-Dime que no es cierto.
-Lo es.
-¿Y estás bien?
-¿En que lugar de tu retorcida mente me veo bien, Amira?- Habló Karissa entre dientes, mirándose en un espejo que le prestó una hija de Afrodita, Lacy. No estaba enojada.
¿Por qué debería estar enojada?, sólo le dieron una grandiosa paliza en la arena. Nada menos de lo que ella misma esperaba, en realidad.
No estaba siendo sarcástica cuando decía que no estaba enfadada. Sólo le dolía.
Joder que sí dolía.
Resumiendo cuentas, Clarisse le había pateado el trasero en la arena, dejándola un poco más que magullada y un poco menos que muerta.
Will, hijo de Apolo y consejero de cabaña, le había dicho que se aplicara una loción que le aliviaría el dolor, sin embargo, el único alivio que podía sentir hasta ahora era que Chris no sabía de su situación porque al parecer seguía analizando la información que Amira le había confiado.
Pero claro, eso no quería decir que Nico no se iba a enterar de lo sucedido. La miraba con intensidad desde su lugar, sentado justo frente a ella en el pabellón, y ya hace un rato que había dejado de prestarle atención, si debía ser sincera. Ni siquiera le importaba que Amira siguiera a su lado con sus instintos protectores en todo su esplendor.
Lo que le importaba por ahora era que su espalda, abdomen, piernas y todo su cuerpo, dolía.
Sentía como si su cerebro hubiera decidido tomar unas vacaciones para no ver los problemas en los que se metía al seguir sus impulsos.
Trataba de recordar algo que debía hacer pero no podía. Sabía que lo olvidaba, y se esforzaba como nunca en recordarlo, pero su amigable cerebro no quería cooperar y la estúpida sensación de "De verdad deberías estar haciendo esa cosa que olvidaste", no se iba.
-Disculpen.
Annabeth pasó junto a ellos, empujando a Amira levemente, visiblemente alterada, paseando su mirada por todos lados en busca de algo, o bueno, alguien. Se detuvo abruptamente a unos metros de ellos, con la espalda recta, y volteó lentamente hacia su derecha, para luego correr hacia el lago bajo la mirada curiosa de Karissa y Amira, mientras Nico sonreía de manera imperceptible.
Él sabía algo. Karissa no iba a preguntarle, de todas maneras, muy ocupada aún tratando de recordar lo que tenía pendiente.
Claro, eso no quería decir que Amira no iba a curiosear.
-Oye, Nico.- Ella llamó su atención- Tu sabes que le pasa a Annabeth, ¿Verdad?
-Puede ser. ¿Qué me darás a cambio de la información?
-Tu pide.
-Le harás una broma a los Stoll y te atendrás a las consecuencias.- Anunció Nico, mirándola con suficiencia.
La boca de Amira se abrió con sorpresa y empezó a negar repetidamente con la cabeza. Karissa los miró brevemente, antes de decidir mantenerse fuera de esos asuntos peligrosos.
Embromar a dos hijos de Hermes, el dios del ingenio, jaja.
"Suicidas" Pensó mientras se daba la vuelta y se alejaba.
-Ni en tus sueños, esos dos son capaces de ponerme serpientes en la cama mientras duermo.- Se negó con vehemencia. Quería saber lo que le pasaba a la hija de Atenea pero no tenía ganas de hacerle una visita a Hades.
-Sabía que te negarías.
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Karissa merodeaba en los campos de fresas, sintiendo sus músculos doler y su cara arder levemente ante el más leve contacto con la brisa fresca. Su mejilla izquierda tenía un moretón y su frente lucía varios raspones, tenía un corte en la pierna -que ya estaba sanando gracias a la ambrosía y el néctar que Will le había suministrado- y muchos otros moretones en distintas partes del cuerpo que la verdad no podía ubicar de manera exacta ya que dolía en todos lados.
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La Hija De Hades.
FanfictionUn año después de la guerra contra Gaia, dos misteriosas jóvenes aparecen en el Campamento Mestizo, ambas tenían dieciséis años y eran bastante cercanas. Oh, pero eso no era todo. Ambas fueron reclamadas el día de su llegada, una era hija de Apolo...