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Kloe sintió que la Fiebre ya venía, faltaban dos días para que iniciaran las vacaciones, Alex le había enviado los destinos, la gira solo sería nacional, aceptó, si la fiebre llegaba ¿qué derecho tendría ella de negarle al padre de Kendra tiempo con ella? Entonces mando un mensaje, escuchar su voz sería un tormento.

Por su parte, David, no se negó en absoluto pero decidió aceptar la decisión de Kloe. Así que el dio punto a favor, nunca había querido sustituir a Alex en la vida de Kendra, y aunque fuera legalmente su hija, no quería tener problemas con él así que le dejo a su esposa la última palabra.

"Está bien". Tecleó. Un minuto más tarde entro la llamada de Alex. Kloe contesto con manos temblorosas

─Gracias─ sonó al otro lado de la línea, su voz era rasposa, con un tono ligeramente melódico y cansado.

─De nada, pero tendré que hablar con ella diario, y no quiero nada de fiestas, ni que se quede sola, y sobretodo nada de alcohol a no ser que este enfrente de ti y con moderación, no dejes que ande entre la multitud, y por piedad, no vayas a decir que es tu hija─ dijo Kloe preocupada

─Tranquila, no quiero que este medio la absorba, ni nos absorba a nosotros, sé que has trabajado mucho para que la dejen en paz, aparte sé que se armaría un alboroto ¿Cómo la hija de Kloe Sáez, la famosa y perfecta escritora, esta con el desastroso rockero Alex Castillo?─Kloe suspiro

─Me estoy arrepintiendo─ dijo amenazante. Lo escucho suspirar del otro lado de la línea

─Sabes que es verdad... pero me callo antes de que te arrepientas─ dijo él. Ante el silencio de Kloe continuo ─Paso por ella unas horas antes, no le digas nada, quiero que sea sorpresa. Gracias y.... te quiero─ dijo colgando

Kloe se quedó petrificada.

Dos días más tarde llego Alex. Kendra grito de emoción, y casi ahorca a su mamá del abrazo tan fuerte que le dio.

Kloe por su parte estaba hecha un manojo de nervios, jamás se había separado de su hija, sabía que estaría bien, si había algo que conocía perfectamente de Alex era su lado protector, cuando eran jóvenes la había cuidado, incluso sobreprotegido, confiaba en él, suspiro al despedirse de su hija, la abrazo fuertemente, David se despidió de ella, le dio un par de consejos y un fuerte abrazo. Con un apretón de manos se despidió de Alex, le encargo a Kendra con la mirada, tal como Alex años atrás le había encargado a su familia

Kloe después de milésimo abrazo a su hija, se dirigió a Alex lo abrazo y le susurro en el oído "Cuídala, Es mi vida", él contesto con voz ronca "Nuestra vida". Kloe se alejó con ojos llorosos, Kendra tenía una sonrisa enorme, pocas veces había visto a sus padres darse una muestra de cariño

En cuanto Kendra se subió al auto Kloe se encerró en su habitación, entre los nervios y la tristeza quería estar sola. La fiebre llego, y para mantener los pensamientos que noche con noche la torturaban, empezó a escribir una nueva historia, una que tuviera un final feliz, una en la que sus personajes sacrificaran todo por estar juntos toda una vida.

Alex llevo a su hija al camión, estaba nervioso, sabía que su equipo había tomado la noticia con calma. Aun recordaba cómo semanas atrás sentados en un bar les había contado su historia con Kloe Sáez

─Lo que daría por un autógrafo de esa vieja─ dijo Adriana la bajista de su banda

─ ¿De quién?─ pregunto Alex entrometiéndose en la conversación que tenía con Rosie

─Kloe Sáez─ dijo Rosie emocionada ─La mejor escritora de nuestros tiempos, con un esposo igual de talentoso que ella, que enamoran con sus palabras─ dijo con ojos brillosos

Hay amistades que deben quedar como eso, amistadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora