La lluvia no paró en las siguientes dos horas, y Quirón anunció que tendrían un día libre de actividades. No se veía particularmente molesto, más bien inquieto, pero eso no evitaba que Amira se preocupara. De acuerdo, sus acciones fueron imprudentes y sólo ahora pensaba en las consecuencias, además, ¿Por qué decidió ir con Pólux y no con Karissa? ¡Apenas conocía al hijo de Dionisio y de lejos! Habían intercambiado palabras una sola vez, entonces ¿Qué demonios le pasó por la cabeza?
Sin embargo, mirándolo de cerca, sonriendo por los comentarios hilarantes de Giselle, sabía que no se arrepentía. Si sus hermanos querían que ella estuviera cómoda en el campamento, y trataban de hacer que fuera feliz, ¿Por qué no hacer lo mismo por otra persona?
"Y eso, es lo que Karissa llamaría: Tu pequeño corazón de pollo que no quieres que nadie vea." Pensó, rodando los ojos. Apoyó su mejilla en su mano izquierda, escuchando tranquilamente a Karissa hablar con Dakota.
—Entonces, Amira —Giselle alzó las cejas, pegándole con el codo en las costillas, a lo que ella gruñó—. ¿Qué se siente haber desafiado al Rey de los Dioses sin haber sido pulverizada en el intento?
Amira suspiró con fuerza.
—Es muy liberador, deberías probarlo algún día, ayuda a quitar el estrés, relaja los músculos. Toda una terapia —rodó los ojos, Giselle rió, al igual que Dakota y Pólux, pero Karissa solo la miraba con una sonrisa en los labios.
Amira alzó su ceja izquierda, haciéndole una pregunta silenciosa y Karissa como respuesta gesticuló con los labios: "Estarás bien."
Amira bufó, sabiendo que Karissa quería reconfortarla de alguna manera, porque probablemente se le notaba en la cara que estaba inquieta (O quizá solo era Karissa con sus poderes de adivinación que a veces parecía poseer).
Terminó de jugar con su comida, se levantó y le dio su ofrenda a su padre. Estaba por darse la vuelta, pero antes de irse aspiró el olor de la comida quemada, y decidió tener un poco de fe por una vez en su vida.
—Padre, por favor espero que entiendas que éstas reglas son muy estúpidas y que comprendas porqué hice lo que hice. No te pido que me protejas, pero unas palabritas de apoyo para no morir carbonizada serían completamente bienvenidas —miró al cielo con un poco de esperanza -lo cual no admitiría ni bajo amenaza de muerte y con una pistola en la cabeza-, esperando que su padre escuchara sus plegarias.
Desde que tuvo uso de razón, su padre era una figura borrosa en su memoria, casi desvanecida por completo. De no ser por la supuesta carta suya que su madre le había dado cuando cumplió los doce, hubiera creído que su progenitora la había adoptado.
Se encogió de hombros mentalmente, y siguió caminando. Consideró meterse a los campos de fresas, pero descartó la idea tan rápido como llegó: No quería perderse de nuevo, además, no estaba realmente segura de sí llegaría alguien a rescatarla en esa ocasión. Meditó en dónde pasaría el rato, y entonces, mientras analizaba los pros y contras, tropezó con una chica pelirroja de bonitas pecas que no había visto antes.
La muchacha sonrió.
—Hola Amira, un gusto en conocerte.
Amira alzó la ceja izquierda, cruzándose de brazos frente a la chica. Estaba casi segura de que no la había visto antes, ni siquiera en Captura la Bandera, ni hace un rato en el desastre del pabellón -aunque tampoco era que pudiera ver mucho últimamente-.
—Diría lo mismo, pero no te conozco —farfulló por lo bajo, tratando de recordar si la había visto o no.
—Soy Rachel.
La pelirroja extendió su mano derecha, pero Amira no la estrechó. Estaba mirándola fijamente a los ojos, completamente seria. Rachel se enderezó, sintiéndose un poco incómoda ante la mirada penetrante de la hija de Apolo.
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La Hija De Hades.
Fiksi PenggemarUn año después de la guerra contra Gaia, dos misteriosas jóvenes aparecen en el Campamento Mestizo, ambas tenían dieciséis años y eran bastante cercanas. Oh, pero eso no era todo. Ambas fueron reclamadas el día de su llegada, una era hija de Apolo...