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~Narro Omnicente~

Habian pasado ya dos semanas. Pareciera que hubiera pasado una eternidad, pero solo habian pasado 14 días desde que ___ desapareció. Sus padres aún estaban fuera buscandola y haciendo todo lo que pudieran, ellos dejaron de trabajar un par de días para buscarla, sus amigos no eran los mismos sin ella. Especialmente Jung Min, era como si un fantasma estuviera
ahora en su lugar, apenas y podía hablar y ya no pasaba el rato con sus amigos. Pero nadie sabía que él se culpaba a sí mismo por no salvarla, la gente pensaba que ellos habían sido novios, pero no era verdad.

~Narra Jung Min~

Desperté con el sonido del despertador que estaba cerca de mi cama, golpeé la alarma y la apagué, me levanté lentamente, y me dirigí al baño. Otro día... sin ella.

Salí del baño y me senté en mi cama, mi corazón estaba dañado ahora desde que ___ se fue. Bueno, el dolor aún seguía, de aquel accidente. Puse mi rostro en mis manos y traté de pensar claro, mi mente había estado cerrada, cansada, y como zombie últimamente. Me miré en el espejo del pasillo cuando pasé por ahí, mi piel estaba pálida, mi cabello despeinado, como siempre. Recuerdo cuando ___ solía jugar con él, y me decía que tenía cabello de rockero.

Había estado practicando basket ball a mas no poder, practicaba mucho en la escuela y después en el parque a meter algunas canastas yo solo. Necesitaba distraerme.

No consideraba en salir con mis amigos como una opción, ya que siempre salíamos con ___ y eso solo me hacía recordarla.

Aquel día que la llamé temprano, después desapareció. Entré a la habitación de mi hermanito y lo encontré dormido, supongo que su alarma no sonó. Me acerqué a él y le dí un codazo en el hombro.

- ¿Ahhh?.- bostezó.

- Levantante Michael, escuela..- le ordené. Se levantó y me abrazó por la cintura.

- Gracias Min.

Agité su cabello y me soltó, le sonreí antes de salir de su cuarto, despues bajé las escaleras y tomé una malteada que mi mamá nos deja todas las mañanas antes de irse a trabajar. Escuché un ladrido y sonreí, Leo, el perro de ___, se había quedado en mi casa desde que lo ayudé a recuperarse, Leo y mi perro se llevaban muy bien juntos.

Salí de mi casa hacia mi Dodge y me dirigí a la escuela, me estacioné y ví varios chicos en la banqueta, hablando con... aquel cretino. Los ignoré y me estacioné cerca del mustang negro de Charlie. Salí y me colgué mi mochila a mi hombro, y cerré mi auto. Caminé hacia la muchedumbre hasta que el bastardo me vio, lo miré tambien, seguimos así hasta que se dio la vuelta a una de las chicas a su lado, le susurró algo al oído y ella rió. Sentía lástima por aquellas chicas. Me alejé y continue caminando.

- ¡Hey tú!.- me gritó el estúpido. Lo ignoré y continué caminando, estaba de mal humor. - Gallina, ¿Quien es la gallinita? Gallina ¡Gallina!- seguía diciendo.

Después varios de sus amigos le hicieron como gallinas, no había palabra para describir lo ridículos que se veían. Continué caminando y pronto los perdí de vista. Aquel estúpido me va a escuchar un día. Recuerdo el sentimiento de placer aquella vez que lo golpeé. Sonreí para mí mismo y ví una chica mirándome y después sonrojarse. Continué caminando, sentía como si ___ llegaría por detrás y golpearía mi brazo y caminar junto a mi, como solía hacerlo. Pero no había nada, solo su recuerdo. Bajé la mirada y caminé hacia el gimnasio. Tenía tiempo para más canastas.

**

Después de la escuela salí de mi clase, me dirigí hacia los casilleros y listo para hacer algo de ejercicio. Hoy el gimnasio estaba abierto para cualquiera, y hablando de cualquiera, aquel bastardo estaba ahí. Lo ignoré e hice como si no estuviera ahí. Estaba a medio camino de ir a practicar cuando lo escuché mencionar mi nombre.

Amor ExtremoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora