CAPÍTULO 20: TE AYUDO A CONTAR

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Ruby Flame

Ir de compras siempre me ha parecido relajante, es un día nublado y perfecto para caminar. Estoy junto a mi hermana Esmeralda y George, son muy buenos acompañantes, ya que me ayudan con buen gusto o con las cosas que compraré de comer a ¡Exacto! Son muy buenos si de comida se trata.

En centro.comercial, entramos a un espacio llamado ''Hamburguesas Esparta'', venden hamburguesas fenomenales, enormes, y sobre todo delisiosas. Al pedir nuestra orden y luego ya estar en nuestra mesa comiendo, me daba un poco de agonía ver a George comer tanta salsa de tomate y mostaza.
Fue la peor idea del mundo; comer antes de comprar fue muy tonto, por que ahora que estamos muy llenos, no queremos caminar por tanta flojera encima gracias al gran banquete.
Duramos una hora prácticamente para como quien dice ''Volver en razón'', salimos del lugar y nos dirigimos a la tienda de zapatos.
Yo solo compre los dos pares nuevos de marca que quería comprar; los tacos color vino y los fucsia. George compro los nuevos modelos de Vans, más que Esmeralda compro casi todo el lugar literalmente. Ya que se trajo consigo cada taco para cada temporada más algunos zapatos cómodos para salir a hacer ejercicio. Tuvimos que hacer nuestra primera vuelta a casa por que las cajas ya no cabían en el auto. Luego volvimos a comprar atuendos. Allí si duramos tres horas escogiendo lo que compraríamos , fueron algunas horas que se hicieron largas en el lugar.

Después de terminar de comprar lo necesario para la cena navideña, vamos al auto y acomodamos cada cosa tratando de que todo esté cómodo y no se maltraten. Ya de camino a casa, pasamos por una calle llena de edificios, en una esquina hay un señor que está vendiendo manzanas caramelizadas, los antojados y yo nos bajamos a.comprar y saciar nuestra baja de azúcar.

— ¡Ruby! — Esmeralda señala a la punta de aquel edificio frente a nosotros. — La está obligando a tirarse ¡Se va a lanzar!

—  ¡Esta loco!  Hay que hacer algo, mira las cuantas señas que le hace. — Digo asustada por aquella chica.

— ¡Miren a aquel hombre! — Señala George.

Aquel hombre Moreno de cabello castaño y buen porte, semejante a los príncipes, gritaba con fuerza — Mi amor, no lo hagas ¡No lo hagas! — Al parecer es su novio. Aquel hombre sale corriendo y entra al edificio y Esmeralda de entrometida me jala y salimos corriendo a ver que pasaba. Según ella, no nos íbamos a perder de un rescate tan heroico.
Al entrar, minutos después, vemos bajar al que parecía ser el maniático que quería matar a aquella chica, me acerco a él para defender al género femenino, pero antes que yo pudiera decirme algo a ese hombre, él abre su boca y con sus delicados labios color sandia me dice — No pasaba nada, y si fuera así, ya su gran amor la acaba de rescatar. — Siguió caminando dejándome con las palabras en la boca y directamente puedo decirle a mi corazón ¡Te enamoraste de aquellas palabras!  Solo pude ver que en su traje de gala, en la parte de su bolsillo de pecho decía su nombre con un bordado dorado.
Cuando voy a darme vuelta, lo hago de una manera tan tonta y brusca que no percaté que alguien venía detrás de mí, con quien de repente como un rayo en un árbol; choque y las hojas que llevaba en sus manos volaron por todos lados. Me sentí una tonta total, estaba muy nerviosa, y más cuando me inclino para ayudarlo a recoger todo, al levantarme, él también lo hacía al mismo tiempo que yo. Me tope con la mirada más fría y a la vez más llena de luz que había visto. Alguien moreno, de estatura media y de unos ojos oscuros que me llevaron a otros espacio en tan sólo unos segundos.

— Lo siento, no te vi. — Fue lo único que pude decirle. — De verdad lo siento.

— Descuida. — Él está más tranquilo que yo.

Lo que más logró matarme, fue su flemática sonrisa.

— A cualquiera le hubiese pasado. — Él seguía hablandome. — Y más después de ver una escena como aquella.

— S-Si , así es, fue muy hermoso.

— Hermoso es encontrar el amor de manera que no lo imaginamos.

Con esas palabras se despidió dejándome allí. Atónita y sin masa nada que pensar, vuelvo a donde esta Esmeralda y George. Luego salimos de aquel lugar y me dirijo al auto a tratar de olvidar todo viendo el paisaje nublado y que promete una tormenta de nieve está noche.

Al llegar a casa, me encuentro con la típica escena de mi hermano Zafiro borracho, con una botella en la mano y ... ¡Esperen!  ¿Zafiro está llorando? No parece mo hermano, está arrinconado y en el piso, su llanto es amargo y sus lágrimas han inundado todo su rostro.
Esmeralda y yo tratamos de calmarlo, pero él está muy mal. Por lo que sólo decido abrazarlo y poco a poco ir sintiendo como se va calmando. Le pregunto que pasó y el por qué está así. Él solo negaba con su cabeza una y otra vez. Esmeralda me pide que la mire y me muestra un papel que tiene en sus manos, quizás este un poco arrugado, pero es muy legible lo que dice; el papel era uno de los últimos resultados de los exámenes que Zafiro se había hecho, donde decía que la infección había aumentado y sólo le quedaban unos días de vida. Los cuales no se cuanto son, por que al parecer tacho con tinta el número que había allí. Así que ya estaba segura del por qué está así, como también estoy segura de que le queda poco tiempo.

— ¿Y sabes que es lo pero de que me quede tan poco tiempo? — Me pregunta con su voz áspera y entre sollozos.

No se que decirle, no quiero hacerle esa pregunta que de seguro va doler más de lo que está doliendo. Pero el igual responde.

— Lo peor es que estoy enamorado.


CONTANDO LAS ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora