Carta 2

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Entre a una cafetería cualquiera no recordaba si era la misma del día anterior, mi estómago rugía de hambre, no sé cuándo fue la última vez que comí algo sólido aparte de café. Me senté en la mesa más solitaria, pedí un sándwich y un café, vi mi reflejo en una taza de aluminio me veía terrible necesitaba bañarme tampoco recuerdo la última vez que lo hice, pero primero estaba la carta, comí lo más rápido que pude y saqué el sobre número dos y lo abrí.

Querido amor:

Esta es la segunda carta que te escribo, sé que es difícil lo que te voy a pedir pero quiero que lo hagas, quiero que saques todas mis cosas de nuestra casa que ahora es tu casa, de seguro no has vuelto o te mudaste a otro lugar, escuché la conversación con tu hermana de que no soportarías venderla pero tampoco vivir en ella y sé que es porque todo te recuerda a mí, quiero que la vendas y saques mis cosas, sé que lo necesitas, mi Estrellita.

Nota: Si quieres quedarte con algún recuerdo bonito de los dos hazlo, yo ya escogí el mío.

Con cariño J.

Mientras leía la carta estaba sacudiendo la cabeza, no podía hacerlo, no podía volver a esa casa, la última vez que estuve ahí fue cuando me estaba cambiando de ropa para su funeral y después de su entierro jamás volví, me sentía en un trance, y el pedirme que vuelva y que saque sus cosas es como apuñalarme en el centro de la llaga, salí corriendo de la cafetería y fui al parque, me senté debajo del árbol y abrace mis piernas, este era mi hogar, yo no tenía nada, no era nada, me repetía, mientras las lágrimas añoraban por salir, me contuve, quería volver a estar como antes, a sentir nada pero en mi mente se impregno su sonrisa, sus ojos diciéndome que tenía que hacerlo, mi yo interno me decía que era lo correcto, mi corazón aunque estaba dolido quería hacerlo pero tenía miedo determinar peor. Al Final decidí que tenía que hacerlo termine como termine.

Estaba temblando cuando entre la llave en la cerradura, vivíamos en un segundo piso, cuando la abrí, me quede de pie en la entrada, fue como recordar cuando entramos por primera vez, yo entre corriendo aquella vez ahora entre con miedo pero todo seguía igual no había ni una mota de polvo, mi hermana, cumplió su promesa de cuidarla.

Observé la casa, había tantos recuerdos, el sofá de las peleas y reconciliaciones, la cocina de guerra de comidas, el comedor sin educación, siempre ponía los pies en la mesa y yo siempre terminaba tirándole cosas y el siempre terminaba tirándome a mí, sonreí, el pasillo lleno de fotos de nuestras vacaciones, escapadas, de nuestro compromiso, boda y luna de miel, el baño de las sorpresa siempre quería bañarse conmigo. Cuando tomé la manilla de nuestra habitación contuve el aliento, estaba oscura las cortinas estaban corridas, podría oler su perfume, era mi lugar favorito de la casa, aquí nos contábamos todos nuestros secretos, miedos, sueños y nos amábamos, aquí jugábamos a las escondidas nos volvíamos niños, habíamos comprando este juego que es con las manos y los pies que no recuerdo el nombre, era divertido. No pude más y me tiré en la cama y aspire, olía a lavado pero aun sentía su perfume, me giré y miré hacia el techo, tenía que sacar sus cosas, apreté los ojos y me puse de pie antes de que me arrepintiera pero primero necesitaba bañarme, me quité toda la ropa y me metí en la ducha pensé que de un momento al otro en el entraría y me asustaría pero no pasó, me lavé la cabeza, todo, estaba muy sucia, seque mi cabello y me puse ropa limpia.

Saqué las cajas de la habitación que nos sobraba y abrí su armario, su olor me dio de bruces y contuve el aliento por unos segundos, todo estaba perfectamente organizado como si él fuera a volver del trabajo, estaba a punto de salir corriendo pero no lo hice sino que comencé a sacar todas sus camisas, franelas, pantalones, sus chaquetas de cuero, sus abrigos, sus zapatos, su ropa interior, sus cuadernos, sus lápices, todos sus accesorios personales y de trabajo cada uno me traía un recuerdo con él y estaba llorando cuando saqué la última cosa que quedaba en el armario, su traje de novio, lo entré en una caja, cuando todo estuvo empacado, las saque a la sala, ahora no sabía qué hacer con ellas.

No sabía con que quedarme de tantas cosas, quería quedarme con todo, amaba todo de él, fui a la habitación y cambié las sabanas eran nuevas, me tiré luego, abrí la gaveta para entrar una funda de almohada y encontré nuestros anillos de bodas, recuerdo que el día de su funeral estaba en un trance como si no entendiera lo que estaba pasando, me quite el anillo y lo había tirado en la gaveta junto con el suyo, el día más feliz de mi vida fue cuando nos casamos, agarré los anillos y busque una cadena entre mis cosas, entre los anillos en la cadena y me lo colgué del cuello este sería mi recuerdo de él.

Bajé todas las cajas al primer piso, las donaría o se las daría a alguien que las necesitara, tome un taxi y mientras iba recorriendo la calle, vi a un mendigo en un callejón era un señor mayor, detuve el taxi y entré en el callejón, le di todas las cajas me miro asombrando y me dijo que era una ¨bendición de Dios¨, yo me encogí de hombros y dije ¨tal vez¨ luego de eso volví al parque con mi bolso y mi abrigo por las rodillas.

Hola aaaaa mis lectores!!! Como se los prometí nuevo capítulo, lunes y jueves !!!! Espero que les guste y los espero en el próximo😏

No se olviden de dejarme una estrellita plis🙇y de comentar 😊!!

La última despedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora