke?

Lo que dice el corazón [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora