Mamá,
otra vez iba corriendo,
sin rumbo alguno,
y aunque siga queriendo,
me quedare sin ninguno.
Estaba destrozada,
llorando sin parar,
estaba lastimada,
dejando de amar.
Pero alguien se detuvo a verme,
me levantó,
comenzó a abrasarme
y me felicitó,
por ser tan fuerte
[O al menos eso cree él].
Mamá,
soy tan frágil,
tan débil,
yo no puedo volver a amar,
tan solo me voy a lastimar,
¿qué debería de hacer?
