6. "Definitivamente no"

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Cuando Karissa despertó y miró el techo blanco, naturalmente su primer pensamiento fue: estoy muerta y ahora vago sin rumbo como un alma en pena.

Claro, hasta que miró a su costado y descubrió a Amira.

Tenía la cara escondida en sus brazos cruzados que estaban apoyados en la cama, su respiración era lenta y calmada, y de su boca entreabierta salían ligeros suspiros.

Karissa sonrió. Rememoró los sucesos de la noche anterior y suspiró, sin dejar caer su sonrisa. Miró por la ventana, desde donde podía ver a Peleo muy tranquilo mientras custodiaba el Vellocino de Oro, era ya de día y según sus cálculos debían de ser las siete de la mañana.

Puso su mano en uno de los brazos de Amira, sacudiéndola con suavidad.

—Amira, despierta. Ya es de día, es tarde.

La castaña se despertó sobresaltada, mirando a Karissa con los ojos bien abiertos.

—¿Qué pasó?, ¿Te sientes bien?, ¿Tienes dolores?.

Al parecer, su intento por despertarla de manera tranquila había sido un fracaso. Le sonrió con tranquilidad, negando con la cabeza.

—No, me siento bien. Gracias por quedarte conmigo.

—No seas ridícula, claro que me quedaría contigo. No agradezcas por algo como eso— Frunció el ceño y frotó sus ojos, intentando espantar el sueño. Bostezó y miró alrededor —. Ya es tarde... Ve a bañarte, te espero en pabellón.

Karissa dejó caer su cabeza.

—Me sentiría mejor si me quedara aquí...

—No. Vamos, levántate.

Tomó su brazo y la levantó sin esfuerzo, pero con cuidado. Empezó a jalar de ella, llevándola a la Cabaña 13, saludando a Travis y Connor por el camino.

Karissa entró a su cabaña, no tan sorprendida ante la ausencia de sus hermanos. Se dio un baño rápido, se cepilló y peinó su cabello, vistiéndose sin realmente ver qué se ponía.

Pensó en hacerse la enferma, pero sabía que Amira no se iba a tragar eso. Gruñó con fastidio, pero igual salió de la cabaña, mirando a Amira con un puchero. Por supuesto que no iba a esperarla en el pabellón mientras que ideaba una manera de escapar.

La hija de Apolo negó con la cabeza, volviendo a tomar su brazo, dejándola a merced de sus viles intenciones.

Bien, quizás estaba siendo un poco dramática, pero de verdad que no quería ver a nadie en esos instantes.

Chris se acercó a ellas, sonriendo alegremente.

—Buenos días, chicas.

—Buenos días.

Ambas respondieron automáticamente, una más alegre que la otra.

Cualquiera que pasara por ahí, se daría cuenta inmediatamente de el contraste de humores en esa escena.

Dos personas felices de la vida, en su burbuja del amor y felicidad, escupiendo flores y respirando arco iris.

Y otra persona, rodeada de un ambiente depresivo, con su alma saliendo de ella en cada suspiro desganado.

Pero claro, esa era Karissa exagerando.

Los tres semidioses se dirigieron al pabellón, en donde se separaron. Pudo comprobar que sus pensamientos eran acertados, pues todos murmuraban y la miraban, algunos más disimulados que otros. Comió en compañía de Hazel, quien le explicó que Nico había salido esa mañana a realizar una tarea que le asignó su padre, y asintió con desánimo.

La Hija De Hades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora