Capítulo 4

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Desde que le dije eso, Yonaka no paró de hacerme preguntas continuamente, como cuando íbamos a entrar en la habitación de Moge-ko... Supongo... ¿Que se preocupaba por mi? Yo se lo agradecía, pero no hacía falta que lo hiciese. Es más, prefería que no lo hiciera, porque...

Si llegaba a morir, el hecho de que se preocupe por mi significa que le iba a doler mi marcha... Y eso no se lo quería hacer sentir a Yonaka...

Espera, espera, ¿por que me estaba poniendo tan negativo? No, no podía seguir así. Guiaría a Yonaka y luego echaría cuentas con ese rey inhumano.

Sin embargo, los planes no suelen salir como uno quiere. Antes de poder ir a la salida, que Yonaka estaba viendo con una luminosa sonrisa, algo se nos interpuso en el camino.

El rey Mogeko, que estaba en frente de nosotros. Maldecí internamente al verle. Pensé por un momento que podía llevar a Yonaka hasta el último piso sin que se encontrará con el rey Mogeko, pero ya veía que no iba a ser tan fácil.

Entonces, cogí la mano de Yonaka lo más rápido posible y ambos huimos de allí, y entré junto con ella a una de las celdas del castillo.

-¿Que haces...? ¿Quien era ese...? ¿Y por que estamos aquí...?- me preguntó Yonaka preocupada.

-Escúchame, escúchame con atención, y no digas nada.- le dije, mirándola a sus confusos ojos.- Ese es el rey Mogeko, él que esta causando tanto mal a nuestro pueblo. Y él te quiere a ti, señorita. Y yo... no puedo permitir que te coja. Por eso ahora voy a ir a vencerle de una vez por todas.-

-¿Y yo...?- murmuró, a pesar de que ya le mencione que no quería que dijise ni una sola palabra.

-Tú quédate aquí hasta que me vaya. Yo los atraeré hasta otra parte, y así tu podrás salir. Créeme, funcionara, ese rey es demasiado estúpido.- dije con una amarga risa.

-Pero...- ella no parecía estar acorde con mi idea.- ¿Que pasa si... mueres...?- casi no pude pronunciar la última palabra.

Yo le di una sonrisa, para tranquilizarla, y también un abrazo.

-Tranquila. Si tú no mueres, todo esta bien.- murmuré, mientras me iba de la celda.- Recuerda, haz lo que te dije, Yonaka.-

Y salí, dejando a una Yonaka con lágrimas en sus ojos.

Corrí lejos de la celda, y también de la salida al exterior, para que Yonaka no tuviese ninguna problema. Y desde ahí, viendo a los Mogekos a la distancia, grité:

-¡Eh, vosotros!-

Todos ellos se giraron hacía mi, y fueron corriendo hacía donde yo estaba. Justo como quería.

-¡Tú! ¿Donde está Yonaka-tan?- me preguntó uno de los Mogekos.

-En un lugar lejos de vosotros, sana y salva.-

Mi respuesta hizo que se enfadaran más, cosa que también sabía que iba a pasar.

-¿¡Quee?! ¿¡Cómo dejaste escapar a una chica tan linda?! ¡Ahora nunca tendremos una así!- se quejó otro soldado Mogeko.

-¡¡A por él!!- exclamaron muchos Mogekos a la vez.

Ellos corrieron hacia mi, blandiendo sus armas, y yo hice lo mismo. Cogí mi espada a gran velocidad y, antes de que se diesen cuenta, ya acabé con casi todos los Mogekos.

-Muy lentos.-

Lo único que pudieron hacer es quejarse antes de que yo les diese la estocada final con la espada. Ya había derrotado a todos los soldados Mogekos, y no había sido difícil. Lo sentía por todos ellos, ya que no se convirtieron en lo que son ahora por voluntad propia, pero no tenía otra elección. Y ahora tenía que pelear con el contrincante que esperaba, y que estaba delante mía. Como os lo podéis imaginar, era el rey Mogeko.

-Nada mal, nada mal.- dijo el rey mirando a sus soldados.- Si no fuera porque estás en contra mía, hubieras sido un gran soldado Mogeko. Pero ahora... Solo eres un Mogeko Defectuoso.- me dijo con desprecio.

Apreté la espada que sostenía en mi mano con fuerza. Quería atacarle, pero aún no era el momento. Me quedaban muchas cosas por decirle. De todas formas, me mantuve en guardia por si se le ocurría atacarme.

-Nunca estaré al lado de un mal rey como tú, que no protege a nadie, solo a sí mismo. Por tu culpa, miles de personas están sufriendo en estos momentos. La gente del pueblo y incluso tus propios soldados... Ellos... Ellos ya no son lo que eran, incluso yo seguro que no lo soy... Así que...- apunté el filo de mi espada hacía el, mirándole con odio.- Prepárate para sufrir por todo lo que has hecho.-

Él me dio como respuesta una risa burlona, y cogió también su espada.

-Sinceramente, solo te escuché por que me das pena. Sino, ya te hubiera cortado esa cabeza tuya.-

Y ahí fue cuando los dos se lanzaron y empezaron la batalla.

Fue una pelea intensa y difícil. A pesar de que el rey Mogeko no era muy inteligente, si era muy fuerte, y mucho más que yo. Sin embargo, pude hacerle soltar su espada, que cogí con la mano sobrante.

-¡Me quedaré con esto!-

Clavé las dos espadas en el pecho del rey. Sonreí victorioso y aliviado. ¿Por fin... Le había derrotado...? ¿El pueblo podría estar en paz...?
Intenté sacar las espadas de su pecho...

Pero no pude.

¿Que estaba pasando? ¿Porque no consigo sacar las espadas?

Cuando intenté sacarlas, se escuchó la risa horrorizante del rey Mogeko. Le miré con terror, porque aquello solo podía significar...

-Has perdido, Mogeko Defectuoso.-

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Noté cómo las llamas consumían mi cuerpo poco a poco. No podía moverme, estaba completamente atado. No tenía escapatoria, iba a morir en esa hoguera.

La culpa que sentía me dolía mucho más que el ardor de las llamas. Saber que mi pueblo iba a seguir con la tiranía de aquel ser humano, y que yo no había podido hacer nada para evitarlo, me hace sentir el peor ser de este planeta.

Antes de que se me nublara la vista por completo, mire al frente. Yonaka seguía en la celda, y estaba llorando y gritando, seguramente mi nombre. Yo solo le di una sonrisa antes de cerrar mis ojos para siempre...

"Gracias por darme esperanza, Yonaka."

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Lo se, lo se, ya nos hicieron sufrir con su muerte y voy yo y la hago de nuevo en esta historia.

Lo se, lo se, soy muy mala persona. Tenéis el derecho de matarme si queréis ;-;

También quería avisar que no se acaba aquí, falta un capítulo que lo narrará Yonaka, y ese si que será el último.

Y nada más, esperaré por vuestra matanza colectiva ;-;

En contra del rey #COOFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora