CAPITULO 04: "ESTAS AQUÍ"

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Christofer Robín Bango

Ya pasó una semana. Mis días han sido muy tranquilos entre el trabajo y tardes de compartir con Ivan, ya que esta de vacaciones por un mes.
En toda la semana, no he sabido nada de Isabella, es como si hubiera desaparecido. Se habrá tomado vacaciones también, tengo demasiadas cosas que contarle y nada que aparece. Además de eso, tengo que buscar algo elegante para la celebración del día de mañana en la noche.

<<Suena mi celular>>

- ¿Hola? ¿George? - Pregunto, por que puede que sea un farsante, por que es raro que él llame, ya que es demasiado difícil que él y yo hablemos.

- ¿Quien podría ser Señor Bango? - ¿Desde cuando suena con respeto.

- Disculpas. - Río un poco. - Sólo que es raro que me llames tan sólo para bromear.

- Si, buen punto. - Él cambia su tono de voz. - Oye bro, llamo para preguntar si irás a la celebración de mañana, ya tu debes saber cuál.

- Es como si todos me lo recordarán una y una, y otra vez hombre. - No bromeo; mi madre, Ivan, Andy y su padre. Respiro hondo antes de seguir hablando y le pregunto: - ¿Ya tienes tu traje de gala?

- ¡Para nada! Usted debe saber que todo siempre lo hago a última hora. - Suelta una rosilla, de verdad me saca de quicio. - ¿Y tu?

- Justo ahora estoy frente al espejo, el traje es de pantalón negro y el saco es marrón algo mostaza, la camisa del interior es azul rey ¿El problema? Es que se ve muy colorido, y no quiero verme así.

- No suena tan mal. Pero bueno, es como a ti siempre te da la gana. Veamos que desastre te pones luego.

- Así es. Gracias por llamar.

- Hey de nada. Nos vemos luego "Fer Robín" - Así suele decirme. - Cuidese señor.

- Lo mismo digo tonto. - Empeño en dejarme como un viejo.

Termina la llamada.

Celeste Drew.

Mi madre tiene una tienda de vestidos muy visitada en la ciudad. Es una persona muy creativa, es como si hubiera nacido específicamente para diseñar vestidos toda su vida. La admiro mucho; de cada forma o figura es capaz de plasmar la idea en un vestido, es sensacional.
Aquel día cuando recién llegaba a casa después de aquel largo viaje, acomodaba mis cosas cuando de pronto tocan las puertas y al abrir la puerta de mi habitación veo a mi madre con un vestido guidando en un gancho en su mano; un vestido hermoso. Es semi-largo de un color rojo desde arriba y mientras baja el color se va aclarando hasta llegar a un color rosa. En los orificios del vestido, tiene formas de pétalos que le daba un toque perfecto que termine amando.
Ahora el vestido esta frente a mi, lo admiro con fascinación.

- Mamá, de verdad es hermoso. No me cansaré de repetirlo.

- Lo se hija, y ahora mucho más lo dirás por que lo uasaras mañana en la noche. - ¿De que habla? Ahora si estoy confundida.

- ¿Mañana? - Estoy extraña. - No tengo nada para mañana. No se de que hablas ¿Me llevarás a comer? - Empiezo a bromear. - ¿Es eso?

- No Celeste. - Ríe, pero niega con su cabeza. - ¿Recuerdas que te hablé de una chica a la que le diseño todos sus vestidos? - Yo asiento. - Su padre está muy feliz ya que hago feliz a su hija con mi atención; así que quiere conocerme, así que me invitó a la celebración de los cuarenta años de la empresa ''Bang'' . Será una reunión con personas muy importantes , así que el vestido es perfecto para la ocasión, ¿Si irás verdad?

- Mamá, sabes que no te dejaría ir sola. Además que te encantará verme con un vestido diseñado por ti. - El primer vestido de su diseño que aceptó ponerme, no por que no me gusten, sólo por bajo autoestima. - Gracias de verdad. - Le doy un abrazo y ella responde a él. De verdad es la mejor madre del mundo.

Andy Thompson

!No! ¡Mas a la izquierda!
Tengan cuidado ¡La fuente de chocolate!
¡A la derecha!
¡Rapido! ¡Solo quedan cuatro horas!
¡El chocolate blanco junto a las rosas!
¡No, así no es como lo ordene!
¡Se va a romper!
¡No!

Son los gritos que escucho de esta chica al preparar el lugar para la celebración, es tanta carga para una sola persona que me compadezco con solo verla.
!Esperen! Soy un tonto ¿Ella no fue quien hace una semana secuestro a una persona para torturarlo? ¡No! En realidad no importa, no guardo ningún tipo de rencor. Por eso vine aquí, al saber que la encontraría en este estado de estrés y frustración.

- Hanna... - Ella me mira con un poco de culpa. - ¿Puedo ayudarte? - Le sonrio cálidamente.

- ¿No estas molestó?

- Le hiciste algo muy malo a la persona más paciente y calmado que conozco, de seguro a él se le olvidó ¿Por que no a mí?

- Sabía que vendrías. - Ella se levanta y me abrazo.

- ¡Si, aunque sabes que no te lo mereces!

- Tonto. - Ella sabe que la quiero, así que respondo con cariño a su abrazo.

Después de un rato, la tensión se fue de ella, pues le facilite el trabajo, ya que somos un gran equipo. Fue hermoso en realidad, trabajamos duro toda la mañana en la decoración y en las sorpresas, más que le ayude a contratar a buenos músicos y un buen equipo de sonido e iluminación.
Ya para las cuatro de la tarde, todo está más que listo. El lugar se ve perfecto. El decorado de color marfil chocolate es perfecto. Las fuentes de chocolate son lo más alucinante, pues se ven como un tipo de manantial cayendo de una montaña con cristales hechos de chocolate blanco y caramelo.
El viejo Walter Andrews no se puede quejar.

- ¿Que hubiera hecho si no fueras llegado?

- ¿Tirarte de un puente? - Sigo bromenado.

- Eres los maximo. Gracias. - Ella mi mira por unos segundos a los ojos, pero su orgullo la hace volver en sí. - ¿Nos vamos? Tengo que estar de regreso para la apertura a las siente en punto.

- ¡Vamos!



Sarah Rodriguez

Ya le deje claro a todos que no iba, pero algo en mi me obliga a moverme y seguir el ritmo de todos ¿Por que este sentimentalismo tan inutil? Me hace sentir como una niña. Bueno, aunque también tengo que admitir que me estoy comprando como una, por que en realidad es sólo una fiesta de gente ricachona.
Mi madre es cocinera en aquella fábrica, de encarga de más recetas y de los tipos de chocolates y sus formas, por eso es considerada importante. Pero... ¿Por que rayos tengo que ir yo?

Sencillo... ... ...

Por ser bonita y por que aparento ser da la alta. Pues así lo veo.

- No puedes ir con el cabello así. - Dice mi madre señalando mi cabello suelto con acuse.

- Al menos lo peine. - Respondí con simplicidad.

- ¿O te peino un gorila? - ¡Quiero salir corriendo! Pero no a la fiesta.

Sin responderle para mantener las cosas en paz, me siento en la mesa junto al espejo y empiezo a punarme. Hago una cebolla con mi cabello y en ella; incrustó una rosa artificial rosada.

- ¿Feliz? - Mi ironía puede notarse.

- Te ves hermosa hija. Vámonos, no quiero llegar tarde.



CONTANDO LAS ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora