-¡Ave María, Mayte!- exclamó asustada, corriendo hacia su hermana. Levantó su brazo para palpar sus signos vitales, estos eran débiles. Las lágrimas de Gabriela bordeaban su rostro, era algo horroroso.
Tomó su celular, y con las manos temblorosas llamó una ambulancia, y a la policia. ¡Estaba desesperada! Exigía a gritos que la ayudarán, debía salvar a su hermana, a su sobrina, se encontraba en un estado de desespero total.
Llamó a Isabel rápidamente, no podía afrontar ella sola aquella película de terror.
-Bueno- contestó alguien del otro lado de la línea. Gabriela no podía gesticular palabra alguna, se encontraba ahogada en un mar de llanto.
-¡Gabriela Lascurain! Habla ya, me asustas, ¿qué pasa?- manifestó exasperada. Su corazón estaba desbocado de los nervios, pues solo lograba escuchar el incesante llanto de su pequeña hermana.
-Isabel... Mayte..- intentaba explicar, entre palabras cortadas –está muerta, Mayte está muerta- finalmente fue lo único que alcanzó a decir.
Isabel palideció al instante, no podía ser cierto aquello que acababa de escuchar.
-Gabriela, no juegues con eso por favor- dijo con un nudo en la garganta, su llanto amenazaba con salir. -¿dónde estás, eh?- preguntó.
-En casa de Mayte. Todo fue tan rápido.. ¡Apúrate Isabel!- explicó, no podía dejar de llorar.
-No te muevas, voy para allá ahora mismo- y colgó. Ella limpió las gotas saladas que decoraban sus mejillas, y se levantó corriendo de la cama para cambiarse. Su esposo la miraba atónito sin lograr comprender un poco la situación. Isabel sin mediar palabra alguna con él, salió a casa de su hermana. Tenía un pequeño sentimiento de culpa, nunca debió dejarla sola, no mientras culminara su embarazo. Por supuesto que no cuestionaba su capacidad de ser madre, y de saber cuidarse sola, pero es claro que en momentos como ese siempre es necesario una mano amiga.
Llegó a la casa rápidamente, ya se encontraba ahí la ambulancia. Vio a su hermana repleta de sangre, con un collarín, y una mascarilla de oxígeno. Quiso llorar como nunca, era una situación sumamente desconcertante.
-¡Isabel!- corrió Gaby a sus brazos buscando refugio –Dios mío hermana- dijo, un poco más calmada.
-¿Qué fue lo que pasó?- inquirió ella, al ver las manos y la ropa de su hermana llenas de sangre.
-¡No sé, no sé!- procuraba hablar, comenzando a llorar una vez más –cuando.. llegue.. ella estaba en el suelo... repleta de sangre.. y...- intentaba explicar exasperada.
-Ya, tranquila pequeña- besó su frente –todo está bien-.
El paramédicos se acercó a ellas –por suerte pudimos encontrar a la señora aún con vida, pero sus signos vitales están descendiendo cada vez más, hay que trasladarla inmediatamente al hospital más cercano para que la valoren- explicó –y necesito que alguna de ustedes dos me acompañe lo antes posible-.
-Tú te encargarás de avisarle a mamá y a Mimí- indicó Isa a su hermana menor -yo te prometo que todo estará bien. Solo te pido que no te tardes mucho en llegar al hospital, Mayte nos necesita-.
Gabriela brindó testimonio a la policia, y a la prensa quién ya se encontraba a las afueras del hogar de la rubia.
Isabel por su parte, con una gasa alcoholada, limpiaba el rostro de María Teresa –tú eres muy valiente, muy fuerte mi niña. Saldrás de esta, por ti y por la pequeña Sami- le hablaba con sus ojos cristalizados. Era dolorosa esa escena, realmente lo era.
En menos de 15 minutos ya se encontraban en la puerta del hospital, dirigiendo a Mayte en la camilla hasta el quirófano pues se haría con carácter de urgencia una intervención quirúrgica, ella había perdido mucha cantidad de sangre. La doctora de turno rápidamente tomó una muestra para verificar cuantos litros de sangre necesitaban transfundirle, si se contaba con la cantidad necesaria y su tipo, mientras otros doctores analizaban su estado, las posibles fracturas que pudiera tener en su cuerpo, los signos vitales del bebé.. Todo.
Mientras que en otro lado de la ciudad.
