Conforme a tu palabra

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Julián siempre creyó en el perdón de los pecados. Sabía de la existencia de los siete pecados capitales, aquellos que te quitan de una tu pasaporte al Cielo. Por lo que sabía que Cassiel, el nombre de su adorable ángel huésped/parásito, había pecado de lujuria. Pero el perdón siempre es posible cuando el arrepentimiento es sincero. Sin embargo, Cassiel tenía dos grandes problemas. El primer problema era que no estaba arrepentido para nada; no sentía ni un ápice de vergüenza por haberse insinuado al que él consideraba el ángel más ardiente del Cielo. Lo único que lo incomodaba era haber sido tan brutalmente rechazado.

"¿Acaso no soy bonito?", preguntaba, con lágrimas en los ojos y una expresión que le arrancaba suspiros a Julián.

Y el segundo problema era que Cassiel no sólo disfrutaba y abusaba de los demás pecados, sino que Julián podría asegurar de que el angelito se inventaba dos o tres más. La pregunta ya no era por qué habían rechazado a Cassiel del Cielo o por qué no le habían dado una segunda oportunidad. La pregunta era por qué no lo habían echado antes y por qué no estaba ya en el infierno.

-¿Acaso no me quieres aquí, Julián? -Cassiel se ponía en pose soy adorable e irresistible.

Julián tenía sentimientos encontrados gracias a esa postura.

-Eres un parásito que no mueve ni un mísero músculo para pagar mi hospitalidad. No te corro porque...

-¿Por que soy tierno? -tanteó Cassiel.

-Porque un hombre de Dios no deja pasar la oportunidad de ayudar. Salvaré tu alma, Cassiel. Volverás al Cielo, me cueste lo que me cueste.

El ángel tan sólo lanzó una risita traviesa que Julián comenzaba a detestar.

Un ángel cayóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora