¿Me Esperarás? (BTS/JiMin)

Introducción

    Mi nombre es Darline, y soy la típica chica que se esfuerza por no defraudar a sus padres. No bebo, no fumo, no salgo (por tanto, no hay citas), voy a la iglesia, cuido de mis hermanas y claro, estaréis diciendo: "normal, tendrá 14 años". Ojalá, en verdad tengo 19 y parece que vivo en una burbuja aislada del mundo y de la civilización.

    La historia comienza con esto: asistía a una escuela de idiomas y a la universidad, soy estudiante de Protocolo y Organización de Eventos. Se supone que yo estaba estudiando inglés y alemán en la escuela de idiomas, pero no. En vez de estudiar inglés debidamente, iba a clases de coreano. Había mentido a mis padres, pero como daba clases de inglés clandestinamente con algunos amigos americanos, no se daban cuenta.

     Lo gracioso, es que llevaba estudiando coreano años y ahorrando para ir a Corea del Sur desde que tenía 13 años, pero claro, mi madre nunca aprobaría que me gustaran los asiáticos (y menos físicamente), lo dicho, para ella soy como la "típica hija perfecta". Y como tal, debía encontrar un chico física, mental y profesionalmente acorde con sus preferencias (lo que podemos entender por un buen rubio de ojos azules de 2 metros, que sea abogado, religioso y ya que estamos, practicara algún deporte como Water-Polo). Pero no. Ni loca. Iba a ir a Corea del Sur y mi plan era conocer a aquel chico del que me había enamorado cuando conocí el grupo de música al que pertenecía.

   Así que ahí estaba, con una beca por mis avances en coreano. Me habían ofrecido compaginar mis estudios de coreano con los de Protocolo en la Universidad de Seúl.

    Mis padres creían que me iba a Australia, les había dicho el plan de antes, pero solo cambiando Seúl por Sindney, una mentirijilla con respecto al lugar no debía importar mucho, ¿no?

    Como ya era "adulta", tenía mi carné de conducir, así que les dije que prefería despedirme de ellos en casa, ya que si lo hacía en el aeropuerto sería demasiado duro tal y cual (todo mentira, solo deseaba huir de aquella casa de locos nada más pudiera), y les dije que me acompañaría Stefa, la que llevaba siendo mi hermana adoptiva y a efectos legales desde hacía 4 años.

    Ya con la puerta abierta y las maletas en el ascensor, los miré y dije:

  D.: Bueno, es hora de que este pájaro vuele -dije con una mezcla entre pena y alegría contenidas-.