Cómo salir de la Friendzone

Capítulo 4

Después de levantarme de el suelo con mi orgullo y dignidad en otro lado de el mundo me dirigí hacia el tipo de la fiesta, sólo para agradecer... Entre dientes.

-Emmm... Hola-. Saludé tímidamente mientras buscaba su mano para saludar.

-¿Con qué tú eres el bastardo que besó a la novia de Trevor? Hola, me llamó Alejandro.

-En primera, yo no la besé, ella me besó a mí, en segunda, sé cómo te llamas, no es como que tú nombre no esté en todos los carteles de "la mejor fiesta de todas"-. Dije intentando romper el hielo y sonar con confianza.

-¿Te llamas Carlos cierto? Chico, deberías de cerrar más la boca, literalmente, casi te la rompen de no ser por mí-. Lo dijo tan serio que pensé que me estaba alejando y me fui.

Caminé por toda la fiesta y todos me veían como si fuese un cobarde, realmente lo era, pero disimulaba mi cobardía y torpeza sonriendo y haciendo la seña de amor y paz con las manos. Oh, y por cierto. ¿Recuerdan los cameos de Stan Lee en las películas de Marvel? Bueno pues Melanie es más impredecible que eso.

-Vaya vaya, pero si aquí está el bastardo al cual le partieron el culo. ¿Cómo lo llevas Charlie?-. Lo dijo como si estuviese arrastrando la voz, sonaba algo ebria.

-Melanie, creo que estás un poco ebria, sólo un poco-. Le dije tranquilamente.

-Estoy bien Carlos-. Lo decía mientras me daba golpesitos en el pecho, Dios mío, estaba hasta el fondo. -Ves eso que está allá-. Volteé rápidamente. -Es tu dignid...-. Y sí, comenzó a vomitar.

-Okay, calma tu regadera bucal y vamos a tu auto-. Le dije mientras le daba golpesitos en la garganta.

-Hey, bastardo, si quieres cojerme debes de hablarme bonito-. Cada vez, sonaba más ebria.

-Te cojería, pero capaz y me pegas el SIDA, vamos, te llevaré a tu casa-. Mientras cruzaba su brazo por mi cuello para llevármela a lo lejos vi a Alejandro acercarse.

-Necesitas ayuda con... ¿Es eso o ella?-. La pregunta me hizo gracia, él no era tan malo después de todo.

-Es m... Se tambalea entre las dos, literalmente se tambalea, la llevaré a casa, es algo tarde y si conduce como el culo estando sobria, ten por seguro que atropellará a alguien ebria.

-Jajaja, buena esa Charlie-. ¿Por qué Charlie? ¿Quieren parecer gringos? Da igual, eso sólo mi nombre y eso no es un libro la lucirse con nombres americanos en la parte norte de México, si amigos, les hablo desde Monterrey.

Después de eso Alejandro oprimió el botón de guardias y ellos me ayudaron a cargar a Melanie hasta el auto. Estando ahí Alejandro me lanzó un condón.

-Disfrutalo ahora, me lo pagas después, y por cierto, en serio, cierra más la boca-. Me dijo con las manos en las bolsas de su pantalón de 100 dólares, sí, en dolares para que todos entiendan que es más caro que mi casa.

-Gracias, tomaré los consejos, por cierto, ¿cómo se pone esta cosa?-. Pregunté.

-Dime por favor que estás bromeando-. Puso su ojos en blanco.

Era en serio, y después de una muy detallada plática de 5 minutos acerca de como ponerte látex con lubricante en el pene me fui sin más de la fiesta. Melanie sólo venía cantando una canción de Disney y asombrandose por cada auto rojo que pasaba. Hasta que por fin rompió el silencio.

-Carlos, no me lleves a casa, mis padres me matarán si me ven en este estado-. Dijo Melanie semi dormida.

-Entonces... ¿A dónde quieres que te lleve?-. Le pregunté.

-A tu cas...-. Y sí, vomitó de nuevo.

-Jajaja. ¿Estás consciente de que este es tu auto?-. No podía aguantarme la risa, al verla casi en otra dimensión, no pensé que fuese nada malo, porque aún así, ella tenía una sonrisa, aunque fuera estúpida por el alcohol, pero seguía ahí.

Cuando llegamos a mi casa mis padres ya estaban dormidos (por suerte sino harían sus preguntas) así que pasé directamente a mi cuarto tratando de hacer el mínimo ruido posible, por su parte, Melanie venía tarareando la canción de Barney.

Entramos al cuarto y acosté a Melanie en la cama, mientras que yo bajé un viejo colchón inflable (de esos que llevas a la playa para nadar) cuando le traje un bote a Melanie para que si tuviese ganas de vomitar lo hiciera ahí ella me tomó de el brazo.

-Quedate conmigo hasta que me quede dormida-. Dijo con voz de niña combinada con el cansancio que tenía.

-¿No te gusta dormir sola?-. Le pregunté a la vez que me sentaba al pie de la cama y ella estaba tomando mi mano.

-Todas las personas que duermen solas o sin abrazar a algo o alguien, no son felices, por mi parte abrazo a un viejo conejo gigante, me recuerda a mi hermano gemelo que perdí, porque ese conejo era de él-. Ella se estaba desahogando conmigo, me estaba dando una lección de lo importante que era dormir con algo o alguien, te hace sentir que no estás solo, que alguien te vigila y no es una entidad, ella sabe lo que dice, y suena tan segura.

-Está bien estaré contigo hasta que te quedes dormida-. Me acosté detrás de ella, sólo mirándola.

-¡Ahg! Es así-. Se quejó y me tomó de el brazo para que la abrazara.

Melanie se quedó profundamente dormida a los 5 minutos y cuando lo hizo me levanté, y puse el condón que me dió Alejandro en la mesa junto a una nota que decía "Te cogí sin esto".

Cuando Melanie despertó yo estaba sentado de lado jugando en la computadora, ella vió la nota.

-¿En serio me cogiste?-. Preguntó con mientras se sobaba la cabeza de lo cruda que estaba. Me levanté de la computadora y le di algo de agua.

-¿Tú que crees?-. Le pregunté con voz pícara.

-Yo creo o que no lo hiciste, o que no lo haces bien, porque me dolería la vagina-. Dijo tratando de afirmarse a sí misma que no lo hicimos.

-Jajaja, claro que no te lo hice, sólo me pediste que me quedara contigo hasta que te quedaras dormida-. Le contesté riéndome.

-Menos mal, aún quiero ser virgen, oye, creo que debo de irme, mis padres me matarán-. Dijo ella mientras se levantaba apresurada.

-Está bien, sólo, déjame en la escuela, debo pasar por mi auto-. Ella asintió, cuando íbamos bajando las escaleras, vi a mis padres desayunando y los 2 se me quedaron viendo, le pedí a Melanie que se adelantara y mi padre se acercó a mí.

-Hijo. ¿Lo hiciste con esa chi...?-. Lo interrumpí.

-Ah no, no empecemos con esto, saquese para allá, debo irme vuelvo en un rato, y cuando llegue, nada de preguntas-. Lo dije mientras cerraba la puerta tras de mí.