-Atención- solicitaba el doctor Manuel Mijares atrayendo la misma de los invitados que aquella noche tan especial –ustedes saben lo mucho que amo a esta hermosa mujer- miró con dulzura a Rocío, quién en poco tiempo sería su esposa, la mujer con la que compartiría el resto de su vida –es por ello que quiero decirles, esta noche tan importantes para ambos que...- procuró decir cuando el sonido insistente de su teléfono no permitió que terminara con aquel discurso que marcaría un antes y un después en su vida.
-Con permiso- dijo apenado, tomando su celular y saliendo hasta la terraza. La mujer terminó de explicarles a todos, quienes quedaron desconcertados ante la actitud de él -¡nos casamos!- las personas que estaban ahí aplaudieron, felicitándola..
-Doctor Mijares, sabemos que esta noche no debimos haberlo molestado, pero se acaba de presentar una gran emergencia. Está en quirófano una mujer embarazada, que necesita ser intervenida ahora mismo, el bebé y ella corren peligro- replicó la mujer del otro lado del teléfono –cayó por las escaleras y está desangrada-.
-Voy para allá- aseguró, colgando la llamada para buscar su chamarra. Estaba cerca del hospital, por suerte.
-Con permiso, disculpen que los haya dejado así pero el deber me llama. Ya saben, esto de ser doctor no es tarea fácil- todos rieron, a excepción de su novia, que se hallaba en estado furico.
-Mi amor- se dirigió a ella –discúlpame sí, ya te lo recompensaré- le guiñó el ojo y besó su frente. Ella lo miró con desdén –y así quieres que nos casemos.. No me imagino.-
Él la ignoró, tomó sus cosas y salió en su coche.
Llegó al hospital, entró casi corriendo para cambiarse y prepararse para la operación, mientras los doctores le explicaban todo rápidamente, no había tiempo que perder, un minuto más era capaz de afectar la vida de aquella mujer.
Helena, la enfermera, le entregó los exámenes para que él los evaluara. Los observó detenidamente leyendo cada cosa, todo estaba alterado, después observó a Mayte quién ya se encontraba conectada a los aparatos para mantenerla estable. La sangre había parado.
-Tiene 7 meses de gestación, una fuerte conmoción cerebral debido a todos los golpes que recibió en la cabeza, por lo que se asume está en un lapso amnésico temporal. Sufrió graves lesiones, que por suerte no dejaron a su paso ningún hueso roto ni ningún órgano fuera de lugar- explicó una de las doctoras – Manuel, esta operación será muy riesgosa y lo sabes. Está en juego la vida de ambos, es un caso de vida o muerte-.
Él la miró desconcertado, lo sabía perfectamente pero iba a arriesgarse a salvarlos a los dos, haría hasta lo imposible.
-¿Ya preguntaste a sus parientes...?- inquirió, colocándose el tapabocas.
-No- respondió. Nunca tenía el valor para hacerlo.
-Jazmín, sabes que es trabajo cuestionar aquel tema. Es algo que nos incumbe, no sabemos qué pueda pasar- comentó visiblemente enojado. Salió del quirófano, pensando cómo haría para dialogar aquello, era algo incuestionable, aunque esos casos siempre era la excepción.
-Familiares de la señora Lascurain- llamó. Isabel, Gabriela y doña Mimí se levantaron rápidamente al escuchar el apellido de Mayte.
-Somos nosotras- exclamaron al unísono, como si hubieran estado ensayando entretanto esperaban desesperadamente en esa sala fría y blanca.
-Bien. No les puedo mentir, ni dar falsas esperanzas, el estado de la señora es grave- aludió él –sufrió un fuerte golpe en el cráneo, lo que desató un traumatismo cerebral –explicaba con las mejores palabras posibles –tanto el bebé como ella están en una situación critica, por lo que en este justo instante haremos la operación para que nazca el pequeño..- hizo una pausa.
-¡Termine de hablar, hombre!- exigió Isabel asustada, temía lo peor.
-Haré todo lo que esté en mis manos, pero solo uno de los dos tiene la posibilidad de seguir con vida- las miró a los ojos -¿salvamos a la señora o al bebé?- cuestionó, finalmente.
Las tres se miraron atónitas, esa era una de las preguntas que nadie quisiera responder, un momento por el que nadie quisiera pasar, pero de eso se trata la vida.. Sin duda, de eso se trata la vida.
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En Carne Viva
FanfictionSolo un hombre logrará sacar a Mayte del abismo al que fue arrastrada, permitiendo que ella se levante con más fuerza que siempre y demostrándole que el amor todo lo puede.