Emma estaba esperando por Joe en el bar en el cual ella lo había citado, aunque él había insistido en verse.
Se encontraba sentada frente a una pequeña mesa redonda color verde musgo, un poco antigua.
Emma iba a aquel bar con su padre cuando era pequeña, no era un lujo, pero servían unas deliciosas malteadas de chocolate.
Comenzó a recordar cuando su padre la llevó por primera vez, ella estaba entusiasmada, su padre decía que irían a un lugar increíble. Le tapó los ojos y cuando llegaron y su padre le quitó la venda, se encontraban sentados en la misma mesa que Emma había elegido. Emma recordaba mirar a su padre confundida, ese no era un lugar increíble le había dicho. Recordaba exactamente lo que su padre le había respondido:
《No todo es como lo ves, pequeña. Puede parecer una cosa, pero tal vez te termine asombrando o decepcionando. No te guíes por las apariencias, lo de adentro es lo que cuenta.》
Y tenía razón porque cuando probó las malteadas de Pitt, el dueño del bar, estaba fascinada. Cada viernes por la tarde volvían por una malteada, hasta el día del accidente.
Emma fue despavilada de sus recuerdos por Joe.
Ahí estaba él, los cabellos rubios revueltos, una camisa leñadora con tonos rojos y negro y unos jeans desgastados. Era realmente guapo.
-¿Cómo esta, señorita? -le dijo Joe sonriendo.
Se acercó y le dió un beso en la mejilla, esto provocó que Emma sonrojara.
-¿Por qué querías verme, Joe? -preguntó Emma segura.
-Simplemente quería ver que estuvieras bien... ¿Te cruzaste con el tipo que derramó la bebida en tu vestido?
Joe parecía interesado en lo que Emma tenía para decir.
-El amigo... Jason. Me molesta desde que tengo memoria, sin razón. -Joe la miraba interesado, sus ojos azules se movían cada vez que ella movía algo- La cuestión es que hoy he estado tres horas con él y se ha comportado verdaderamente bien. Como si él hubiera cambiado desde esa noche.
Joe le tomó la mano y la miró.
-¿Crees que podría llegar a cambiar?
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Jason se dirigía a su hogar. Se encontraba cansado, estar con Emma Steel tanto tiempo lo había agotado. Se sentía mal al hacer sentir mal a otra persona, antes no lo notaba tanto, pero en ese día, se había dado cuenta que ella no merecía esto.
Su padre estaba esperandolo en la gran mesa ovalada de vidrio. Se encontraba sentado en la punta. Lucía como todos los días, con uno de sus trajes como se vería cualquier empresario.
Jason era parecido a su madre, no había parecidos entre su padre y él. Su padre era rubio, aunque estaba cubierto de canas, tenía la cabeza ovalada y los ojos un poco achinados. Al contrario, Jason tenía pelo oscuro, como su madre, se le marcaba los rasgos y la mandíbula, y tenía unos ojos grande entre miel y marrones. A veces despertaba con los ojos color miel, otros días los tenía oscuros, tan oscuros que era difícil distinguir la pupila.
-¿Has hecho lo que te pedí? -Le preguntó su padre nervioso.
Jason asintió y su padre mostró una pequeña sonrisita.
Su padre estaba por levantarse del asiento cuando Jason lo interrumpió hablando:
-Padre...
Su padre lo miró, otorgandole la palabra.
-Mira... Ya no quiero hacer esto... ¿sabes? No puedo....
Su padre parecía calmado hasta que comenzó a hablar.
-Jason, ¡tú no entiendes! ¡ESA FAMILIA NOS HA AVERGONZADO, HUMILLADO! -golpeó la mesa de vidrio y eso hizo asustar a Jason- ¡DEBEN PAGAR POR LO QUE HICIERON!
Su padre se acercó a él y lo miró fijo.
-Son gente que merece sufrir...
Su padre bajó la cabeza y Jason se atrevió a preguntar.
-¿Realmente crees que una niña de diecisiete años merece sufrir todo esto? Su padre ha muerto, no tiene amigos...
Y no pudo continuar debido al golpe que le dió su padre en la mandíbula.
-No quiero volver a escuchar que te opones a lo que digo, ¿me has oído? -le agarró la cara- limpiate antes de que venga tu madre. Dirás que fue tu amigo Miles.
-Sí, señor. -le escupió el zapato y salió de su casa.
Jason comenzó a caminar sin rumbo fijo. Ya no quería estar en esa casa. Miró el teléfono y le mandó un wpp a Emma.
¿Mañana nos vemos para tus clases particulares?
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Emma estaba con Joe cuando recibió un wpp. Era de Jason.
"¿Mañana nos vemos para tus clases particulares?"
Emma decidió clavarle visto un rato. Se encontraba observando como Joe tomaba su malteado.
-Emma, gracias por traerme aquí, son las mejores malteadas que probé en mi vida.
Joe se veía entusiasmado como cuando ella había probado por primera vez aquellas malteadas. Eso la hizo reír.
-¿De qué te ríes? -le dijo Jason curioso.
Emma lo miró sonriendo.
-Pareces un niño que ha descubierto un tesoro de golosinas.
Joe la miró y le guiño un ojo.
-Un niño bastante sexy, ¿no es así?
Eso hizo sonrojar a Emma. Era guapo y sexy, y él sabía eso.
-Podría decirse... -dijo Emma tratando de verse difícil.
Joe la miró sorprendido.
-¿Podría decirse? -Emma le miró serio- Niña, estas muerta por mi.
Este chico no tenía humildad alguna. Emma tomó eso como un reto.
-¿Sabes qué? -Joe la miró atento- Dije eso por lástima, no eres nada sexy. Se nota que estas desesperado por cumplidos y bueno, dije eso.
Joe no podía creer lo que aquella niña estaba diciendo. Estaba sentado frente a ella, pero se movió al lado de ella y se le acercó.
-¿Nada sexy? -se acercó un poco más- ¿Desesperado?
Emma podía sentir la respiración agitada de Joe. Podía ver como se le marcaba la clavícula. Lo miró fijo a los ojos.
-Nada, nada sexy...
Joe acercó su boca a la suya y le dijo en un mínimo susurro:
-¿Estas segura?
Y le dió un beso en el cuello. Eso hizo a Emma estremecer.
-Joe... -Joe le dió otro beso en el cuello- Joe, por favor, aquí no.
Joe la miró molesto.
-Oh, por favor -le tomó la muñeca con fuerza- Vamos, Emma.
Emma trató de zafarse.
-Joe, me estas lastimando...
Joe no la soltaba.
-Joe, ¡me estas lastimando! -le gritó Emma.
Joe la miró desconcertado y la soltó.
-Emma, lo siento, en serio... no me he dado cuenta... en serio.
Le miró la muñeca y notó que se veían sus pulgares marcados.
-Lo siento, en serio...
Emma lo miró.
-Está bien, debo irme. -y se marchó sin más.
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Lo que dice el corazón [Editando]
RandomAmor. Odio. Obsesión. Son cosas que nunca deberían estar juntas, pero a veces pasa, y las consecuencias no son buenas.