Era una noche de tormenta en la ciudad donde vivían el señor Valdemar y su esposa, la señora Howe. Su hogar era conocido como "la casa de los espejos" ya que la pareja tenía muchos de estos. Estaban mirando en la televisión una noticia sobre un temblor en Rusia cuando, de la nada, todo se apagó, dejando un gran silencio hasta que un poco después se escuchó un ruido.
-No pasa nada, debió ser el viento que movió algo-dijo el señor Valdemar, pero su esposa no se quedó tranquila y lo mandó a revisar el altillo mientras ella revisaba el sótano.
Cuando la señora Howe entró al sótano, no había dado ni seis pasos que entre las grietas de la pared empezó a salir un humo espeso seguido por una aparición del fantasma del dueño anterior de la casa, que había sido asesinado en ese mismo sitio. El espíritu tenía un aspecto sepulcral por su horrible cabeza con un ojo azul pálido que le colgaba.
El muerto le dijo algo que a ella le parecía un zumbido extraño y con un efecto fantasmagórico se fue por un largo túnel que había creado en ese instante, y que después quedó como una salida bloqueada de escape. Rápidamente subió las escaleras para decirle a su esposo lo que había sucedido, cuando se encontró con el cadáver del hombre que tanto amaba y se puso a llorar como nunca lo había hecho hasta no poder llorar más.
Angustiada se despertó, estaba en la cama con su esposo querido. Hizo un suspiro largo y se volvió a acostar, y al hacerlo el zumbido extraño, y ahora también ensordecedor, le hizo un eco en la cabeza, solo que ahora se daba cuenta de lo que decía: "Sigue mis órdenes o este sueño se hará realidad".
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Cuentos que cuentar
RandomNo siempre se tiene tiempo para leer todo un libro, y mucho menos para escribirlo; por eso acá les traigo: "Cuentos que cuentar".