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El humo se escapó por sus labios, simplemente asintió antes aquellas palabras. Inmóvil, así se encontraba en aquel momento, con la mirada fijamente en las manos del otro, el cual preparaba un excelente "faso", pasando la lengua delicadamente por el papelillo para luego unirlo. Simplemente volvió a sonreír, notando su expresión de total calma, como solía ser en todas las tardes de todos los días.

-¿Sigues creyendo que dejar el colegio fue buena idea?

Su mirada se levantó por un minuto, pensando muy bien en que responder, llevando al mismo tiempo el faso a sus labios, bajando ahora la mirada hacia la punta, mientras la llama del encendedor toca el principio del papelillo, encendiendose. Este le da una calada profunda, comenzando a toser al instante, aún no era experto en inhalar el fuerte humo de la marihuana.

-Mi madre no me ha dicho nada, supongo que fue buena idea. De todas formas me iba a quedar libre en dos días. -levantó sus hombros sin mucha importancia al tema del estudio, a comparación del otro, el cual aún no tenía pensado abandonar el colegio y mucho menos consumir lo mismo que su amigo. -Vamos, Kellin, sólo una probadita.-insistió por quinta vez en la tarde y nuevamente, él negó, dejando en claro que no cedería a su petición.

Era normal para ambos pasar las tardes juntos, desde que tenían 12 años. Se habían conocido cuando Oliver se mudó a tres casas de la suya, mejor dicho, Oliver fue a presentarse, ya que su difunto padre, en ese entonces lo había obligado a visitar a cada vecino. Kellin fue el único que lo dejó pasar a su casa, ignorando el hecho de que su madre había prohibido el ingreso de "extraños" a la casa. 《Mi madre salió a comprar, ven a jugar conmigo.》 Desde esas simples palabras ambos se volvieron inseparables y para su suerte, tanto Kellin como Oliver asistieron al mismo colegio, hasta que Oliver decidió dejarlo.

Enredó sus piernas entre las piernas del más tatuado, tirando el humo de su cigarrillo cerca de sus labios. Hace menos de 2 meses que ambos tenían una relación de amistad sexual y se sentían cómodos de esa forma, no era extraño, habían pasado tanto tiempo juntos, que de tantos roces terminaron aceptando que tenían una cierta atracción sexual, hasta ese momento, no pasaba de allí.

-¿Quieres follar? -Oliver mantuvo el faso entre sus labios, llevando su mano libre hacia el final de la remera de su amigo, introduciendola debajo de esta sin permiso, tocando su abdomen un poco elevado debido a la reciente gaseosa que se había tomado. Kellin asintió sin muchas vueltas, subiendo su pierna izquierda hasta el bulto de su amigo, rozando apenas con la rodilla, dando leves apretones con esta. -Eres un goloso, Kells.- Susurró demasiado bajo, subiendo su mano con mucha lentitud directamente a su tetilla izquierda, comenzando a acariciar con el dedo índice, con su típica sonrisa ladina presente y sus ojos color olivia fijos en los cambiantes grises de su amigo.

Kellin soltó una pequeña risa, estirandose un poco hacía atrás para apagar su cigarrillo, dejándolo en el cenicero para luego llevar la mano al bulto del más joven por tan sólo meses. -Me gusta tener tu pene en mi culo. -Murmuró sin vergüenza, dando un fuerte apretón sobre la tela, logrando que el castaño soltara un leve suspiro, apretando con fuerza su tetilla, como si estuviera triturando con sus dedos esa sensible parte del morocho...

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