Dos días después, ni siquiera me permitías ver a Jack.
Me sentí impotente. ¿Qué querías de mi?
Así que compre unas rosas blancas y un pequeño broche de plata. Un corazón.
Me disponía a ir hacia tu casa.
Y te vi nuevamente.
Estabas con un sujeto.
Estabas tomando su puta mano.
Me sentí idiota. Me sentí un maldito idiota.