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Kloe entro a la cocina, llevaba un blusón, el cabello despeinado, un pantalón desgastado y los ojos rojos, había perdido peso, estaba ligeramente pálida, y tenía un peculiar olor a café. David entro a la cocina, y el abrazo por la espalda dándole un pequeño beso en la coronilla

─ ¿Lo terminaste?─ preguntó David. Kloe asistió

─Anoche, después caí perdidamente dormida─ David rio entre dientes─ ¿Y Kendra?─preguntó Kloe

─Ya se fue a la escuela, dijo que hoy tenía que llegar temprano por unos exámenes─ le explicó David. Kloe torció la boca, quería antes haber podido despedirse de su hija, siempre que se iba por muy ocupada que estuviera se despedía de ella, esta vez seguramente estaba en su quinto sueño y no la escucho

─Tranquila, está bien─ Kloe asintió.─ ¿Qué ha pasado en estos días?─ Le pregunto a su esposo

─Nada realmente, una junta de padres, he pagado el agua, la luz y el teléfono, solo falta la colegiatura, pero es esta semana─

─Gracias, No sé qué haría sin ti cuando me da "LA Fiebre"─ Dijo Kloe besando su mejilla.

─Lo mismo que yo─ dijo su marido sonriendo ─Seguramente a estas alturas no tendríamos, luz, agua ni comida─ dijo riendo

Ellos se referían a la fiebre a aquellos días en los que su mente, el ordenador y el café eran uno Eran aquellas semanas en las que escribían de forma compulsiva sus libros. A sus 35 años, ambos escritores tenían alrededor de 40 libros cada uno.

"La fiebre" llego poco después de que Kendra cumpliera 12 años. Antes solo escribían por las mañanas o por las noches cuando su hija dormía, las tardes la pasaban con ella, pero después de que cumplió doce, las cosas cambiaron, ella ya era autosuficiente. No la descuidaban, comúnmente se rolaban las semanas para no afectar a su hija, Así Kendra disponía por lo menos de uno de sus padres, para cualquier cosa.

Kendra sabía, ella contaba con sus papas, con fiebre o sin fiebre. En más de una ocasión por algún festival, algún cumpleaños o alguna enfermedad.

 Kloe había tenido la Fiebre por quince días, y por fin había terminado su libro.

─ ¿Me ayudas a corregirlo?─ le pregunto a David

─Si, ve a descansar, al rato lo reviso ─ dijo dándole otro beso en la coronilla

─No se te olvide decirme que piensas sobre él, aún tengo un mes para entregárselo al editor─ David le sonrió─ Tengo suficiente tiempo para corregirlo─

─Está bien─

Kloe se dirigió a su cuarto, tomo una ducha, se metió en su cama y cayo profundamente dormida, en cuanto escucho la voz de su hija, gritando que había llegado, bajo corriendo

─Mi amor─ dijo abrazándola, ella rio

─Hola mamá─ saludo su hija

─ ¿Te apetece ir por un helado más tarde, o tienes mucha tarea?─le pregunto Kloe a su hija

─Vamos─ dijo su hija

Kloe subió a su cuarto y se cambió rápidamente, bajo a la cocina y encontró a David con Kendra riendo, Kloe nunca podría pagar lo que David había hecho por ella

En cuanto la vieron, sonrieron, y se sentaron en su lugar para comer. El celular de Kendra sonó

─Mamá, puedo contestar─ le pregunto Kendra

Hay amistades que deben quedar como eso, amistadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora