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Desperté en una sala oscura, sin ventanas, insonorizada, el suelo y la pared estaban hechas con baldosas blancas y negras, parecía que en cualquier momento iba a aparecer un animatrónico por el techo. Miré hacia los lados y vi, a la derecha, a mi madre, y a la izquierda, una grabadora con una cinta y una nota en la que ponía "dale al play". Llamé a mi madre, estaba despierta, sin
embargo, no me contestaba. Estábamos atados por cadenas a la pared y al suelo, menos mal que la cinta estaba lo suficientemente cerca para poder llegar a ella sin problemas.
La grabación decía:

-Supongo que ya sabréis porqué estáis aquí. Más vale que nos digáis lo que sabéis, si no, lo lamentaréis. Dadle a grabar y comenzad a hablar, dentro de unas horas irá un hombre a recoger la grabación.

Pensé, "¿se supone que tengo que saber porque estoy aquí?, la verdad, no me acuerdo, solo sé que estuve buscando información sobre mi padre en aquellas extrañas cintas, salí a la calle y ya no sé más". A lo mejor es buena idea preguntárselo, en los juegos normalmente se les suele
escapar algo de información que ayuda a resolver el problema sin que se den cuenta. Le di a grabar.

-Disculpe, pero no se qué hacemos aquí. Les agradecería mucho que nos lo explicaran. No sé qué quieren que les diga. Mi madre no reacciona a nada, ¿qué la han hecho? ¿Dónde está mi tío?

No tenía nada más que decir a sí que corté la grabación y espere a que viniese el hombre ha recogerla, haber si con suerte conseguía sacarle algo de información.

Pasaron varias horas y no venía nadie, las tres de la mañana, ¿cómo era posible?, esa era la hora a la que salí de casa. Entonces recordé que mi reloj tenía una opción para mirar el día y el mes, habían pasado dos semanas.
Se abrió la puerta, entró el hombre que decían en la grabación, pero no solo se llevó la cinta, también a mi madre.

-¡Oye! ¡¿qué está haciendo, donde se la lleva?! - Pasó de mí. - ¿Qué está pasando?- Grité, pero seguía sin conseguir nada.

El hombre salió de la habitación y cerró la puerta de golpe. Mi ira iba incrementando a cada segundo que pasaba, ya me quitaron a mi padre, no permitiría que volviera a pasar. Empecé a gritar con todas mis fuerzas, las horas pasaban, pero no abandoné en ningún momento. Entró
otro hombre, llevaba en la mano un maletín enorme. Vino hacia mí, yo estaba mirando al suelo.

Agarró mi cabeza con una mano y la levantó, tenía un aspecto extraño, pelo blanco, ondulado y medianamente largo, un ojo entre cerrado y el otro muy abierto, una gran sonrisa, vestía una túnica beis con muchos bolsillos que le llegaba más abajo de las rodillas.

-¿Dónde están mi madre y mi tío?

-Tu tío es una buena persona, ¿no? Os cuida muy bien.- Tenía un tono de voz áspero, inquietante, bastante aguda para ser un hombre de unos cincuenta años. Parecía el típico tío que te persigue en los videojuegos de terror.- Respecto a tu madre, ¿porqué te iba a contestar?¿Acaso lo has hecho tú cuando te preguntamos? ¿No verdad?

Dejó el maletín en el suelo.

-¿Quién eres? ¿Qué hago aquí?

-Mi nombre es Mado. Verás, Jonathan, ¿no eres ya mayorcito para saber qué haces aquí? Supongo que tu querida madre y tu tío te lo habrán contado, a no ser que intentases que lo olvidaras.

-¿Cómo sabes mi nombre?

- Se más de lo que tú crees. Permíteme hacerte una pregunta, si no lo haces, preguntaré igual porque tú no tienes poder aquí. ¿Quieres ir con tu madre?

Me quedé un rato pensando, finalmente contesté que sí. Mado sonrió y se dio la vuelta, abrió el
maletín y sacó una aguja. Después dijo:

-Sabes Jonathan, esta anestesia se pone despacio en el cuello para no inyectarla mal, ya que si esto pasa, morirás.- Cada vez sonreía más.- Pero, la verdad, es que no me importa tu vida.

Se abalanzó sobre mí y me clavó la aguja. Acto seguido mi vista se nubló, todo el cuerpo me quemaba, empecé a gritar, solo podía oír a Mado riéndose. De repente se izo el silencio y la oscuridad.

Aparecí en una sala distinta, las paredes estaban pintadas de diversos colores mezclados, estaba atado a una silla, mi madre se encontraba a mi lado, esta vez llorando. Teníamos el cuerpo lleno de cortes y las uñas negras, habían estado experimentando con nosotros. Por un altavoz sonaba la voz de Mado:

-Ya creía que no despertarías, tu querida mamá ha estado llorando durante días. En breves momentos vendrá una persona muy especial a vigilaros y a limpiar ese desastre. Pero no estéis tristes, nos volveremos a ver.

¿Una persona especial? ¿A qué se referiría? Solo podíamos esperar a que viniese. Entonces me di cuenta de que había dicho que iba a limpiar algo, miré hacia el suelo y vi un montón de sangre, por alguna razón no me desagradaba.

Esperamos a que viniese esa persona que Mado había mencionado. Llegó el momento, entró en la sala un hombre con una capucha, vino hacia mí y se arrodillo. Me quedé perplejo observando al individuo, que estaba empezando a llorar.

-Lo siento- Susurró, su voz me resultaba familiar.- Lo siento mucho.

El hombre se quitó la capucha, y me miró fijamente con los ojos llorosos, no me podía creer, esa persona era...

DeathScripDonde viven las historias. Descúbrelo ahora