Una semana junto a él.

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"Que sueño tengo, joder" pensaba Angy mientras se lavaba los dientes frente al espejo. Ya eran las 7:45, y aún tenía que vestirse, pero no se daba prisa. Le daba igual. Ella tenía sueño y se acabó. Se puso la ropa y se peinó. Cogió su maleta, dos euros para el bocata y se fue.

Bajando por las escaleras se puso los cascos a todo volumen. Un día más. Un lunes más. De repente se acordó de Julio, del día anterior. ¿Qué iba a hacer al llegar al instituto? ¿Lo saludaba? Pensó en otra cosa. Ya se enfrentaría al problema cuando se le presentara. Seguía metida en su música, hasta que vió de lejos a su mejor amiga, que también iba al instituto. Empezó a correr, saltó a la espalda de su amiga y ambas cayeron.

-¡Angy! Gilipollas, un dia me matas.

+No digas tonterías, ambas sabemos que me amas.

Juntas recorrieron el camino que quedaba hasta llegar al instituto, diciendo tonterías e insultándose.

-Marta, no me vuelvas a dejar sola el fin de semana. -Le dijo Angy a su mejor amiga.

+Lo siento tia esque me tenía que ir al pueblo, y este fin de semana creo que me tengo que ir otra vez.. Esque mi padre está empeñado en que vaya, pero yo no quiero y... ¿Angy? ¿Me estás escuchando?

Pero Angy no se enteraba de nada. Estaba demasiado ocupada viendo como Julio entraba en el instituto.

Marta, confusa, le preguntó:

+¿Te gusta Julioooooo?

-No.. Bueno.. En verdad... -Angy de puso roja. Le contó todo lo que había pasado aquel fin de semana, a lo que su amiga le respondió con un codazo.

Nada más poner un pie en el instituto Julio se le acercó y le dió un abrazo. La chica se lo devolvió y empezaron a hablar, pero el timbre les interrumpió, había que entrar en clase. Aquel día se sentaron en la misma mesa, y pasaron toda la mañana juntos, incluso quedaron por la tarde para hacer skate.

A cada día que pasaba, más juntos estaban, y más se gustaban.

Por fin viernes. Angy llevaba desde el lunes esperando que llegara aquel día, ya que, el primer día decidieron quedar para pasar la tarde entera patinando, y cenar en un Burguer King.

La chica llegó a su casa del instituto muy contenta, pero parecía que su madre no se sentía igual, y, sin motivo ninguno, la castigó sin salir. Por mucho que Angy le suplicaba su madre seguía negandose. No lo entendía. La odiaba. Se encerró en su cuarto, cogió el móvil y avisó a Julio. Este se entristeció, pero enseguida se le ocurrió una idea.

-Angy, me tengo que ir, tengo prisa, adiós.

Se desconectó. No sabía que hacer, a si que se puso a escuchar música.

Pasó cerca de una hora, y la chica recibió un whats app. Era Julio.

"¿Quieres verme?" Angy le respondió "Claro que si, me encantaría." No lo entendía, ¿a qué venía eso ahora? Dos segundos después encontró la respuesta. Tal y como dijo Julio en su mensaje, se asomó por la ventana, y allí estaba él, con su sonrisa tan perfecta, sus manos en la espalda, su pelo alvorotado y tapado con una gorra, y, como no, su skate.

-¡BAJA! -Le gritó.

Angy fue corriendo al salón, donde se encontraba su madre viendo la tele. Le suplicó y rogó que la dejara bajar abajo a su portal. No se movería de allí en toda la tarde. Tras unos cuantos chantajes, consiguió que la dejara bajar. La niña cogió su gorra y empezó a correr como nunca antes lo había hecho.

Skate, mi pasión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora